Sam Barlow lanzó hace siete años Her Story, un pequeño juego independiente que se ha convertido en uno de esos títulos importantes. El diseñador británico tuvo la audacia de traer de vuelta el FMV (full motion video), el uso de grabaciones con actores reales en un videojuego que, salvo honradas excepciones, llevaba olvidado desde los años noventa. Pero también fue un soplo de aire fresco, una innovación, en la narrativa del videojuego: el juego publicado en 2015 llevaba a los jugadores a explorar el metraje desordenado de un interrogatorio para resolver un crimen y descubrir la historia de su protagonista.
El diseñador principal y guionista de Silent Hill Origins y el más rompedor Silent Hill: Shattered Memories dirigió en 2019 Telling Lies, que a pesar del mayor presupuesto, la presencia de grandes actores y una premisa similar a su anterior título (se exploran conversaciones en vídeo de cuatro vidas privadas entrelazadas en un misterio), no tuvo el mismo buen recibimiento general: hay quien lo ama y quien lo odia.
Su nuevo proyecto es todavía más ambicioso, y aunque depende de los gustos de cada uno, su premisa es más interesante. Hemos podido jugar durante una media hora que se nos pasó volando a Immortality. A continuación os contamos qué nos ha parecido y cómo se juega a esta nueva experiencia FMV de narrativa no lineal que se basa en analizar el metraje de tres películas, sus contenidos descartados, y conversaciones y entrevistas relacionadas, con el objetivo de descubrir qué ha ocurrido con una actriz desaparecida.
Tres películas nunca publicadas y una actriz que no envejece
Immortality pone sobre la mesa el misterio que rodea a Marissa Marcel, una famosa actriz que ha desaparecido sin dejar rastro. El personaje interpretado por Angela Sarafyan (Westworld) protagonizó tres películas nunca estrenadas: Ambrosio, Minsky y Dos de todo. Una musa para los grandes directores de cine que trabajaron con ella, una habitual en los late night, presente en multitud de entrevistas y en galas de moda.
El thriller va más allá de que alguien con esa presencia mediática desaparezca: las tres películas datan de 1968, 1970 y 1999 respectivamente. A pesar de haber pasado más de 30 años entre la primera y la última, Marcel no ha envejecido un ápice. Para descubrir los entresijos de una situación que parece tener cierto toque sobrenatural exploramos los materiales en bruto donde aparece la actriz o personajes relacionados: las escenas de los filmes y las tomas fallidas, las conversaciones grabadas en los camerinos, las entrevistas en televisión…
Pero en el pequeño rato que pudimos jugar despertó nuestro interés no solo el misterio de la actriz, sino también otros actores que también repiten en alguno de los filmes y su relación con ellos, los distintos implicados en la realización de las cintas (desde los directores hasta quien lleva la claqueta), y también, el argumento de las propias películas, que, según parece, se podrá construir conforme exploramos el metraje.
Un gameplay que nos hace sentir como auténticos investigadores
Precisamente el modo en que se ha abordado esa exploración del metraje es lo que nos ha hecho enamorarnos de la propuesta de Sam Barlow, ya que consigue que nos sintamos como auténticos detectives y además supone un logro técnico que, al menos en los primeros momentos, no deja de sorprender. Al iniciar la partida tenemos un menú de vídeos casi vacío. Conforme descubrimos nuevos clips ese catálogo se irá llenando. Se pueden añadir clips a favoritos para analizarlos en mayor profundidad más tarde. También podemos ordenar los clips de distintas maneras, por ejemplo poniendo en primer lugar aquellos con los que no hayamos interactuado.
Si hacemos tanto hincapié en el menú y en su buen diseño es porque se trata de una herramienta fundamental para Immortality: algo demasiado complejo o con alguna opción menos habría hecho la jugabilidad mucho menos accesible. Una vez seleccionamos un clip podemos visionarlo entero, rebobinar y adelantar a más o menos velocidad, pausar y fijarnos en alguno de los detalles interactivos. Esto último es la clave del juego: al hacer clic o pulsar el botón (el control con mando es muy sencillo) sobre un actor, un objeto del atrezo, un detalle del escenario o incluso la claqueta pasamos a otro clip aleatorio que contenga el mismo elemento.
Las posibilidades son amplias, y a veces el resultado sorprende. Por ejemplo, al interactuar sobre un primer plano de Marcel en el que la actriz mira hacia la izquierda, pasaremos a otro clip, quizá de otra película o a lo mejor de una entrevista en televisión, en el que la postura de la actriz sea similar. Al pulsar sobre un pendiente que una presa en uno de los filmes ha utilizado para suicidarse pasamos a la escena en la que un policía que investiga el caso sostiene el zarcillo. Si nos interesamos por un cenicero humeante en la escena de una película quizá nos lleve a una conversación privada inundada de cigarrillos entre Marcel y uno de los directores.
Así, vamos saltando de una película a otra, de un objeto a otro similar, de una década a la siguiente. Pasamos de una conservación telefónica de un filme a una que se produjo entre bambalinas, de una conversación en primer plano real a otra ficticia, de una escena íntima en una película de los 60 a otra de finales de los 90. La mecánica, tanto por su originalidad como por la curiosidad tecnológica que supone, sorprende, aunque obviamente tiene sus limitaciones: no podemos interactuar con cualquier objeto, sino sólo con aquellos en los que el cursor muestre un ojo al pasarlo por encima del ítem.
Estrellas delante y detrás de la cámara
Immortality ha captado nuestra atención sobre todo gracias a su mecánica de juego y por ese misterio que, al menos en nuestra sesión de juego, no hacía más que complejizarse conforme íbamos descubriendo más y más clips. Pero también nos ha gustado muchísimo el cariño que muestra por el mundo del celuloide a través de referencias más o menos directas tanto a personalidades como a cintas concretas, sin dejar de lado el hecho de que muestra la magia del proceso de cómo se hacen películas. Esto último lo hace demostrando cómo cambian las técnicas y las posibilidades en la creación cinematográfica en las distintas décadas, algo que también se representa en la propia imagen con las distintas relaciones de aspecto, el tipo de planos que se graban, y hasta detalles como ese grano visual y sonoro característico del cine clásico.
Nada de esto funcionaría si los actores que pasarán por nuestros monitores, televisores, tabletas y móviles no estuvieran a la altura, pero nada más lejos de la realidad: además de a la mencionada Sarafyan aquí están Logan Marshall-Green (Prometheus, La invitación), Alexandra Shipp (X-Men: Apocalipsis, Straight Outta Compton), Kerry Bishé (Halt and Catch Fire, Scrubs) y Vivien Lyra Blair (Bird Box: A ciegas, Obi-Wan Kenobi), entre otros; un plantel de estrellas que interpretan un guion conducido por el cocreador de Gambito de dama (Allan Scott), una de las guionistas de Maniac y Mr. Robot (Amelia Gray), y Barry Gifford (guionista de Carretera perdida y Perdita Durango).
Immortality tiene visos de convertirse no solo en uno de los títulos del verano, sino en una de las grandes producciones independientes de 2022. La obra de Sam Barlow pone sobre la mesa un thriller atractivo con elementos sobrenaturales, una mecánica de juego innovadora e interesante que da una vuelta de tuerca a la premisa de Her Story, un tratamiento reverencial del arte cinematográfico, y un plantel de guionistas y actores de escándalo. El 26 de julio podremos comprobar si el experimento ha dado sus frutos cuando se estrene en Xbox Series y PC (Steam y Microsoft Store); estará disponible desde el estreno en Game Pass para ambas plataformas y en Netflix para Android y iOS.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar a través de Parsec a una versión de PC invitados por el Tribeca Games Festival.