Aunque ya hemos probado en varias ocasiones Dragon Age Inquisition (DAI), en cada una de ellas hemos visto un apartado distinto del juego, y todavía hay muchos que no hemos visto. Esto da una idea de la enormidad del nuevo título de la serie Dragon Age, en el que parece que Bioware lo ha dado todo. No sólo es el juego más grande que ha hecho el estudio (dicho por ellos mismos) sino que intenta abarcar múltiples maneras de jugarlo, de forma que todo el mundo encuentre aquella en la que se siente cómodo. Si en los cimientos de un videojuego de rol está que el jugador tenga capacidad de decisión, DAI es el exponente máximo hoy por hoy.
Para tranquilidad de muchos hay que decir que este nuevo capítulo elimina todo aquello que no gustó de Dragon Age 2. No limita la creación de personajes, sino que da más posibilidades que nunca. El control no redefine ni restringe lo que se vio en juegos anteriores, sino que lo suma.
Bioware quiere dejar claro desde el primer instante del juego que su fama como narrador de historias es merecida. Todo el prólogo es emocionante y épico. A diferencia de otros juegos de rol, no empiezas siendo un personaje anónimo y débil, sino que todo gira en torno a la idea de que eres el protagonista de una gran historia.
Cuatro razas, cinco clases, dos sexos. Todo cuenta
Eliges para tu personaje una de entre cuatro razas: humano, enano, elfo y qunari. Estos últimos son gigantes con cuernos propios de la serie. Cada raza tiene características propias: 25% de defensa mágica en el caso de los enanos, el mismo porcentaje en defensa a largo alcance para los elfos, un punto de habilidad para los humanos y los qunari son un 10% más resistentes al daño físico.
En todas las razas puedes elegir si quieres un personaje femenino o masculino. Además de los gustos personales del jugador, hay que tener en cuenta que parece ser que cada opción limita los personajes con los que puedes tener una relación amorosa.
Hay cinco clases comunes a todas las razas: pícaro a dos manos, pícaro arquero, guerrero a una mano, guerrero a dos manos y mago.
Esta primera parte de la elección de protagonista deja entrever que Dragon Age Inquisition, aunque es un juego completamente moderno y que está en la vanguardia de los juegos de rol actuales, quiere mantener parte del encanto del primer juego, el que remontaba a los orígenes del género. Por eso estas opciones se presentan bajo la forma de cartas con un precioso diseño. Al final de la elección aparece un resumen de las cuatro opciones (la cuarta es la dificultad) con un pequeño texto que sitúa en la historia previa del personaje. Es un detalle no demasiado importante pero que demuestra el cuidado con que esté pensado el juego.
No termina aquí la posibilidad de vivir de manera personalizada DAI. En la web Dragonagekeep.com tienes algunas de las decisiones básicas que había que tomar en los dos juegos anteriores y las situaciones clave vividas. Si las vas reviviendo el mundo de juego actuará de acuerdo con lo que hayas indicado.
Una vez hayas incorporado Keep o te encuentres con el mundo predefinido por el estudio, sigue la creación de personaje. Tras una corta escena llega el momento de definir los rasgos faciales del personaje. Hay cinco cabezas predefinidas y después puedes modificar todo, desde la forma de los ojos a las mejillas o la nariz.
En esta partida el personaje de Vandal fue una maga humana, quizás la más fea que haya pisado la tierra de Thedas. Aunque no sirva como disculpa, se hizo en poco más de dos minutos.
Probamos la versión de consola, PS4 en concreto, ya que siempre se las ha tenido como segundonas en los juegos de rol, pero no parece ser el caso. Bioware ha conseguido condensar en el mando los dos tipos de control, el que opta más por la acción directa y el de estrategia con la acción parada.
Con tres de los botones superiores y el que está sobre el gatillo derecho tienes cuatro habilidades o hechizos y pulsando el gatillo izquierdo activas otros cuatro. El ataque normal es con el gatillo derecho (si lo mantienes pulsado el ataque es constante).
Al activar la vista estratégica (con el panel táctil y en PS4 y el botón Ver en Xbox One) la lucha se para, la cámara queda libre y puedes marcar una acción concreta a cada miembro del grupo. Al pulsar el gatillo izquierdo la acción avanza y ves cómo se desarrolla antes de dar nuevas órdenes.
Además de esto, puedes indicar acciones generales al grupo que seguirán en todas las peleas cuando no los estés controlando.
En cualquiera de los controles que utilices durante los combates cambias de personaje con la cruceta. No es que haya demasiados cambios, pero sí que se ha logrado unir todo de manera cómoda de usar. Con el botón situado sobre el gatillo izquierdo activas el menú radial (y no hay que estar pulsando todo el rato, sino que se mantiene en pantalla hasta que vuelves a pulsar el botón). Ahí tienes el acceso a las pociones.
Un mundo abierto en el que puedes encontrar una misión en cualquier punto
Cuando Bioware afirmó que Dragon Age iba a ser un mundo abierto surgieron algunas dudas de si estaría hablando simplemente de pasillos muy amplios o de verdadera libertad. Se trata de esto último, ya que te puedes mover por toda una gran región. Estas primeras horas de juego se desarrollan en Hinterlands, ya con un grupo conformado. Te acompañan un mago, una guerrera y un enano. Y sí, alguno es ya un viejo conocido.
Tienes la misión principal para seguir avanzando la historia, pero también otras mil, tanto misiones secundarias que surgen en los campamentos como otras que te vas encontrando mientras recorres la zona. En cualquier cabaña puede haber alguien que te pide que recuperes un anillo que le han robado.
Cada uno de los que probamos el juego vivimos experiencias similares, pero también otras diferentes, como por ejemplo encontrarse con uno de los tres Astrorium que hay en la zona en los que tienes que formar una figura uniendo estrellas sin trazar dos veces la misma línea.
Hinterlands tiene vida propia. Hubo quien se encontró con un dragón luchando contra un gigante y decidió intervenir en la lucha. Los dos dejaron de pelear para enfrentarse al recién llegado. O según ibas caminando cumpliendo una misión veías como sobre una peña luchaban algunos hombres. Tú decides si te acercas a ver qué sucede o sigues tu camino. Es algo que no se veía de forma tan nítida desde Red Dead Redemption.
No es el mundo lo único que evoluciona sin tu participación; la interacción con el grupo mantiene esa característica que tanto gusta de la serie, y tus actos y conversaciones refuerzan o debilitan la afinidad con tus compañeros. El sistema de diálogos es similar al que se vio en Dragon Age 2 (heredado directamente de Mass Effect), con distintos estados de ánimo. En este caso hay respuesta emocional del grupo a algunas situaciones.
Si quieres paz, prepara la Inquisición
Da la sensación de que Bioware quiere que el juego tenga más acción, y tendrás que utilizar pociones (que se pueden recargar en los campamentos). La magia de curación está muy abajo en la rama correspondiente del mago, y priman las magias de ataque y los hechizos de protección.
Del evento que origina toda la historia y que supone el telón de fondo no vamos a contar nada aquí, pero sí entraremos ligeramente en lo que supone el hilo conductor. Con los templarios y los magos a la gresca, resucita la Inquisición (no confundirla con la institución española creada por los Reyes Católicos) y tú debes conseguir que tenga el máximo poder en Thedas.
Parte de las misiones que cumples se encaminan a conseguirlo, puedes reclamar para la Inquisición algunos de los edificios y zonas que vayas descubriendo, y también debes fundar algunos campamentos, lo que amplía la zona de influencia de la Inquisición. En estos campamentos puedes dormir para recuperar a todo el grupo sin usar pociones y rellenar las botellas que tengas vacías.
Pero donde se decide el futuro de esta institución es en la mesa de guerra (War Table). En lo que jugamos poco pudimos hacer ya que la Inquisición tiene que ir subiendo de rango para obtener más ventajas y extenderse, pero sí pudimos ver que cuando tenga más poder podrás enviar agentes para abrir nuevas zonas y cumplir misiones. Eso sí, es molesto tener que trasladarte para poder activar el War Table y que no esté disponible desde el menú.
En principio parece que recuerda a Assassin´s Creed: La Hermandad, pero Bioware tiene la personalidad suficiente como para que seguramente tenga un aire propio. Tras el espectacular prólogo, cuando llegas a Hinterlands sientes un poco de desamparo. Quizás se deba a que el estudio nos tiene más acostumbrados a guiar nuestros pasos. Es un sentimiento habitual en los sandbox. Pero aquí es donde demuestra su utilidad la Inquisición. No se trata de darte una misión principal y que deambules sin más. Cada paseo que te das por Hinterlands sirve para ampliar la influencia de la Inquisición, no se trata de recorrer el mundo a ver qué encuentras.
El cambio visual del juego es simplemente impresionante. El motor Frostbite 3 es uno de los principales activos actuales de EA. Aquí no sólo ha permitido el salto a un mundo abierto, sino que los paisajes y los personajes luzcan como merecen las actuales consolas. En esta generación con capacidad para mostrar las partículas los juegos de rol y sus hechizos son unos de los grandes beneficiados.
Estas más de tres horas de juego han sabido a apenas un aperitivo. Y, sin duda, queremos jugar durante mucho tiempo gracias a la ductilidad del control en el combate, el mundo abierto y vivo en que se ha convertido Thedas y las posibilidades que abre la Inquisición.
