Resulta increíble que una compañía, en este caso Koei, lleve casi quince años creciendo y cosechando éxitos gracias a dos historias tradicionales de Oriente: El "Romance de los Tres Reinos", que es una forma de llamar a una Guerra Civil que se produjo en China en el siglo III d.c. tras el fin de la dinastía Han, y el mito que rodea a Nobunaga Oda, unificador (parcial) de Japón tras el periodo "Sengoku Jidai", que viene a significar algo así como "Era de la Guerra" (y que es objeto del juego Shogun: Total War). Sería como si una compañía española se hiciese de oro produciendo continuamente juegos basados en el Cid y en la guerra civil del Imperio Romano entre Julio César, Pompeyo y Marco Antonio.
Tras una buena cantidad de RPGs basados en este "romance de los tres reinos", Koei se aventuró a lanzar en el año 2000, poco después del lanzamiento de PS2, un juego "yo contra el barrio" basado en la historia, llamado Shin Sangoku Musou, que cosechó un éxito increíble en el país nipón, pero todavía menor que el de sus secuelas.
Shin Sangoku Musou no era un juego especialmente brillante en el apartado gráfico (aunque cumplía a la perfección) y además podría decirse que tenía una mecánica ciertamente monótona, pero era desconcertantemente divertido. Shin Sangoku Musou era el heredero natural –y excelentemente traspasado a la nueva generación- de juegos como Final Fight o Street Rage. Además, incluía un interesantísimo componente estratégico y el toque de RPG que todo juego posee últimamente.
Damos un salto de dos años y medio largos, y nos encontramos con el lanzamiento de la tercera entrega de la saga en Japón. Un millón de unidades en apenas una semana que convierten a esta saga en algo tan importante como Devil May Cry, Onimusha o Tekken, aunque el éxito en occidente aún está por equipararse al de Japón. Y una de esas unidades ha llegado a la redacción de Vandal, a manos de un acérrimo fan de la saga.
Shin Sangoku Musou 3 (o Dynasty Warriors 4 en España, que por cierto, ese desfase se debe a que el primer Dynasty Warriors –Sangoku Musou en Japón- era un juego de lucha 3D) incluye una buena cantidad de novedades respecto a la anterior entrega, siguiendo las líneas que ya trazó la pseudosecuela Extreme Legends, de próxima salida en España, pero mejorando en casi todos los aspectos un juego que no había experimentado mucha evolución en la segunda entrega.
La esencia del juego sigue siendo el "Yo contra el barrio" en diversas batallas ambientadas en diferentes épocas, con el componente estratégico (léase: El enemigo avanza por todos los frentes y siempre es superior a nosotros. Nosotros tenemos que pasearnos por todos los frentes haciendo que avance) y un toque RPG más acentuado; está vez hasta las armas ganarán experiencia. Pero este "Yo contra el barrio" ha cambiado bastante. En las dos anteriores entregas, lidiar con los enemigos "estándar" era muy fácil, y lo verdaderamente difícil era enfrentarse a los generales, algunos de los cuales eran desesperantemente difíciles y tediosos (recuerdo una batalla de DW3, en la que si incendiaban tu campamento vencer a Lu Meng o a Lu Xu era absolutamente imposible). En esta ocasión, los enemigos estándar son más agresivos y más audaces, aparte de tener un comportamiento menos previsible y más alterable dependiendo de cosas como el devenir de la batalla, lo lejos que estemos de nuestras líneas y un considerable factor aleatorio. Su forma de luchar es mejor, atacándonos más y parando algunos golpes (algo impensable en los anteriores juegos), e incluso nos atacarán varios a la vez en vez de hacer honor a las películas de Bruce Lee y esperarnos con expresión agresiva mientras machacamos uno por uno a sus compañeros. También nosotros contaremos con nuevas posibilidades de hacer combos mucho mayores, y habilidades específicas de cada personaje, lo que los hace diferentes entre sí no sólo en el arma y en los atributos iniciales. Hay, por cierto, tres personajes nuevos.
Un cambio importante en el modo Musou es la existencia de varias áreas por cada misión, haciendo que una batalla sea diferente la próxima vez que la juguemos, y cierta aleatoriedad en algunos sucesos de las misiones, que las hacen menos repetitivos. También destaca otro cambio, en el modo Musou no estaremos siempre con el mismo personaje, ya que tendremos la oportunidad de seleccionar a un oficial diferente (del mismo reino, se entiende) al principio de cada misión, aunque esto no parece recomendable ya que cada misión es más difícil y es conveniente centrar toda la experiencia adquirida en un solo personaje, aunque el aumento de fuerza de los personajes y de dificultad en los niveles es menos extremo que en anteriores juegos.
En cuanto al desarrollo del personaje, seguirá progresando en sus habilidades al recoger los items que "suelten" los oficiales enemigos (ahora los Gate Captains ya no dejan un escudo de Defensa +1, por lo que nos ahorraremos muchas cabalgatas por los niveles), adquiriendo así más poder de defensa y ataque, nuevos items que utilizar e incluso nuevas armas. Las armas tendrán su propia experiencia, e irán adquiriendo poderes como en los RPGs, léanse toques de fuego y similares. El sistema de guardaespaldas es el mismo que el de Xtreme Legends; irán adquiriendo experiencia siempre y cuando sobrevivan a las batallas, e irán incrementándose en número a medida que subamos de nivel de general. Finalizando las novedades, aunque seguramente dejándome muchas cosas en el tintero, el juego trae una buena cantidad de modos de juego nuevos, entre los que destaca el modo de edición, donde podremos crear a nuestros propios generales e incluso guardaespaldas.
Comentando el apartado gráfico, hay que decir que no se ha mejorado el mayor fallo de anteriores entregas, es decir, la niebla londinense que inunda todo lo que esté más lejos que veinte metros que nosotros. Sin embargo, se han mejorado la animación y los modelos poligonales de los personajes, y algunos efectos. También mejora ligeramente el framerate, aunque sin eliminar por completo los slowdowns, que aparecerán frecuentemente cuando estemos rodeados de enemigos, aunque estos ya no desaparecerán tan habitualmente como antaño.
Finalizando estas primeras impresiones de la versión japonesa, Dynasty Warriors 4 es la evolución natural de una saga triunfadora, que siguiendo el mismo esquema que los anteriores logra introducir suficientes variedades y novedades para justificar la compra por parte de un seguidor de la saga. Es la misma historia, sí, y tiene la misma niebla, pero sigue siendo uno de los juegos más divertidos que hay. Queda la incógnita de cuando llegará a Europa, ya que Koei acaba de establecerse en el continente y DW3 Extreme Legends aún está por salir. Esperemos que sea antes de Otoño.
