Tendrá sus detractores tanto en la prensa como entre los jugadores, pero la secuela de Assassin's Creed sigue levantando expectativas. Los fans de Altair y su descendencia podrán comprarse dos ediciones coleccionista diferentes del juego, pues hace unos días se anunció otra más (White Edition), y tienen buenos motivos para esperar un gran juego. En el pasado E3 pudimos ver la ciudad de Venecia en todo su esplendor, y esta vez le toca el turno a Florencia, la ciudad del Renacimiento por excelencia, cuna de los Medici, hogar de Leonardo da Vinci y hervidero de conspiraciones políticas en la Italia del siglo XV.
Lo primero es lo primero, y en lo alto de una atalaya, Patrice Desilets, director creativo del juego, nos mostró cómo luce la Florencia del Renacimiento. Desde las alturas podían verse con todo lujo de detalles edificios emblemáticos como el Duomo, la Catedral de Santa María o el Palazzo Vecchio, que más adelante podíamos escalar.
Mientras que en la demo de Venecia nos mostraron una misión del juego, en esta de Florencia se centraron en las posibilidades que ofrece su mundo abierto, las misiones secundarias que podrá realizar Ezio Auditor, el descendiente de Altair envuelto en una gran vendetta contra los que asesinaron a su familia.
Ubisoft se ha tomado en serio las críticas al carácter repetitivo de la primera parte y no solo se ha esforzado por hacer misiones más variadas, sino también en dotar al juego de mucha vida más allá de éstas. El mundo del juego, como suele decirse, está repleto de vida, y Ezio tiene muchas formas de interactuar con los diferentes personajes no jugables de la ciudad. Una de ellas, la más sencilla y terriblemente fácil según pudimos ver en la demo, es robarles dinero mientras choca con ellos. No conseguiremos grandes cantidades de dinero, sino una o dos monedas, pero es fácil hacerlo, pulsando un botón, aunque tendremos que escabullirnos rápida pero sigilosamente porque algunos personajes se darán cuenta rápidamente de que les falta algo.
El dinero cobra un papel muy importante en esta secuela, ya que tendremos que adquirir armas y otros extras a los comerciantes que veremos por el mundo del juego, y suelen tener un precio muy alto. Por ejemplo, en la presentación comprábamos veneno, que luego utilizaríamos, al precio de 250 florines. La misión que segundos después comenzaríamos nos daba solo 200 florines de recompensa. El dinero también es necesario para sobornar a algunos personajes del juego, aunque de eso hablaremos más adelante. Antes de comenzar la misión que nos encomendaba Lorenzo de Medici, asesinar a un rico comerciante, pudimos ver una de las armas más llamativas del juego: la pistola. Se trata de una pistola que Ezio usará dentro de la manga de su camisa, por lo que no llamará demasiado la atención a priori, pero obviamente no cuenta con silenciador, por lo que después de apuntar (con un sistema que parecía requerir cierta habilidad) se producirá un gran estruendo al disparar. No será inteligente usarla en medio de la calle, aunque en situaciones de sigilo tampoco parece recomendable recurrir a ella.
La misión que nos encomendaba nuestro benefactor, una de las muchas misiones secundarias del juego, nos pedía el asesinato de un ciudadano de Florencia que se encontraba cerca de nosotros; tras unos saltos aquí y allá llegábamos a una plaza concurrida, y para identificar a nuestro objetivo usábamos el "ojo de águila", ese modo de visión que rodea de colores a los viandantes para saber quién es quién. El objetivo estaba teñido de rojo, pero su guardaespaldas de amarillo, y la misión nos pedía expresamente que nadie nos viese ni nos identificase. Algo así como la emblemática frase de la mafia, "que parezca un accidente".
Y vaya si lo pareció. Con el veneno que habíamos adquirido minutos atrás, nos acercamos sigilosamente a su guardaespaldas y lo envenenamos, alejándonos unos metros para ver el resultado. El guardaespaldas comenzaba a encontrarse mal y, de repente, se volvía loco y movía su alabarda sin ton ni son, acabando con el objetivo y por lo tanto cumpliendo a la perfección la misión. El envenenado seguía haciendo aspavientos armado con su peligrosa lanza, haciendo que la gente se apartase, temblando de miedo. Ni siquiera soltando monedas en el suelo, otra de las nuevas distracciones, se atrevía el populacho a acercarse al guardia envenenado, que finalmente cayó como un tronco al suelo. Aparentemente hay 30 de estas aventuras o asesinatos secundarios dispersas por todo el juego para resolver.
En la demo nos enseñaron otros detalles interesantes del mundo abierto de Assassin's Creed 2. Pudimos ver algunos nuevos objetos con los que jugar, como jarrones colgantes, que nos permiten doblar esquinas con gran rapidez. Nos abalanzamos sobre uno de ellos, y en el movimiento de vuelta saltamos doblando la esquina, manteniendo cierta velocidad. También vimos un poco de combate contra varios guardias, que resulta algo más complejo y complicado que el del primer juego, pero manteniendo sus características básicas, y cómo Ezio puede ahora pasar desapercibido entre grupos de gente, indicándonoslo el juego con un círculo en el suelo, y no solo entre monjes o gente determinada como en la primera parte.
Para la siguiente parte de la misión necesitábamos pasar desapercibidos a una zona vigilada por guardias, y qué mejor forma que pagar a unos mercenarios que pasaban por allí para que se enfrentasen a ellos y, en medio de la confusión, poder escabullirnos. Tras realizar un doble asesinato, a dos personas a la vez, con cada una de las dagas que Ezio lleva ocultas, al fin lográbamos nuestro objetivo: las catacumbas que hay debajo de la Catedral de Florencia. Entrábamos en una zona de plataformeo, y Desilets aprovechó para contarnos que aunque por esta zona es obligatorio pasar para que avance el juego, en el resto del mundo de Assassin's Creed 2 hay muchas más zonas de este tipo, que dan una duración extra de cuatro o cinco horas, y que están claramente inspiradas en Prince of Persia. En estas zonas tenemos que saltar entre plataformas, con cuidado de no caernos al vacío, e interactuar con el escenario para seguir avanzando. Si logramos llegar al final de todas las zonas y recoger todos los emblemas que allí se encuentran, recibiremos una "gran recompensa".
En el caso de ésta, tras realizar numerosos saltos nos encontrábamos con una guardia de templarios apostada bajo la Catedral, y ante nuestra presencia uno de ellos comenzaba a huir y teníamos que perseguirlo. Finalmente, llegábamos al objetivo de esta incursión: una reunión secreta, que ocurrió históricamente, en la que se planea el asesinato de los dos grandes magnates de Florencia: los hermanos Medici. Solamente Juliano de Medici sucumbió al complot, y fue asesinado en noviembre de 1478, el mismo momento en el que empieza la aventura de Ezio.
Assassin's Creed 2 sigue resultando tremendamente prometedor, aunque todavía quedan muchas incógnitas por desvelar de este título, uno de los grandes lanzamientos del año. Los fans de la primera parte se abalanzarán sobre él nada más esté en las tiendas, mientras que los otros jugadores quizás tengan alguna reserva por las ambiguas críticas recibidas por la primera parte. Ubisoft ha asegurado que esta segunda parte será aclamada unánimemente, y se ha esforzado en hacer la dinámica del juego mucho más variada, y en darnos la sensación no solo de realizar asesinatos bajo encargo, sino de vivir en pleno Renacimiento. Solo faltan tres meses para que salgamos de dudas.
