En la memoria colectiva de toda la comunidad de videojugadores hay ciertos títulos intocables. Juegos que gozaron de una fama inusitada, de un carisma especial y de un cariño por parte de la comunidad. Splatterhouse es uno de esos títulos. La franquicia original fue un pequeño hit en la industria durante principios de los noventa. Su marcado carácter ochentero, lleno de referencias al cine de género y su inusitada violencia gratuita, lo convirtieron en uno de los videojuegos de culto de la época. Namco, conocedora del potenciaL de su saga, ha decidido adaptar el concepto original del título a la nueva generación en una adaptación que no se ha dejado atrás ni un ápice de la violencia de la que hizo gala en su momento. ¿Preparados para la masacre? La máscara del terror nos espera.
Un turbulento origen
Splatterhouse ha sufrido un largo y tortuoso proceso de gestación. Hará unos tres años, cuando Namco se decidió a portear el título con la máxima calidad a las consolas actuales, el juego contaba como una producción de BottleRock Entertainment. Tras una serie de retrasos injustificados y una serie de problemas internos, Namco Bandai decidió arrebatarles la licencia y llevarla bajo tutela en uno de sus muchos estudios internos. Namco Bandai se ha estado empleando a fondo pare tener el juego listo para el último trimestre del presente año, y así poder lanzar el título de cara a las navidades, que como siempre, se antojan ciertamente comprometidas.
El cambio de desarrolladora parece haberle sentado bien a Splatterhouse, pero no sabemos con exactitud en qué punto se encontraba el proyecto original. La historia reciente nos dice que los cambios tan bruscos de compañía y producción no suelen beneficiar en absoluto al videojuego que los sufre, pero teniendo en cuenta lo poco que se ha visto del juego, todo parece indicar que no siempre se cumple dicha máxima.
Argumentalmente, Splatterhouse no necesita mucho. El juego de finales de los ochenta (que recordemos, fue lanzado en recreativas), contaba la historia de Rick y su novia, que en una noche de tormenta, se refugiaban en una misteriosa mansión. Allí, el peligroso y maniaco doctor West, secuestraba a su pareja. Condenado a muerte, Rick encuentra una máscara que le dota de poderes sobrehumanos. Y poco más. Al igual que la trilogía original, Rick en la nueva adaptación, pasea con su novia. De golpe y porrazo, es raptada por criaturas de pesadilla. En esta ocasión, un peligroso psicópata (que volverá a ser encarnado por el Dr.Wats), será la némesis virtual de nuestro protagonista, que se verá obligado a usar (de nuevo) una peligrosa máscara. Dicha máscara, le proporcionará poderes ilimitados a todo aquél que la porte. Y como no podría ser menos, Rick, hará uso de ella. En la nueva adaptación, la máscara hablará con Rick, y le irá guiando por los tortuosos niveles y estancias de la mansión.
Splatterhouse era un juego muy truculento y violento en su época. Si se tuviera que definir su estilo artístico, la cosa se resumiría con asombrosa facilidad: Toneladas de vísceras y litros de sangre por doquier. Con un marcado estilo 2D, la entrega original seguía el sencillo esquema de cualquier beat´em up que se precie. Seguir hacia adelante en niveles y aniquilar cualquier cosa que se pusiera por delante. Tanto en jugabilidad, como en narrativa, el título adolecía los pros y los contras del género. Por ello, Namco Bandai, en su adaptación a las nuevas tecnologías, ha optado por refrescar la fórmula original. Ahora no solo se tratará de aniquilar todo lo que se mueva con una serie de movimientos fijos, sino que se apostará por un combate más ágil, versátil y dinámico.
Rick tendrá una serie de movimientos básicos, que podrán ser ampliados y mejorados. Hablamos de que los típicos mandobles y saltos, se verán completados por una serie de habilidades exclusivas y especiales que se desbloquearán conforme matemos enemigos, como un modo salvaje, que nos hará más fuerte y violento durante un corto espacio de tiempo (junto a un cambio radical de nuestro aspecto físico), o la posibilidad de controlar los cuerpos de los caídos en combate. Rick podrá usar cualquier tipo de objeto en los escenarios para golpear a sus enemigos. Y es que Namco, conocedora de las bondades de la nueva generación de máquinas, ha optado por usar el conocido y reputado motor de físicas Havok para su juego. Con ello, tendremos nuestra particular ración de comportamiento realista en nuestros enemigos (y en sus cuerpos), así como en los efectos de la gran variedad de objetos y armas puestos a nuestra disposición.
El nuevo Splatterhouse apuesta por la fórmula a la que están inscrito los grandes, como Kratos o Dante. Es decir, niveles con buenos puzles, plataformas bien racionadas y una gran cantidad de enormes y peligrosas criaturas que harán las veces de jefes finales. Con esto, un juego que podría haber pasado como un curioso pero tapado homenaje a una franquicia olvidada, gana espectacularidad y vistosidad. A tenor de lo visto y mostrado en los trailers e imágenes, dichas criaturas se antojan bien diseñadas y muy bien implantadas dentro de la mitología e idiosincrasia de la franquicia. Con ellos, y como manda la imperante moda de los Quick Time Events (o machacar y pulsar botones en el momento oportuno), será esencial gozar de una rapidez de reflejos.
Gráficamente, Splatterhouse tiene buenas bases y no quedará antiguo, atrasado o cutre, en comparación con otros juegos de primer nivel. Rick ha sufrido un rediseño evidente, potenciando su lado salvaje y físico, y La Máscara del Terror ha pasado de ser una máscara de hockey diabólica a todo un ente con personalidad propia. Sin dejar de lado las claras referencias a Viernes 13 y su popular asesino, Jason Vorhees, Splatterhouse tiene personalidad propia. Enemigos gigantes, licántropos, zombies, extrañas criaturas con claras inspiración lovecraftiana…De todo. La variedad de criaturas es enorme, y según parece, bastante original.
Splatterhouse será lanzado en Otoño de 2010. Hasta entonces, Namco Bandai tiene tiempo de pulir aún más lo que puede ser un necesario y revindicativo homenaje, y lo que es más importante, un gran juego.