Quizás el nombre de Patrice Désilets no sea de los más populares entre el gran público, pero es uno de los creadores que estuvo detrás de las sagas más importantes de Ubisoft en la primera década de los 2000, tanto con la reinvención de Prince of Persia en los 128 bits como en la creación de Assassin’s Creed, la aventura de mundo abierto que en la pasada generación sentó las bases de otros muchos otros títulos del estilo.
Désilets dejó Ubisoft en 2010 y desde entonces ha buscado desarrollar su próximo éxito, pero varios problemas han dificultado su regreso a la industria. En 2011 entró en THQ para trabajar en 1666 Amsterdam, hasta que la compañía entró en bancarrota y sus licencias fueron subastadas. Ubisoft adquirió 1666 Amsterdam sin que el juego progresase demasiado, y en 2013 fue despedido de la compañía. Aunque en 2016 recuperaría los derechos sobre el juego -que no se da por completamente cancelado-, en 2014 abrió su nuevo estudio en Montreal, Panache Digital Games, para desarrollar su nuevo proyecto: Ancestors: The Humankind Odyssey.
Este juego estará publicado por Private Division, el nuevo sello editor de Take-Two –que también se encarga de The Outer Worlds de Obsidian-. Originalmente estaba planeado con un lanzamiento por episodios pero la ambición cambió en los últimos años y finalmente se lanzará de manera completa. Aun así, respetará alguna de las ideas originales, como una distribución por capítulos –llamados en el juego volúmenes-, del cual el primero cubre el primer millón de años. También las decisiones en cuanto a evolución serán trasladadas a las futuras generaciones, dando continuidad a cada volumen.
Ancestors explora una temática pocas veces tocada por los videojuegos, y mucho menos de manera seria: la historia de la humanidad.
Una aventura de supervivencia en mundo abierto que abarca desde hace 10 millones de años hasta 2 antes de nuestra era, es decir, desde los primeros homínidos hasta que la evolución provocó que una especie empezase a descubrir las armas, el fuego, y la sociedad como manera de defenderse de un entorno salvaje en África. A priori, una idea bastante original.
Nuestro objetivo principal será ver un nuevo amanecer y transmitir nuestros conocimientos a otras generaciones –estrategias, armas- que nos ayuden a superar el día a día los primates. Y esto último no será fácil porque habrá que cumplir una cuota diaria de sueño y alimentación, y ya sea en las ramas o a ras del suelo, somos una de las especies más indefensas de la naturaleza: aves, reptiles, depredadores... Incluso el clima amenaza la supervivencia de estos mamíferos y sus crías.
El juego repasará los momentos claves de nuestra evolución, tanto la física e intelectual, a lo largo de una serie de volúmenes que cubren las etapas donde se pudo dar uno de estos saltos rompedores: manos preparadas para agarrar con precisión, posición erguida, más fuerza, velocidad en carrera, nadar rápidamente, conocimientos de plantas curativas, sentido de la vista más agudo, pero también de todo el entramado social –los clanes- y de comunicación que favorecen los vínculos familiares o la colaboración.
Esta mejora de atributos se consigue mediante el desbloqueo de habilidades, que poco a poco nos van permitiendo realizar nuevas acciones para sobrevivir con más facilidad o llegar más lejos. El estudio ha mencionado que habrá libertad para decidir las mejoras que más nos interesan, así que este elemento de personalización hará a protagonista un poco diferente del de otros jugadores. Podremos buscar habilidades equilibradas que nos adapten a todo tipo de situaciones o especializarnos en un aspecto concreto –mejor resistencia, más preparados para explorar…-, resolviendo cada situación como deseemos.
El entorno es peligroso y seremos susceptibles de ser heridos, por animales o caídas, de sangrar o ser envenenados –serpientes, setas…-. Pero es necesario explorar territorio desconocido que conviertan el mapa en zona segura, y para eso hay que afrontar los miedos. La primera vez que pisamos nuevas zonas del mapa la imagen se oscurece y el terror se representa con la superposición de mandíbulas; para reclamar este territorio primero se deben analizar las nuevas características –plantas, animales-. Cuando descubras un nuevo fruto o herramienta, podrás hacérselo saber al grupo.
La demo jugable muestra alguna herencia de Assassin’s Creed, ya que nuestros personajes serán, como buenos primates, hábiles en la escalada. También disponemos de un modo inteligencia, una visión que potencia los sentidos y resalta lugares importantes de la zona, por ejemplo escondites para evitar amenazas. No hay un mapa para guiarnos, y de hecho será posible desactivar múltiples ayudas para que la interfaz sea menos intrusiva.
Ancestors comienza en una frondosa jungla, pero se asegura variedad de ambientes según la etapa de la historia: pantanos, la sabana, lagos y otras localizaciones con diferente vegetación. El ciclo de día y noche altera el tipo de peligros que podemos encontrar, por lo que imaginamos que quedar alejado de nuestra base en plena noche nos convertirá en blanco fácil para cocodrilos y dientes de sable. Por suerte, con una sociedad más organizada se gana en supervivencia, e incluso los animales más letales se harán asequibles con ayuda de armas, fuego y una estrategia coordinada.
En 2019
Aunque no apunta a competir con las actuales superproducciones –y aún menos con otros mundos abiertos-, Ancestors: The Humankind Odyssey es muy prometedor para ser el primer lanzamiento de un estudio que apenas roza la treintena de desarrolladores –eso sí, muchos de ellos con bastante experiencia-.
Los juegos de supervivencia gozan de buena salud y el concepto de Panache Digital resulta original. Desde luego, el tema que trata no podía ser más interesante: nada más y nada menos que la mayor aventura de la humanidad, nuestra historia.