God of War es una de las sagas que, como otras exclusivas de las consolas de Sony, no ha decepcionado en ninguno de los cinco episodios que hasta el momento nos ha ofrecido: dos en PlayStation 2, dos en PlayStation Portable y una en PlayStation 3. Cada episodio ha retomado el devenir de Kratos en un momento distinto de su historia, pero sin descuidar sus características básicas: la brutalidad, la epicidad y la mitología. Kratos se prepara ahora para ofrecernos su segundo, y probablemente último episodio en PlayStation 3, y en él mantiene todas sus señas de identidad, aunque con un interesante añadido: el multijugador.
Hoy en día, aunque varios juegos se empeñan en demostrar lo contrario, el multijugador se antoja como elemento necesario para el éxito. God of War nunca ha tenido multijugador, y realmente, sentimos que tampoco lo ha necesitado.
Muchos pensarán que ésta es sólo una adición para adaptarse a las exigencias actuales del mercado y que pasará desapercibido, de manera un tanto segundona, sin ofrecer una experiencia interesante al consumidor. Pero nosotros pensamos que el modo multijugador de God of War: Ascension tiene el potencial suficiente para absorber muchas horas de nuestro tiempo. Y os contamos por qué.
God of War: Ascension nos ofrece en primera instancia seleccionar un dios al que jurar lealtad. Cada dios nos ofrece un arma distinta, así como distintas habilidades. Es, con un toque épico, la clase que marcará nuestro estilo de juego y evolución. Una vez elegida nuestra fe, podremos comenzar a personalizar nuestro personaje. Comenzamos con un guerrero cualquiera, un simple mortal –ya que si pudiésemos jugar con Kratos no tendríamos rival– que podremos mejorar según subimos de nivel o realizamos distintas tareas. Podemos desbloquear varias armaduras que nos ofrecen distintas mejoras y que podemos combinar entre sí (están divididas en piernas, torso y cabeza).
De igual modo, podemos personalizar a nuestros personajes con una reliquia, un objeto y una magia particular, todas de distintos niveles y que iremos desbloqueando. La reliquia es una especie de modificador temporal, que mejora nuestras estadísticas tras, por ejemplo, una racha de muertes o abrir un cofre. El objeto es una habilidad concreta que nos ofrece en nuestro combate, y por último, la magia nos permite utilizar un fortísimo ataque especial que sabiamente puesto en práctica nos garantiza mermar las defensas de nuestros desprevenidos enemigos. Cada uno de estos aspectos es distinto en función del dios que elijamos, lo que otorga una gran variedad al conjunto multijugador.
La jugabilidad es muy similar a la que hemos experimentado con Kratos, aunque con algunas interesantes adiciones para favorecer el componente estratégico y la variedad dentro del multijugador. Con el L1 realizaremos acciones especiales que potencian nuestros golpes o nuestra defensa. Éstos necesitan energía para funcionar, por lo que tendremos que esperar a que se recuperen tras cada uso. A diferencia del modo para un jugador, no podremos agarrar a nuestros rivales en cualquier momento, sólo cuando un indicador aparece sobre ellos. Esto sucede cuando esquivan, corren o saltan, lo que también nos fuerza a elegir sabiamente cómo salir de cada situación si no queremos que nos arrastren a un destino fatal. Por último, y aplicable a los dos modos que comentaremos a continuación, destacar cómo lo espectacular y la estrategia se dan la mano en las ‘muertes brutales’, ya que, si tenemos la sangre fría de no dar un último golpe en pleno combate podemos realizar una sangrienta aniquilación, que además nos dará más puntos que una normal.
God of War: Ascension nos permitirá, al menos, disfrutar de dos modos de juego. Uno de ellos será el popular "todos contra todos", en el que los temibles guerreros lucharán entre sí por ser el último en mantenerse en pie, haciendo buen uso de las habilidades previamente mencionadas. Por el momento sólo podemos confirmar que se enfrentarán hasta cuatro jugadores entre sí, aunque no descartamos que se amplíe la cifra en el juego final. En un escenario de dimensiones no muy amplias, los jugadores no sólo combatirán entre ellos, sino que esquivarán los peligros del entorno (o lanzarán a sus rivales contra ellos), mientras recogen armas, cofres de orbes verdes o rojos o activan trampas letales para sus enemigos.
El otro modo que hemos probado es un "captura la bandera", en el que varias zonas repartidas por el escenario serán nuestro objetivo a "conquistar". En él, dos equipos de cuatro jugadores lucharán por la supremacía en un escenario más amplio. En este modo se acentúa la estrategia, ya que se antoja necesario cooperar para salir con éxito. El mayor tamaño de los nuevos escenarios nos permite huir con mayor facilidad o sorprender al enemigo, algo que no podemos hacer con comodidad en el otro modo. En el "captura la bandera" hay muchas más trampas y peligros, además de los mencionados en el modo anterior. La espectacularidad también es superior, ya que las peleas entre ocho guerreros dan lugar a momentos verdaderamente épicos.
Visualmente, el juego vuelve a ser excelente. La solidez y fluidez es una constante independientemente de que estemos jugando con otros siete personajes y un monstruo gigante destroce el escenario a guantazos. Las animaciones vuelven a estar a gran nivel, así como la "modificación" de los cuerpos (perdiendo un brazo o rompiéndole el cuello). La iluminación vuelve a dotar al juego de gran realismo, y los personajes acaban los combates, literalmente, llenos de sangre e incluso con las tripas fuera en función de la muerte que les dediquemos. Nos llega con un doblaje excelente, con voces profesionales y a la altura que se merece God of War: Ascension, y los efectos de sonido junto a los gritos de guerreros y criaturas ponen el broche de oro a un apartado técnico que nos deja deseando ver cómo lucirá el juego final.
Pero lo más importante es que es divertido. Santa Monica Studios ha conseguido trasladar la experiencia de juego de God of War al multijugador, llenándolo de posibilidades y dándole un toque de variedad que sabe distinguirlo de jugar con Kratos, pero sin perder ni un ápice de su esencia. God of War: Ascension ofrece un multijugador brutal, sangriento, poderoso y épico, que estamos seguros de que sabrá mantenernos bastantes horas frente a la consola, y que se nos antoja como un importantísimo complemento para el modo en solitario. Nos quedamos así muy satisfechos con la experiencia, aun sabiendo que sólo hemos podido degustar una pequeña parte de todo lo que encontraremos en God of War: Ascension cuando éste llegue a nuestras consolas el próximo año.