Un nuevo soulslike con estética grotesca no es lo más emocionante ahora mismo. Pero un nuevo soulslike con estética grotesca en primera persona es otra cosa, aunque no lo parezca. Si el juego está creado por One More Level, el estudio que ha mostrado un gran dominio de esa perspectiva con los frenéticos Ghostrunner, la idea interesa más. Si, además, la ambientación gira en torno a unas guerras napoleónicas aún más truculentas de lo que fueron, con un protagonista que oye a un Bonaparte enloquecido, la cosa, que se llama Valor Mortis, empieza a tomar una forma muy apetecible.
Terror napoleónico
Aunque los mundos tenebrosos con monstruosidades deformes puedan cansar a estas alturas, lo cierto es que la aproximación del estudio polaco es llamativa. Nuestro protagonista, un soldado más del numeroso ejército de Napoleón, se despierta en medio de una escena pesadillesca.
Los cuerpos de sus compañeros se amontonan hasta donde alcanza la vista. Hay caballos destripados y despiezados por todas partes. Los carruajes arden sobre charcos de sangre.
El entorno gélido rememora a la fallida invasión napoleónica de Rusia. Durante la primera hora de la partida, que es lo que jugamos en Gamescom, se deja entrever que se ha llegado a este punto por culpa del emperador francés. Nuestra compañía trasladaba y protegía un cofre de contenido misterioso, pero a todas luces mágico y causante del poder de Bonaparte. Quien, por cierto, habla de manera omnipotente, o parece que lo hace, al personaje que manejamos. Los mensajes sobre la patria, la importancia de la misión y el valor del ejército hacen la experiencia aún más inquietante.
Los enemigos que batallamos son los zombis y otras monstruosidades en los que se han convertido nuestros antiguos compañeros. En su funcionamiento no hay nada particularmente novedoso. La espada es el arma principal, aunque habrá más. El bloqueo gasta resistencia. El desvío o parry deja expuestos a los enemigos o los aturde, pero hay ataques que solo se pueden esquivar. Es una fórmula efectiva que hemos visto mil veces. Pero está bien aplicada, jugando con ratón y teclado da buenas sensaciones (aunque la disposición de las teclas necesita retoques), y la perspectiva en primera persona le da intensidad a la experiencia.
El buen trabajo en animaciones de los Ghostrunner va más allá en Valor Mortis. Los choques de espadas, los desvíos y las ejecuciones tienen una visceralidad inusitada. En los soulslike es habitual temer los momentos en los que varios enemigos nos rodean, pero en primera persona, esas situaciones son aún más potentes. Además, con esa perspectiva se puede intimidar más con el tamaño de los enemigos. El jefe final de la demo, realmente difícil y que obliga a aprovechar todas las posibilidades, era una criatura enorme; cuando ves a esa mole grotesca saltar hacia ti, lo que te obliga a subir la cámara, el efecto intimidatorio es mucho mayor que si fuera en tercera persona.
Para vencer al monstruo no bastaba con atacar, desviar y esquivar en los momentos apropiados, algo que tampoco era sencillo. Había que usar con cabeza el resto del arsenal. Por un lado, la pistola, que conseguimos poco antes. Se comporta como un arma a distancia de la época: los disparos son lentos y la recarga más todavía, así que había que calcular bien los tiempos para acertar a los proyectiles y a los puntos débiles. Por otro lado, los poderes. Al estilo de Bioshock, nuestro soldado va consiguiendo magias a distancia que lanza con la mano, en este caso bolas de fuego que gastan una barra de energía.
Talentos que modifican la partida
Utilizar más las armas cuerpo a cuerpo, las de fuego o los poderes dependerá de cómo se configure la partida cada jugador. El título se estructura de la manera habitual en el género: hay hogueras que sirven como punto de control, y al utilizarlas, se recuperan nuestros objetos curativos y todos los enemigos que no sean jefes reviven. En ellas también podemos usar el equivalente a las almas para subir de nivel, avanzar por el árbol de habilidades y equipar los diferentes talentos.
En estos talentos es donde vemos mucho potencial para configurar la partida al gusto. Se trata de poderes que conseguimos explorando, ya sea al encontrar caminos alternativos o como recompensa tras derrotar jefes opcionales; si bien la sección que jugamos era bastante lineal, One More Level promete niveles separados, pero con múltiples actividades opcionales en su interior y múltiples atajos. Podremos equipar más de esos talentos conforme subamos de nivel, y sus efectos van más allá de darnos más frascos curativos: por la muestra que vimos, ofrecen a la vez ventajas y desventajas para adaptar el juego a nuestras preferencias.
A finales de septiembre habrá una prueba cerrada
Si a todo esto le sumas un diseño de niveles dinámico, que recoge parcialmente el plataformeo de Ghostrunner, el resultado es un soulslike que, aunque toca las teclas habituales en el género, se percibe fresco gracias a su perspectiva y ambientación; además de divertidísimo, ya que los combates ganan peso e intensidad con la cámara en primera persona.
Le tendremos echado el ojo cuando llegue en 2026 a PC, PS5 y Xbox Series, pero si os ha llamado la atención, os gustará saber que a finales de septiembre habrá un playtest cerrado al que os podéis apuntar en la web oficial y en Steam.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar a una versión preliminar para PC en Gamescom.
























