Análisis Immortality, la vida eterna tiene un precio (PC, PS5, Android, iPhone, Xbox Series X/S)

Normalmente, nos gusta que os leáis las miles de palabras que escribimos para contaros qué nos ha parecido un juego, pero este es un caso en el que no sólo no nos importa que ignoréis el texto, sino que, de hecho, os animamos a que lo ignoréis y vayáis directamente a jugar. Si aun así queréis seguir leyendo, os podemos contar que Sam Barlow, conocido por ser el director de los dos Silent Hill occidentales de Climax (Origins y Shattered Memories) y, posteriormente, por juegos con una narrativa muy experimental como Her Story y Telling Lies, por fin ha lanzado su nuevo proyecto, que continúa en la misma línea, y que se llama Immortality.

Historias por contar

Immortality es un título que se centra en contarnos varias historias apostando por una narrativa no lineal. De manera similar a los juegos anteriores de Barlow, se nos presentan diferentes secuencias que tendremos que combinar para descubrir la historia completa. Aquí hay más de una historia.

Por una parte, tenemos la historia de Marissa Marcel, una estrella de cine que comenzó su carrera a finales de los años 60, pero que por diferentes motivos nunca llegó a despegar. Uno de estos motivos –quizás el principal– es que sus tres largometrajes nunca llegaron a publicarse.

Para descubrir su historia, tenemos que descubrir también tres películas. Comenzamos con un clip de una entrevista con Marissa y, clicando en cualquier elemento en la imagen, accederemos a otro clip que contenga ese elemento. Por ejemplo, si clicamos en una planta, iremos a otro clip con una planta. Por supuesto, los vídeos se pueden pausar, adelantar o rebobinar en cualquier momento. Este sistema es, cuando menos, interesante y original, y nos permite identificar elementos que consideremos clave en la historia, ya sean personas u objetos.

Es cierto que la inmensa mayoría del tiempo nos ha gustado este concepto, pero puede resultar un tanto arbitrario y quizás la última hora puede volverse algo frustrante, sin saber exactamente qué estamos buscando o a dónde nos va a llevar. Además, el juego explica tan poco que hay una mecánica en particular –una que no queremos comentar– que puede resultar un tanto inaccesible, y que es esencial para el desarrollo del juego. Lo único que vamos a decir sobre esta mecánica es que nos parece un tanto arriesgada, pero nos gusta mucho esa sensación de descubrimiento y el respeto hacia el jugador.

Así, iremos descubriendo las tres películas de Marissa: la primera, de 1968, se titula Ambrosio, y es una adaptación de la novela El monje de MG Lewis. La segunda, Minsky, de 1970, es una historia policíaca y de suspense que gira en torno a la muerte de un famoso artista. Por último, Marissa vuelve casi 30 años después, en 1999, con Dos de todo, con una cinta inspirada por El príncipe y el mendigo de Mark Twain, pero protagonizada por una estrella de la música y su doble.

Poco a poco iremos descubriendo no sólo la historia de estas películas, que ya es interesante de por sí, sino las relaciones entre los personajes. Hay multitud de ensayos, vídeos fuera del rodaje y entrevistas que nos permiten descubrir las vidas privadas de los artistas detrás de las cámaras. Todo esto va creando diferentes núcleos conectados, con actores que repiten en varias cintas, y relaciones que van cambiando según avanza el rodaje. Hay muchísimas capas aquí, y no os estamos contando todo. De hecho, contaros más sería arruinaros el juego.

Historia por descubrir

Como sabéis, en este juego sólo se usa imagen real, con vídeos de actores reales. En general, las actuaciones son fantásticas, tanto las actuaciones «reales» en las película como las actuaciones «falsas» en los vídeos detrás de las cámaras. También hay que destacar el fantástico trabajo de ambientación, que hacen que te olvides de que los vídeos los habrán grabado hace un par de años y no hace 50. Desde la calidad del vídeo y del audio hasta el vestuario, pasando por las propias actuaciones, el trabajo realizado es sobresaliente.

La música, por su parte, nos ha dejado sensaciones encontradas. La música, en general, funciona genial, tanto en los menús como en las películas, pero, de vez en cuando, el volumen sube de manera un tanto desproporcionada, como intentando avisarnos de algo, pero no termina de funcionar muy bien. Algo más curioso que un problema como tal. Por último, comentar que nos llega con voces en inglés pero con textos en nuestro idioma, muy bien traducido, aunque, irónicamente, con el típico error de «play» traducido como «jugar» en el botón de reproducir los vídeos.

Más de lo que parece

Si os habéis saltado todo el texto y habéis ido directamente a las conclusiones, perfecto. Dejadlo así. Immortality es un juego del que ya os hemos contado demasiado, y que gana cuanto menos sepáis de él. Obviamente, tenéis que saber que es un título similar a los anteriores juegos narrativos de Sam Barlow, en el que vamos uniendo las piezas de una historia rota durante unas diez horas, pero que se vuelve más experimental que nunca, además de más complejo, explorando temas como la dualidad, la religión, la identidad y, por supuesto, la inmortalidad. Como hemos dicho, lo arbitrario de su desarrollo y lo oscuro de ciertas mecánicas pueden jugar en su contra en algunos momentos, pero os animamos a darle una oportunidad. Recordad que, se lanzará en Xbox, ordenadores y dispositivos móviles, y que estará disponible desde su lanzamiento en Game Pass y en Netflix para Android y iOS.

Hemos realizado este análisis en PC con un código de descarga proporcionado por el estudio.