El pasado mes de agosto tuvimos la oportunidad de jugar por primera vez a Overwatch por motivo de la gamescom, un primer contacto que, tal y como os contamos, nos dejó con muy buenas sensaciones, pero que por desgracia fue extremadamente breve, lo que nos impidió profundizar en sus diferentes mecánicas todo lo que nos hubiera gustado.
Ahora y gracias al gigantesco evento que Blizzard está celebrando este fin de semana en Praga, Road to BlizzCon (que vendría a ser algo así como la Champions de los juegos de Blizzard), hemos vuelto a tener la posibilidad de echarle el guante a este esperado juego en una sesión mucho más larga y que nos ha terminado de convencer de que lo nuevo de la compañía californiana tras 17 años sin crear nuevas sagas, viene pisando muy fuerte y dispuesto a arrasar.
Para los más despistados que estéis leyendo por primera vez sobre este título, decir que estamos ante un juego de acción en primera persona que toma prestados algunos elementos típicos de los MOBA.
Aunque tranquilos, no os alarméis, ya que no se trata de un nuevo representante de este género que está tan de moda últimamente. "No es uno más".
La build a la que hemos tenido acceso ha sido la misma que en la gamescom, aunque con la diferencia de que se encontraba traducida al inglés en vez de al alemán. Esto significa que hemos vuelto a jugar en el mismo mapa, Numbani, ambientado en África, con partidas divididas en dos rondas, una de ataque y otra de defensa, en las que se enfrentan dos equipos de seis jugadores cada uno (esta será la cifra en todos los modos y mapas).
Al igual que en los MOBA, aquí tendremos que seleccionar el personaje con el que queremos jugar, que más allá de una apariencia completamente distinta nos ofrecen formas de jugar totalmente opuestas, incluso dentro de los que cumplen un mismo rol en la partida. Todos ellos gozan de características muy específicas, de su propia arma personal y de diferentes habilidades (entre tres y cuatro, depende del héroe que escojamos) que se recargan tras unos pocos segundos.
Estas habilidades pueden ir desde cosas tan básicas como correr (no todos los personajes pueden esprintar) a otras mucho más concretas, como volar, volvernos intangibles, colocar una torreta, cambiar nuestra forma, lanzar una flecha explosiva, curarnos, etcétera. El gunplay es extremadamente sencillo: las armas son ligerísimas y no tienen retroceso alguno (hay alguna que otra excepción a esta regla), favoreciendo partidas muy rápidas y ágiles en las que solo nos tendremos que preocupar de poner la mira donde queramos y disparar mientras saltamos, ponemos en práctica nuestras habilidades y colaboramos con nuestros compañeros para alzarnos con la victoria.
Esto también consigue que cada personaje sea un mundo propio y por momentos tendremos la sensación de haber cambiado de juego cuando pasemos de uno a otro. Lo bueno es que al igual que en todos los juegos de Blizzard se sigue la máxima de "fácil de jugar, difícil de dominar", por lo que no tardaremos ni medio minuto en movernos con total comodidad y en disfrutar de su propuesta, aunque claro, dominara cada héroe y aprender a sacarles el máximo provecho es una tarea que nos llevará nuestras buenas horas.
Eso sí, nos os penséis que esto es un juego en el que un solo jugador puede ganar a partida él solo, ya que si hay un título del género que requiere trabajo en equipo, ese es Overwatch. Para empezar, tener un grupo equilibrado, variado y que se compenetre bien es importantísimo, ya que cada personaje tiene su función en la partida, por lo que no llegaréis muy lejos si, por ejemplo, no contáis con al menos un personaje de apoyo (no hay regeneración de vida automática, así que para curaros tendréis que buscar botiquines, utilizar una habilidad o confiar en que alguien que pueda os tenga vigilados) o un tanque que se encargue de ir en primera línea y de proteger a sus aliados.
De hecho, el juego en equipo es tan importante que en la pantalla de selección de personajes nos indicarán qué tipos nos faltan y de qué tenemos demasiado para ayudarnos a decidir con qué héroe queremos jugar. Es más, cada vez que muramos tendremos la posibilidad de cambiar de personaje para adaptarnos mejor a la partida y al equipo según lo que vaya ocurriendo, algo que nos ha parecido todo un acierto y que da pie a muchas estrategias y posibilidades. Lo único malo es que perderemos lo que hayamos conseguido cargar de la barra de nuestra habilidad definitiva (Ultimate), la más potente de cada personaje y que solo podremos utilizar cuando llenemos un medidor especial (no nos ha quedado demasiado claro qué es lo que lo rellena exactamente, aunque os podemos asegurar que conseguir asesinatos y hacer daño ayuda a ello).
Como hemos dicho anteriormente, las partidas se dividen en dos rondas bien distintas. Cuando nos toque atacar, tendremos cinco minutos para conquistar una posición concreta que el equipo contrario tendrá que defender a toda costa. Un detalle interesante es que si estamos en mitad de la conquista cuando se nos acaba el tiempo, se nos dará un minuto de prórroga para que podamos terminar de cumplir nuestro objetivo.
Si lo conseguimos, el contador volverá a colocarse en cinco minutos y nos tocará llevar un vehículo hasta la base del enemigo. Para que avance (la ruta que sigue es siempre la misma y está prefijada), bastará con que un jugador de nuestro equipo se sitúe cerca suya, aunque si un enemigo se acerca este se detendrá hasta que acabemos con él. En esta segunda mitad es cuando se producen los enfrentamientos más interesantes de la partida, ya que no pararemos de movernos por el mapa para ir despejando el camino mientras usamos el propio vehículo (que por cierto, es gigantesco) como cobertura o nos movemos por los laterales del mapa, usando los edificios y los pasillos a nuestro favor.
Evidentemente, cuando nuestro objetivo sea defender, tendremos que hacer todo lo contrario para evitar que los rivales cumplan su cometido. Dependiendo de la ronda y del momento de la partida, puede que nos convenga una configuración de equipo u otra, ya que si bien un personaje de defensa puede no parecer demasiado útil cuando se ataca una base, sí que puede llegar a resultar totalmente devastador a la hora de protegerla.
En cuanto al mapa, la base que hay que conquistar y la ruta que sigue el vehículo están al aire libre, aunque por los laterales de la carretera hay multitud de edificios por los que nos podemos meter y donde suelen encontrarse los botiquines. Además, el escenario cuenta con dos alturas, lo que da pie a batallas con cierta verticalidad y a muchas estrategias posibles para que "campear" no sea una opción (hay posiciones ventajosas, pero todas tienen un punto débil).
Al final y lo que nadie nos puede quitar es que nos lo hemos pasado genial con cada partida que hemos jugado, incluso en las que hemos perdido (bueno, "la", que se nos han dado todas bastante bien), sorprendiéndonos comunicándonos constantemente con nuestros compañeros de prensa y desarrollando todo tipo de estrategias al vuelo, avisándonos de los peligros y luchando por alzarnos con la victoria.
Gráficamente se trata de un juego que si bien no creemos que vaya a explotar a nivel técnico toda la potencia de vuestros equipos, lo cierto es que se ve de maravilla y tiene ese toque exclusivo de Blizzard que hace que sea realmente placentero de ver en movimiento, con unos escenarios preciosos, unos personajes con unos modelado exquisitos y que desprenden un carisma inigualable y una fluidez de juego fantástica. Y todo ello sin contar con los mil y un detalles que hemos llegado a encontrarnos, como la forma en la que los personajes recargan las armas (la de Reaper nos encanta), lo que demuestra que estamos ante un título cuidado hasta sus últimas consecuencias.
El sonido tampoco se queda atrás, con una banda sonora épica y muy cuidada que se adapta como un guante a las partidas y que sabe tomar protagonismo en los momentos más intensos y decisivos. Y ojo, porque en personajes como Lúcio este apartado juega un papel muy importante. Los efectos son de primer nivel y el doblaje inglés (tranquilos, que no llegará en completo español) es sensacional, con voces muy bien escogidas e interpretaciones de gran calidad.
Estamos deseando que Blizzard anuncie ya la fecha en la que comenzará la beta cerrada de Overwatch, ya que por más partidas que jugamos lo único que conseguimos es quedarnos con ganas de más, por lo que preparaos para revivir eso de "una partida más y lo dejo" durante varias horas cuando por fin podáis probarlo. Puede que la compañía californiana haya necesitado 17 años para crear una nueva saga, pero todo apunta a que la espera realmente ha merecido la pena.
