Puede que hoy día pensar en un apocalipsis nuclear simplemente despierte nuestra curiosidad, pero durante casi toda la segunda mitad del siglo XX era una posibilidad muy real. Por eso Metro 2033 despierta escalofríos. Es todo aquello que temimos durante décadas; un mundo devastado por las explosiones nucleares.
En las entrañas del metro de Moscú viven los humanos supervivientes, reproduciendo el mundo a pequeña escala, acosados por los seres que han sobrevivido al desastre nuclear y que han mutado de diversa forma, desde los cuadrúpedos nosaris a los temidos Oscuros, dotados de un ataque psíquico que produce una espantosa muerte a quien los sufre, pasando por congéneres humanos convertidos en bandidos o demonios voladores. Y tu deber es salvar lo poco digno que queda de este mundo y, a juzgar por los minutos iniciales que hemos jugado, merece la pena luchar por ello.
Una extraordinaria atmósfera en un entorno claustrofóbico
Los primeros pasos por la estación en la que vive Artyom, el protagonista, nos retrotraen visualmente a la Unión Soviética: máquinas de escribir, un tocadiscos, un cigarro en un cenicero, una televisión muy vieja y un quinqué componen el menú inicial. Las dependencias son pequeñas habitaciones típicas del comunismo ruso en el que varias familias compartían vivienda. Mientras avanzas, un bebé llora y una mujer busca a su marido Sergei; los habitantes del metro viven en un mundo duro en el que se palpa la inquietud y la incertidumbre por el futuro más próximo. Aún hay ganas de sobrevivir y de luchar.
Entre los juegos de inspiración, en THQ citan Bioshock y Half-Life 2, pero a ellos habría que añadir más títulos: desde Black a Silent Hill o Dead Space, sin olvidar STALKER, el juego en el que participó buena parte de lo que ahora es 4A Games. Los desarrolladores demuestran haber jugado mucho a la hora de construir una ambientación y una jugabilidad muy definida.
La sensación de agobio y de intranquilidad que produce la ambientación no proviene tanto del hecho de jugar en los túneles del metro como en otros pequeños detalles como la oscuridad que reina bajo tierra o la escasa munición que te llevarán a estar siempre en tensión. Y, por supuesto, el miedo a lo desconocido. Aunque Artyom se revela inmune al ataque psíquico de los oscuros no deja de ser inquietante saber que te estás enfrentando al paso siguiente de la evolución humana, al Homo Novus.
Para luchar contra la oscuridad cuentas con una linterna que desprende una tenue luz. Puedes aumentar su potencia de forma temporal con un cargador a base de darle al gatillo, y más adelante conseguirás gafas de visión nocturna que te facilitarán la vida.
Salir al exterior no supone ningún alivio para los claustrofóbicos. Como fuera reina el invierno nuclear, debes llevar una máscara, pero los filtros tienen un duración limitada, de forma que deberás estar pendiente del reloj. La visión se va enturbiando y Artyom respira con dificultad creciente cuando el tiempo se agota. Si no logras encontrar a tiempo nuevos filtros de aire sabes que estás destinado a morir.
De la misma forma que debes cuidar tus recursos para sobrevivir, deberás tener fina la puntería si no quieres quedarte sin balas tras el primer enfrentamiento y, aún así, conviene que revises bien los cadáveres de los enemigos y compres munición en toda tienda que veas. La moneda de cambio son balas militares, en buen estado, que también puedes utilizar, aunque se percibe como todo un despilfarro. En los túneles la escopeta será una buena aliada, sobre todo porque permite disparar cada cañón por separado, dado el alto tiempo que tarda Artyon en recargar.
Consciente de que la suma de estos factores aumenta el reto para el jugador, Metro 2033 tiene tres dificultades diferentes. En la demo que probamos se podía cambiar de una a otra en cualquier momento, aunque no se sabe si esta opción estará en el juego definitivo.
Un planteamiento cinematográfico para contar la historia
Metro 2033 no te dará muchos momentos de tregua porque combina los elementos de FPS con otros de survival horror. Los protagonistas son la acción y los vídeos, con algunos elementos de exploración. En este compendio de géneros no podía faltar el sigilo: en algunos casos deberás vigilar tus pasos y no hacer ruido para no alertar a los enemigos esquivando cuerdas que activan alarmas y otras trampas más burdas aún como grupos de latas colgadas para detectar el paso de alguien.
Las escenas de vídeo sirven tanto para ir desarrollando con diálogos la historia central del juego como para ofrecerte visiones de sucesos sobrenaturales que ocurren en los túneles y que sirven para aumentar la tensión. El lenguaje cinematográfico extiende sus manos con momentos descriptivos, como una escena en la que la cámara recorre un tablón en el que Artyom ha colocado postales del mundo tal como era antes de la debacle nuclear y que supone un momento casi poético.
Es en estos casos donde actúa la música. El jazz impregna el mundo subterráneo de Metro 2033 y se convierte en uno de sus pilares más sólidos, original y evocadora. El juego llegará doblado al castellano, con calidad, por lo que hemos podido ver y oír.
Los característicos y excelentes gráficos (la versión para PC funcionará con DirectX 11) no se enturbian con ninguna interfaz. Un reloj en la muñeca de Artyom te informa del tiempo que te queda del filtro y la visibilidad que tienes en cada momento para el enemigo y la pantalla se vuelve roja cuando te queda poca salud y debes recurrir a uno de los kits que se compran en las tiendas. Únicamente cuando empuñas el arma aparece el número de balas que tienes en un lateral.
Aunque se agradece la limpieza en la pantalla, para usar la brújula debes dejar el arma, y la animación de correr llevando el mechero y la brújula con el diario de misiones es mejorable.
Sería de agradecer que en lo que queda de tiempo hasta el lanzamiento del juego los ucranianos de 4A Games trabajasen más a fondo la inteligencia artificial. En algunos casos los nosalis pierden de repente el interés en matarte, y si mantienes la linterna encendida cuando el enemigo patrulla te disparan hasta que la apagas, pero no sucede nada.
En estos tiempos de juegos de pura acción y promesas de libertad se agradece que alguien tenga el valor de contar una historia buena y coherente. El juego se basa en el libro homónimo de Dmitry Glukhovsky, un relato de culto y, al menos inicialmente, logra crear un mundo decadente de forma muy eficaz e inquietante. Los vídeos de Metro 2033 nos piden que temamos al futuro, al menos, al que podría haber sido.
Metro 2033, producido por THQ y desarrollado por 4A Games, saldrá a la venta para 360 y PC el 19 de marzo.
