Uno de los anuncios que más nos pilló por sorpresa durante la última BlizzCon fue la confirmación de que Blizzard estaba trabajando en una nueva mazmorra para Diablo III que recrearía fielmente el calabozo original que tuvimos que recorrer hace 20 años en la primera entrega de la saga.
Aunque muchos esperábamos un relanzamiento compatible con los sistemas operativos actuales o algún tipo de remasterización de dicha aventura, la idea de revivir la caída de Tristán y nuestras primera gran batalla contra el Señor del Terror, pero con la jugabilidad de Diablo III, se nos antojó como algo muy atractivo y con mucho potencial, especialmente si tenemos en cuenta que estamos hablando de un contenido completamente gratuito para los poseedores de la tercera entrega.
Por desgracia, el resultado final ha acabado por decepcionarnos muchísimo por múltiples factores. El primero de ellos es que esta mazmorra al final ha quedado relegada a un simple evento temporal, por lo que solo podremos jugarla durante este mes de enero a modo de celebración del 20º aniversario de la serie, una decisión que se nos antoja un tanto incomprensible, ya que no deja de ser un contenido adicional que se podría haber implementado al título de forma permanente para darle algo más de atractivo.
Independientemente de lo acuerdo o no que estemos con esta elección que ha hecho Blizzard, este "remake" de Diablo tampoco nos ha supuesto nada especial ni memorable que haga justicia a la saga, por lo que dudamos que os quedéis con ganas de rejugarlo una vez lo completéis por primera vez.
Siendo más concretos, el evento nos abre un nuevo portal en el Acto I del Modo Aventura que nos permitirá viajar al pasado, 20 años atrás, cuando Tristán cayó ante Diablo y sus hordas demoniacas, atrayendo así a diferentes héroes a las profundidades de su catedral para hacerle frente a este poderoso enemigo antes de que fuese demasiado tarde.
En el mismo momento que atravesemos el portal (el cual se encuentra, como no podía ser de otro modo, en las ruinas de la vieja Tristán) nos daremos cuenta de que la compañía ha intentado hacer que este evento sea lo más nostálgico posible, implementando para ello un filtro para "pixelar" la imagen (lo que hace que todo luzca especialmente borroso) y limitando nuestra capacidad de movimiento a tan solo ocho direcciones, lo que provoca un efecto visual en las animaciones muy característico y retro que nos ha gustado bastante.
Lo primero que podremos hacer será explorar lo que queda de la ciudad de Tristán, pudiendo interactuar con algunos cadáveres cuyas descripciones se nos muestran en cajas de texto que emulan perfectamente a las del título original, al igual que las fuentes utilizadas en ellas, aunque más allá de eso no encontraremos mucho más que hacer aquí, por lo que solo nos quedará dirigirnos a la catedral para comenzar el descenso hacia sus profundidades.
Al igual que en la aventura original, tendremos que superar 16 pisos de diseño aleatorio y repletos de monstruos que buscarán interponerse en nuestro camino hacia Diablo. Como gran parte de esta zona ya la exploramos en Diablo III, a nivel visual e incluso de estructura y diseño de salas nos encontraremos con una gran cantidad de áreas sacadas directamente de la tercera parte, a pesar de los filtros, por lo que hemos echado en falta algo más de trabajo en este sentido para que la experiencia fuese un poco más diferente.
Algo que sí que nos ha gustado mucho es que se han respetado los posibles eventos opcionales del juego original, lo que ayuda a darle variedad a la aventura y suponen los momentos más "nuevos" respecto a lo visto en la tercera entrega. También cabe destacar que se han añadido los cuatro jefes del primer título de la serie, incluyendo un rediseñado Carnicero cuyo combate tiene poco que ver con lo experimentado al final del Acto I de Diablo III.
Otro detalle al que Blizzard ha prestado mucha atención es al sonido. Tanto es así que se han vuelto a utilizar los mismos efectos y composiciones que nos habituamos a escuchar en su momento (con la misma calidad de audio incluso), y hasta aportando algunas líneas de diálogo adicionales.
Sin embargo, al final la sensación que nos ha quedado es la de haber jugado una mazmorra de Falla más, pero con un aspecto audiovisual retro y una temática muy nostálgica como principales elementos diferenciadores, ya que aquí ni las recompensas nos han parecido especialmente llamativas, más allá de las armas del carnicero para usarlas como diseño de transfiguración y algunos objetos icónicos de la aventura original para guardarlos en el Alijo como ítems de coleccionismo.
La Caída de Tristán tiene una duración muy variable dependiendo de lo que queráis pararos a explorar y de la dificultad escogida (así como de vuestro nivel y equipamiento), pero con personajes que posean un equipo decente no debería duraros mucho más de una hora. Destacar que es jugable desde nivel 1, por lo que el único requisito que tendréis para enfrentaros a lo que allí aguarda es solo tener desbloqueado el Modo Aventura. De hecho, nosotros hemos disfrutado más recorriéndola con héroes recién creados que con los nuestros habituales.
No vamos a esconder el sentimiento de decepción que nos ha quedado tras jugar esta mazmorra, ya que creemos que una fecha tan importante como el 20º aniversario de Diablo se merece una celebración mucho más elaborada y trabajada que un simple evento temporal de aspecto retro. A pesar de ello, no deja de ser una curiosidad gratuita, por lo que si os apetece echaros unas partidas a Diablo III y despertar vuestra vena nostálgica no vemos motivos para que no probéis este regreso al pasado.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar al evento La Caída de Tristán en la versión de PS4 de Diablo III: Reaper of Souls - Ultimate Evil Edition.