Según se fue haciendo más caro desarrollar un videojuego, vimos cómo desaparecían esos juegos más experimentales que, en cierto modo, abundaban en la época de los 32 y los 128 bits. Es fácil pensar en experiencias como Vib Ribbon, Gitaroo Man o Space Channel 5, experiencias que prácticamente han desaparecido. Pero como siempre, los indies vienen a devolvernos lo que las superproducciones nos quitaron.
Adiós, corazones salvajes
Sayonara Wild Hearts es un juego difícil de explicar. ¿Cómo explicas Vib Ribbon? ¿Cómo explicas Parappa the Rapper? Es un título musical, sí, pero es más música que juego. Como en los títulos mencionados, la jugabilidad está diseñada alrededor de las melodías, por lo que el jugar, en su expresión más básica, será algo relativamente secundario. Sí, moriremos si no jugamos bien, pero la satisfacción viene más de lo que sentimos que de lo que pulsamos.
Desde el primer momento está claro que este título independiente viene decidido a absorber al jugador audiovisualmente. La música, clarísimamente, juega un papel fundamental, pero lo visual no se queda atrás. Utiliza una paleta de colores muy brillantes, de neón, con los que impactar en cada secuencia. Es un diseño simplista, algo plano, pero funciona a las mil maravillas.
En cierto modo, vamos a jugar el videoclip de cada canción. Cada nivel combina diferentes tipos de jugabilidad, que van desde persecuciones, a endless runners a lucha cuerpo a cuerpo. Todo es muy intuitivo y, generalmente, se limita a mover al personaje en la dirección adecuada o a pulsar los botones en el momento justo. Puede parecer sencillo –y lo es–, pero es todo tan frenético y variado que no nos da tiempo de aburrirnos en absoluto.
Aunque sólo pudimos probar una demo razonablemente cortita, nos dio tiempo de sobra a ver que cada fase está diseñada para ser rejugada. Hay unas fichas que recoger, las cuales aumentan nuestra puntuación, además de unas más grandes, más difíciles de recoger, que –imaginamos– servirán para desbloquear algo si las conseguimos todas. Es un viejo truco, pero sirve para aumentar la dificultad y darle algo más de desafío a cada nivel.
La manera más fácil de describir estos niveles sería decir que son sobre raíles, pero no creemos que esta expresión les haga justicia; como decimos, van a estar cambiando constantemente. Sí que son niveles guiados sobre los que no tenemos demasiado control, por eso nos gusta la idea de describirlos como videoclips interactivos.
Luchando contra nosotros
Sayonara Wild Hearts, aunque de manera un tanto implícita, quiere contar una historia. En la demo que probamos vimos un pequeño adelanto de esto, con nuestro personaje luchando contra una motera enmascarada que parece ser su otra mitad. No será la única rival que se cruce en su camino; hemos visto ya algunas enemigas más, que darán pie a espectaculares secuencias de acción.
En este primer contacto hemos visto la importancia que se le va a dar al estilo, a la fluidez, con movimientos coreografiados en todo momento, a veces con un toque de manga shōjo; a veces influenciado por películas de acción. Como curiosidad, sus creadores mencionan todo tipo de influencias: OutRun, Rez, WarioWare, Akira, F-Zero, Space Harrier, Gradius, Sailor Moon, Ouendan, Tron, Rhythm Paradise o Punch-Out, además de otros referentes de la música y la cultura pop.
Quizás, mirando esta lista, es más fácil entender lo que vamos a encontrar en Sayonara Wild Hearts, qué va a envolver esa banda sonora que combina pop, electrónica y dance, y que desde luego sabe causar una primera impresión inolvidable. Y eso que sólo hemos visto el principio.
Nuevas sensaciones ya conocidas
Sayonara Wild Hearts es un juego difícil de explicar. Eso puede ser algo bueno o malo, pero en este caso es de lo más positivo. A nosotros, personalmente, nos encantan los juegos musicales, y echamos mucho de menos algunas locuras como Parappa the Rapper, Space Channel o Gitaroo Man. Este título independiente no es exactamente igual que ninguno de ellos, pero es un concepto que, en cierto modo, se le acerca.
Lo nuevo de Simogo no tiene todavía fecha, pero se lanzará este año en Switch y en otras plataformas aún por determinar. Es un título para un público muy específico, pero al que creemos que hay que prestarle atención. A nosotros nos encantaron esos 10-15 minutos que pasamos con él, y esperamos que consiga seguir sorprendiéndonos hasta el final cuando llegue a nuestras consolas.
Hemos realizado estas impresiones tras probarlo en el stand de Annapurna Interactive en el E3 de 2019.