Análisis de The Escapists (Xbox One, PS4, Xbox 360, Android, iPhone, PC)
Es algo que no nos cansaremos de repetir: siempre hay espacio para ser originales y distintos en el mundo de los videojuegos. Pese a que las actitudes acomodaticias suelen ser la tónica en la industria del ocio electrónico, siempre hay espacio para la sorpresa. Tal y como hemos podido ver en los últimos meses -sobre todo en las consolas de nueva generación de Sony y Microsoft, y en las plataformas digitales de PC y iOS o Android-, cada vez son más las editoras y las productoras que deciden apostar por títulos que se salen de la norma.
Así pues gracias y dada la cada vez más omnipresente distribución digital, es habitual que nos encontremos con juegos transgresores que nos introducen cierto aire fresco tras unos meses un tanto enrarecidos y llenos de adaptaciones y versiones en alta definición de títulos de la pasada generación. The Escapists -de Mouldy Toof Studios- viene auspiciado y apadrinado por Team 17, creadores de la popular saga Worms, y tras su paso por PC, lo cierto es que nos ha sorprendido mucho en Xbox One.
La gran evasión
The Escapists es un juego que mezcla simulación, rol, estrategia y habilidad, en un mismo saco. En The Escapists tendremos que planificar y preparar la más perfecta escapada y huida de la cárcel, pormenorizando recursos, detalles y caminos, -evitando lógicamente, que nos pillen los guardias- para conseguir nuestra ansiada libertad. Es decir, como Steve McQueen -en la famosa ‘La gran evasión-, pero sin nazis. Nuestro primer contacto con el juego -una vez hemos escogido apariencia para nuestro reo protagonista-, no es otro que en forma de tutorial, en el que se nos explicarán de forma sencilla las mecánicas y opciones que se nos presentarán a posteriori en nuestra fuga. The Escapists, en estos primeros segundos, no se desvive demasiado por los detalles y nos explica muy por encima las posibilidades del juego.
En el juego de Team 17 y Mouldy Toof Studios no hay un objetivo mayor que el de salir de los muros de la prisión. The Escapists nos ofrece varios tipos de cárceles, organizadas de menor a mayor dificultad, cada una con sus propias reglas, permisos y actividades. En la primera prisión de la que tenemos que huir, nos encontraremos con un régimen de semi-libertad, un buen número de deberes y obligaciones y unos compañeros y alguaciles de lo más educados y permisivos. Esta fase sirve como terreno de pruebas, para comprender hasta qué punto tenemos libertad en la prisión, y qué cosas podemos hacer -y cuales no-.
La cómoda vida en la cárcel
The Escapists funciona como una suerte de juego de rol con respecto a nuestro presidiario, en el que tenemos que preocuparnos de su bienestar y su salud -además de por la integridad física, nunca sabremos en qué momento podemos recibir una paliza-, intentando cumplir en la medida de lo posible, las comidas y las horas de descanso. De esta manera, se tiene al jugador pendiente del cuidado del personaje, obligándolo a seguir el horario marcado por la vida en la cárcel. Así pues, los primeros días servirán para habituarse al estilo de vida: inspecciones, formar en el patio, trabajos en lavandería, limpieza, gimnasio, horas de internet y lectura, el férreo régimen de comidas y llamadas…
Podemos estar un número ilimitado de días entre los muros, acomodándonos a los placeres de la vida carcelaria, y entablando relación con otros reclusos. The Escapists nos ofrece un catálogo muy variado de recados y pequeñas misiones, que nos servirán para acumular recursos en forma de dinero -que es la forma de comprar objetos y materiales, como explicaremos más adelante- y para, en términos de juego, aportar variedad a las mecánicas jugables de cara al usuario.
Estar tareas son muy distintas las unas de las otras, y van desde robar objetos de las celdas de otros presos, a otorgar palizas, crear distracciones o encontrar materiales muy difíciles de obtener. En función de la dificultad de estas misiones y de nuestro éxito -o fracaso- en ellas, nuestra estancia en la cárcel se volverá más distendida y fácil, o un auténtico infierno. Hacer mal las cosas, o acabar en las manos de los guardias, nos pondrán en la diana para con nuestros compañeros de prisión, ganándonos las enemistades de más de uno -que se materializarán en golpes variados a la hora de la comida, la ducha o el gimnasio-. Es por esto que, aunque parezca mentira, estaremos en constante tensión, incluso en las cárceles más sencillas. Tenemos que tener un ojo encima a la energía y permanecer atentos a la vida que nos queda y ser lo más respetuosos posible con personajes como el alcaide. Llevar el equilibrio de tantas facetas al mismo tiempo es harto complicado, sobre todo si intentan acuchillarnos a las primeras de cambio.
The Escapists tiene un componente de crafting y creación de objetos muy interesante, que se acaba convirtiendo en el eje casi absoluto de cara al plan de huida. Gracias a ello, podemos crear y modificar un buen número de elementos, creando navajas y utensilios afilados usando cuchillas y peines, creando mazas con pastillas de jabón y calcetines o explosivos caseros ideales para la distracción. Las posibilidades son muy grandes, y aunque la interfaz no nos ha terminado de convencer al respecto -es un poco torpe-, podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación y ser bastante creativos.
El juego irá subiéndonos su dificultad en función de la cárcel en la que nos toque cumplir condena, con lo que tendremos desde un centro de baja seguridad -y con todas las comodidades posibles- a una cárcel en la que incluso el movimiento en falso más pequeño, podrá ser castigado. A eso hay que sumarle las inclemencias del tiempo: no es lo mismo pasear por unos jardines, que esquivar guardias y focos en mitad del desierto o entre la ventisca y la nieve. Es por eso que, pese a las restricciones que se nos pongan por delante en prisión, no hay que olvidar que tendremos gran margen de libertad en nuestra fuga, pudiendo elegir la vía rápida o una más compleja, calculada y fría. Es decir, en un momento dado podemos internarnos en los conductos de ventilación, cavar, escaparnos por las tuberías -como en la famosa, ‘Cadena perpetua’-… The Escapists bebe, -lógicamente- de todo los clichés habidos y por haber en las películas de prisiones y escapadas, con lo que si habéis bebido mucho cine en este aspecto, os alegraréis al saber que casi todas las ideas alocadas que se os pasen por la cabeza podrán ser puestas en práctica.
En relación a esto último: The Escapists puede llegar a ser un juego tedioso. Y os lo decimos porque, si no planeamos bien nuestra fuga, y cometemos un fallo -que nos pillen, por ejemplo, en una celda de aislamiento y nos roben o quiten nuestras cosas-, podemos echar al traste toda una partida, obligándonos a cargar partida o empezar una nueva desde el inicio. Al final, en muchas ocasiones, todo se reduce al conocido método de ensayo y error.
The Escapists es un juego con un marcado sentido retro en lo audiovisual, con pasión por los planos cenitales -el título nos presenta su perspectiva como si de uno de los Metal Gear originales de MSX se tratase, mítico videojuego con el que guarda sendos paralelismos y al que procura rendirle ciertos homenajes- y el llamado pixel art en dos dimensiones. El sonido quizás no sea especialmente destacable, pero proporciona la ambientación justa para darle veracidad -dentro de unos límites- al cuento de prisiones y fugas que nos intenta relatar. The Escapists está traducido al castellano.
Conclusiones finales
The Escapists nos ha sorprendido gratamente. Su planteamiento es muy original -no siempre nos retan a vulnerar la seguridad de una prisión-, y sus mecánicas, a medio camino entre los juegos de sigilo, rol y simulación, beben de algunos títulos reputados y encajan muy bien con el estilo humorístico y paródico del juego. The Escapists es un juego ideal para invertir horas, retransmitir partidas y disfrutar con el amplio abanico de posibilidades que nos ofrece partida tras partida.