Género en decadencia
Con la llegada del nuevo milenio, el antaño popular género de las plataformas se ha visto abocado a una posición secundaria. Los antiguos juegos que aunaban la dicotomía ‘mascotas+plataformas’ han reducido bastante sus ventas, y no es casual que las compañías estén cada menos interesadas en ellos. Por eso un título como Blinx 2 es bien recibido, ya que ante la carestía (y más en Xbox), una compañía como Artoon es hasta cierto punto necesaria. Artoon se fundó con la partida de Naoto Oshima (creador del puercoespín azul) del Sonic Team, dejando al equipo japonés en manos de Yuji Naka (diseñador principal de las aventuras de Sonic). Desde su fundación en 1999 hasta la actualidad, Artoon no ha tenido grandes éxitos, pero sí juegos medianos como los Pinobee y el primer Blinx. Este último juego nos llevaba a controlar a un gato del mismo nombre con la posibilidad de controlar el tiempo. Era un juego divertido pero a la vez un tanto fallido, ya que había algunos errores de diseño y algunas situaciones que sin "rebobinar" no eran reversibles. De todos modos el juego tuvo sus ventas, y como consecuencia de esto, llega su secuela: Master of Time and Space.
Nuevos problemas para los barrenderos del tiempo
Era un día normal en la fábrica del tiempo, cuando una invasión letal de los Tom-Tom (una banda porcina de ladrones) rompió el gran cristal, creando una distopía temporal. ¿Las razones? La avaricia de los puercos y el amor platónico del jefe de los Tom-Tom respecto a la sacerdotisa del tiempo. Esta vez, el destrozo ha sido mayúsculo y los gatos barrenderos del tiempo deberán encontrar las minúsculas secciones del gran cristal a lo largo de los mundos antiguos. Los Tom-Tom tratarán de impedírselo y ya de paso, intentarán robar todo lo posible a lo largo de todas esas fases. Como podéis ver, el argumento roza el absurdo más desmadrado, y aparte está contando mediante secuencias CG de calidad mediana, pero sumamente divertidas y estúpidas. Los Tom-Tom son aquí el objeto de todos los defectos, mientras que los gatos son diligentes, rápidos, etc.
Gato o puerco, elige…
El juego se divide en dos modos principales: uno historia y otro desafío. El primero es un modo que sigue la historia principal a lo largo de distintas fases divididas en gatos y cerdos. En ellas puedes crear tu propio barrendero del tiempo o ladrón Tom-Tom mediante un completo editor, cambiando la fisonomía, aspecto, ropa, bandera y nombre de los distintos personajes. Decimos personajes, ya que luego debes crear una especie de "Comando" para las misiones estilo "Counter-Strike" del juego, que se intercalan entre las de plataformas puras (de hecho, el modo desafío es una compilación de este tipo de misiones). El estilo de juego de los barrenderos y los Tom-Tom es muy diferente: El primero es el clásico plataformas lineal con los controles del tiempo, mientras que el segundo es un elaborado clon de los juegos de espionaje más actuales. Así, para avanzar en el modo historia debes ir alternando las misiones con los Gatos y los Puercos.
La elección de misiones, aunque sigue un orden lineal, te permite acceder a misiones pasadas en busca de objetos, pero nunca tener más de un objetivo por fase al estilo de Mario 64. Elegir la fase-misión se hace en una especie de nivel central, donde existe la posibilidad de ver tus trofeos, apuntarse a ciertos retos (muy reducidos) y comprar ropa nueva para nuestro gato o puerco. El problema esencial es que este nivel central al igual que pasaba en el último Castlevania de PlayStation 2 es increíblemente sencillo, perdiendo en gran parte el toque de aventura de los clásicos del género.
Solamente hay que finalizar un nivel para acceder al siguiente, lo que resta toda importancia al nivel central y reduce el juego a una sucesión monótona de niveles. De todos modos, y esto es un punto a favor de los diseñadores, los niveles son los suficientemente variados para no arruinar la jugabilidad del juego, aunque su diseño no esté a la altura de los grandes del género (se repiten a veces demasiados puzzles).
Apartado visual
Blinx 2 no es una revolución técnica, pero está a una gran altura gráfica. El problema esencial del primero, que era la monotonía de los entornos, aquí se ve resuelto con una gran variedad visual y un buen diseño de producción. Algunos dirán que a los protagonistas les falta carisma, aunque esto ya no es tan necesario en los juegos de plataformas, especialmente si están bien diseñados. El número de polígonos es alto, aunque no excesivo como en los últimos plataformas de Naughty Dog. De hecho, los niveles por lo general son un poco más pequeños que en los plataformas de Nintendo 64, aunque por el contrario están repletos de todo tipo de elementos. Eso sí, las texturas son de una gran calidad y muestran una buenísima resolución. En cuanto al modelado de los personajes, éste es correcto y se desplazan con bastante fluidez, no habiendo ralentizaciones casi nunca. Es en definitiva el mejor apartado del juego, y toda una evolución con respecto al anterior título.
Apartado sonoro
A los juegos de Artoon les suelen acompañar bandas sonoras de gran calidad, pero con un gran problema: son repetitivas hasta la saciedad. Blinx 2 no es una excepción, y el tema principal, que es bastante divertido, se repite una y otra vez en casi todas las fases. Eso sí, los niveles de los puercos tienen una música más variada que a la vez es interactiva, pero para llegar a ellos tienes que haber pasado por la fase del gato donde por alguna extraña razón la música no cambia ni una vez. Los efectos de sonido son de bastante mejor calidad: Las voces en inglés, aunque un tanto exageradas, dan buena disposición de lo que es el trabajo de Artoon y los sonidos generales ubican bastante bien al jugador a lo largo de los sucesivos niveles.
Buen control y poca libertad
El control es, al igual que en el primer Blinx, magnífico, siendo prácticamente imposible fallar un salto por la incompetencia de éste. La precisión del stick analógico de Xbox permite realizar las más diversas acciones sin ningún tipo de problema. Las partes de infiltración son quizás el patito negro de este apartado, puesto que no deja de ser el control de un juego de plataformas adaptado a un tipo de juego opuesto. De todos modos, tampoco llega a ser injugable, y gracias al radar podrás esquivar a los avispados gatos. Así, realmente es un placer controlar a tu personaje por los medianos mundos del juego, ya que sabes que no te va a fallar a la hora de afrontar un combate con el enemigo. Como muchos sabréis, los ataques no se resuelven con el clásico salto, sino con la aspiradora y el tirachinas de los gatos y los puercos. El primero aspira basura o bombas, para luego lanzarlas a los enemigos, mientras que el segundo aturde a los gatos, facilitando la infiltración. Luego, y como anecdótico, hay un ataque directo de puño para los dos personajes, y que es bastante inútil, pero sirve para situaciones embarazosas. A estos elementos se une los poderes temporales de los gatos y las trampas o señuelos de los puercos. Los gatos pueden parar o retroceder el tiempo, para esquivar enemigos o reconstruir elementos, mientras que los puercos pueden usar trampas (algunas muy divertidas) para confundir a los guardias gatunos. En definitiva, un apartado muy competente y ajustado.
La sucesión de niveles de Blinx da un aspecto muy lineal al juego, en la tradición de los plataformas "corre-pasillos" como Maximo o Crash Bandicoot. Aunque dentro de los niveles hay diferentes rutas, los objetivos no cambian y sólo se reducen a conseguir las medallas gato o dinero para los puercos. Esto hace en muchas ocasiones los niveles se reduzcan a una sucesión de carreteras donde debes esquivar los distintos objetivos. La mayoría de niveles no están mal diseñados, y aunque no llegan a la altura de Maximo 2 (una auténtica joya), permiten que alguien pueda pasarse el juego sin llegar a aburrirse. Quizás los niveles de los puercos sean más "libres", al tener un gran componente táctico, pero al lado de los inmensos mundos tanto de Mario Sunshine como el primer Jak and Daxter, esa libertad no es tal.
Luego hay un elemento discutible, pero que no deja de ser cierto: hay muy pocos niveles de habilidad. Al igual que en los últimos juegos de Naughty Dog, Blinx 2 tiene muy pocas secciones de habilidad y "tempo" con el salto, y la mayoría de las veces resulta una especie de juego de disparos o de infiltración (dependiendo del personaje). Esto no rebaja la calidad del juego, pero sí le hace menos interesante para aquellos puristas de las plataformas. Éstos también se sentirán un poco sorprendidos por los "niveles" en plan juego de disparos, que enfrentan a distintos comandos de gatos o puercos. Son quizás el elemento más fallido del juego, ya que la inteligencia artificial de tus compañeros es defectuosa por decir poco, y las aspiradoras o tirachinas no tienen la precisión necesaria para un juego de disparos puro.
Por último hay que mencionar el juego para varias personas: Contiene un cooperativo y el nivel de disparos para cuatro jugadores. El cooperativo es muy divertido, ya que permite que dos jugadores puedan ayudarse mutuamente a lo largo del modo historia. La propia imprecisión de las fases de disparos, hacen parcialmente fallido el segundo modo, ya que no resultan todo lo divertidas que deberían ser. No hay rastro en el juego de cualquier opción dedicada a Xbox Live, lo cual es una absoluta pena.
Conclusión
Blinx 2 es un competente juego de plataformas, pero peca de lineal y sobre todo, mezcla algunos elementos incompatibles: el fan del género de las plataformas lo último que quiere son fases de infiltración, y aunque éstas están bien realizadas, no dejan de interrumpir bastante este tipo de juego. El diseño también es quizás un poco limitado para los tiempos que corren, y no da la libertad suficiente al jugador para elegir el objetivo que se quiera. Eso sí, el juego es divertido y ante la ausencia de plataformas en Xbox, toda una bocanada de aire fresco antes de la llegada del esperadísimo Conker. La mayoría se divertirá bastante con el juego, pero quizás no llegará a copar todas sus expectativas. De todos modos, es el mejor juego que ha realizado Artoon con diferencia.