Cuando Techland estrenó Dying Light en enero de 2015 seguramente no se esperaría que su juego que combinaba acción, rol, zombis y parkour iba a tener un notable éxito que le convirtió, para muchos, en uno de los títulos post apocalípticos más divertidos de los últimos años.
Ahora, tres años después y con el futuro lanzamiento de Dying Light 2 más que confirmado nos llega a través de la plataforma de acceso anticipado de Steam, Dying Light: Bad Blood, la visión de Techland de lo que debe de ser un Battle Royale apoyado en la divertida y frenética fórmula jugable de la entrega original que logra dar un soplo de aire fresco al género alejándose, por suerte, del camino trazado por Playerunknown's Battlegrounds o Fortnite para ofrecernos algo diferente.
No a las batallas masivas, si a la caza entre jugadores
La primera gran diferencia que notaremos con respecto a otros Battle Royale es que el título de Techland no apuesta por batallas masivas sino que enfrentará, dentro de una ciudad apocalíptica, a un pequeño grupo de 12 jugadores de los que, como en todo juego de este género que se precie, solo quedará uno al terminar la partida.
En esta ocasión apareceremos en un punto aleatorio del mapa y deberemos de intentar recolectar equipo que nos ayude a sobrevivir y que se compondrá en su mayor parte de bombas, cócteles molotov, escudos y armas cuerpo a cuerpo, aunque también podremos encontrar algún arma de proyectiles como un arco o armas de fuego en forma de escopetas.
Más allá de esto, la fórmula cambia ya que nuestra misión, además de sobrevivir, será la de recolectar unas muestras del virus que ha provocado que la mayoría de la población se convierta en zombi. Estas muestras estarán fuertemente custodiadas por no muertos que, hacednos caso, pueden ser realmente duros de pelar.
A lo largo del mapa encontraremos tres tipos de muestras diferentes, pequeñas, medianas y grandes. Como podéis imaginar, a mayor sea el tamaño mayor serán los puntos que nos den por ellas y mejor defendidas estarán por las hordas de zombis.
A medida que recolectemos estas muestras del virus iremos subiendo de nivel, mejorando nuestra vida y nuestro poder de ataque. Al alcanzar el nivel 5, podremos ir a un punto de extracción para abandonar el terreno de juego y hacernos con la partida.
El problema es que, al alcanzar este nivel, todo el mundo sabrá dónde está el punto de extracción en el que tendremos que esperar a que el helicóptero llegue a rescatarnos y, por lo tanto, el resto de los jugadores que aún queden vivos en la partida acudirán al mismo para intentar acabar con nuestra vida, robarnos todas nuestras muestras y huir en el helicóptero de extracción que estaba destinado originalmente para nosotros.
Todos estos giros al Battle Royale, el ir recolectando esas muestras y la posibilidad de ser cazados por el resto de jugadores ansiosos por alzarse con la victoria, le dan a este Dying Light: Bad Blood un sabor muy especial, una dosis de adrenalina extra y un soplo de aire fresco que, desde luego, le sienta muy bien al título de Techland.
El parkour y el combate cuerpo a cuerpo, los otros protagonistas
Además de las muestras, la extracción, la cacería y las emboscadas, los otros dos grandes protagonistas del juego son el parkour y el combate cuerpo a cuerpo que será, en la mayoría de las ocasiones, el que decidirá la suerte de nuestros enfrentamientos contra zombis y otros jugadores.
El sistema de parkour es calcado al del Dying Light original y es una auténtica delicia deslizarse por toda la ciudad en ruinas saltando del tejado en tejado, utilizando poleas y haciendo movimientos acrobáticos para alcanzar grandes alturas o recorrer grandes distancias en muy poco tiempo.
Dominar el parkour será esencial tanto para desplazarnos con agilidad por el mapa como para lograr huir de los zombis o del resto de jugadores que, en un momento dado, quieran intentar matarnos aprovechando que estemos en desventaja.
Otro elemento clave, como os hemos dicho, será el combate cuerpo a cuerpo ya que en el terreno de juego las armas de fuego o de proyectiles escasean, lo que provocará que la mayoría de los combates se decidan a golpes de martillo o enfrentando los filos de espadas o guadañas.
En el sistema de combate cuerpo a cuerpo encontraremos un sistema de resistencia que evitará que pulsemos repetidamente el botón de ataque (de hecho será muy importante escoger cuándo dar el golpe si no queremos agotarnos a las primeras de cambio y quedar indefensos durante unos segundos), contras, esquivas, bloqueos y mejoras para aumentar el poder de las armas.
En el futuro, un free to play con micropagos estéticos
Antes de terminar con estas impresiones tras nuestras primeras horas con Dying Light: Bad Blood queremos hablaros del futuro del juego en lo que a su modelo de negocio se refiere para que todos los jugadores tengan claro lo que se van a encontrar con el título de Techland.
En estos momentos el juego está en la plataforma de Acceso Anticipado de Steam y cuesta 19,99 euros que debemos pagar para acceder al juego y obtener un pack de objetos exclusivos que no podrán conseguirse tras el lanzamiento del mismo.
Una vez acabe el periodo de acceso anticipado, que irá evolucionando con nuevos modos de juego, características, optimización, etc. Dying Light: Bad Blood se convertirá en un juego free to play que se lanzará tanto en PC como en consolas.
Su modelo de negocio se centrará en los típicos micropagos estéticos pudiendo comprar una moneda virtual en diversos paquetes que costarán desde 4,99 euros del más barato a 98,99 euros el más caro.
Con esta moneda virtual podremos comprar máscaras, skins para las armas, trajes, cajas de recompensas o modificadores para subir más rápido de nivel nuestro personaje que, cada vez que sube de nivel, obtiene una caja de recompensa similar a lo que ocurre en Overwatch.
Aún es pronto para hablar en profundidad del modelo de negocio pero, a priori, no debería de suponer ningún problema para los jugadores al centrarse tan solo en algo meramente estético sin ninguna repercusión a nivel jugable.
Un buen giro a un Battle Royale diferente
En una época en la que nos encontramos Battle Royale hasta en la sopa se agradece que Techland haya decidido seguir su propio camino para ofrecernos un juego diferente que se separa mucho de las fórmulas de Fortnite o PUBG, algo que agradecemos enormemente.
Dying Light: Bad Blood, como todo juego en acceso anticipado, tiene algunas cosas por pulir en su fórmula jugable (que las muestras siempre estén en el mismo lugar no nos parece una buena idea) pero, en líneas generales, hemos disfrutado mucho de nuestras partidas, saboreando cada golpe dado con nuestra maza y sintiendo, con gran placer, los chutes de adrenalina que nos da el juego cuando llegamos a la parte final de la partida, recolectamos las muestras suficientes y sentimos el aliento de otros jugadores dispuestos a cazarnos para arrebatarnos la victoria.
La obra de Techland puede triunfar o fracasar entre el gran público, eso nos lo dirá el tiempo pero, desde luego, nadie puede decir que no son valientes y apuestan por algo diferente. Así sí pueden llegar nuevos Battle Royale.
Hemos escrito estas impresiones con un código de Acceso anticipado que nos ha proporcionado Best Vision PR.