Análisis de So Many Me (Xbox One)
Las tendencias y las modas son inevitables. Si hace unos años asistíamos a la aparición de juegos de acción en tercera persona con coberturas -a raíz del éxito de juegos como Resident Evil 4 o Gears of War-, o nadábamos en la sobre abundancia hace una o dos generaciones en lo relativo a los juegos de lucha en tres dimensiones, ahora podríamos decir que vivimos en la era de los títulos de mundo abierto y los juegos de corte independiente en dos dimensiones. Es imposible escapar a su influjo. Es algo que hemos debatido largo y tendido a través numerosos artículos, foros y análisis, y que tiene su origen en multitud de motivos que van desde la aparición de los portales y plataformas digitales a la expansión y apertura de las herramientas de programación hacia públicos más mayoritarios.
So Many Me a simple vista, podría catalogarse como un juego más de los que pueblan y forman el fondo de armario y catálogo de cualquiera de las consolas de sobremesa actualmente. Quizás incluso pase desapercibido para muchos jugadores de Xbox One, algo que sería, siendo honestos, una lástima -sobre todo ahora que se incluye dentro del programa Games with Gold-. So Many Me es un título muy entretenido, divertido y adictivo, capaz de atraparnos gracias a una propuesta de plataformas y puzles muy equilibrada y presentada.
Yo, yo mismo y Filo
So Many Me cimienta su encantadora jugabilidad en la utilización de un buen número de clones y simpáticos personajes, nacidos a través de un mágico suceso en la llamada Fuente de la Vida, y puestos a disposición -con cierta sorna- al servicio de la justicia del Doctor Asimov -sí, como estáis leyendo- en pos de luchar contra una sombra diabólica que amenaza con destruir todo el mágico mundo del título.
El argumento -o pretexto, pues tampoco es que el videojuego haga alardes del mismo- de So Many Me es paródico, divertido, y está tiznado de diálogos socarrones entre nuestros clones y seguidores -que sorprendentemente, tendrán cada uno su minuto de gloria y un sinfín de personalidades distintas-.
Son los citados clones y sus variados usos posibles, los principales ingredientes de So Many Me, así como el eje absoluto de su mecánica jugable. El control en So Many Me es en principio, idéntico al de cualquier videojuego de plataformas en dos dimensiones: tenemos un botón de salto -Filo, el protagonista original, puede parecer un guisante remotamente antropomórfico, pero salta distancias considerables- y para eliminar a la mayoría de enemigos, bastará con golpearles en la cabeza un par de veces. Pero una vez comenzamos a rescatar dobles y seguidores, las mecánicas en principio comunes, se volverán más complejas y desafiantes.
Nuestros clones tienen una serie de funciones básicas que tendremos que comprender a la hora de avanzar hacia adelante. Los verdes amigos de Filo pueden adoptar distintas formas y condiciones, y ayudarnos a sortear y esquivar obstáculos, o servir incluso de escudo ante los enemigos. La primera habilidad que aprenderemos a usar, y que es la esencial para comprender el concepto de plataformas de So Many Me, es la de convertir a un seguidor en un bloque de piedra.
Esta cualidad -que se activa presionando la X en el botón del pad de Xbox One- nos permite saltar sobre él, y llegar a los lugares más inaccesibles, ayudándonos también a alcanzar aquellos secretos ocultos, desplazándonos con mayor facilidad por los escenarios. Huelga decir que podemos convertir a nuestros clones en tantos bloques como queramos, creando secuencias imposibles de piedras flotantes por los niveles. So Many Me invita a que seamos originales e inteligentes alternando estas transformaciones, sobre todo cuando tenemos a toda una legión de seguidores verdes a nuestras espaldas -digamos que en ocasiones, incluso pueden abrirnos la puerta a determinados puzles en según qué niveles-. Y cuando creemos que su función ha terminado, pulsaremos gatillo, y nuestro amigo verde recuperará la forma original. Mágico, rápido y efectivo.
So Many Me no se queda ahí. Aprovechando que tendremos a toda una pléyade de compañeros siguiendo nuestros pasos, el juego nos oferta diversos power-ups y poderes concretos a través de plantas coloridas -algunos de un único uso- por los escenarios, invitándonos a la resolución de problemas de los distintos escenarios y mundos. Por ejemplo, en algunos niveles estaremos a oscuras, y tendremos que iluminar a uno de nuestros seguidores para saber en qué lugar estamos o hacia dónde debemos ir, con lo que será cuestión de encontrar una de estos vegetales amarillos. Si por el contrario, es necesario un trampolín para conseguir impulso, uno de nuestros de clones acabará comiéndose una de las plantas rojas y ayudando a sus compañeros. Las azules, por su parte, servirán para ayudarnos a empujar objetos con toda la fuerza posible. Las posibilidades, repetimos, son enormes. ¡Incluso podemos invocar lagartos gigantes!
Usar correctamente este tipo de habilidades, en combinación con los movimientos básicos y transformaciones que iremos aprendiendo, son la base sobre la que se erige So Many Me para ofrecernos sus rompecabezas y puzles. Huelga decir que el diseño de los niveles y los cinco mundos de So Many Me -de como os podéis imaginar, ambientación temática- es algo sesudo y retorcido conforme vamos avanzando, con lo que no habrá tiempo para la distracciones.
El ritmo de juego no es que sea frenético, pero sí nos pide que sepamos controlar con cierta soltura las posibilidades de transformación y movimiento de Filo y sus clones. La muerte se cebará con nosotros muchísimas veces, siendo parte indivisible del propio ADN del juego, y del consabido método del "ensayo/error" tan común en miles de videojuegos del género pero al igual que en otros títulos, como el soberbio Rayman Legends, el perder la vida no es sinónimo de frustración o enfado -al menos, durante la mayoría de las ocasiones-.
Reduciendo las bondades de So Many Me al mínimo, podríamos clasificarlo como un juego de plataformas con rompecabezas. Los ingredientes están presentes en todo momento, sin divagar hacia ningún lugar estrambótico o innecesariamente complejo, mostrándonos una solidez constante e impecable. Siempre tendremos claro qué hacer y de qué manera, sin que esto signifique una reducción directa de la dificultad -incluso los jefes finales, si es que podemos llamarlo así, son entretenidos y desafiantes-. Además, mucho de los puzles y enigmas más complejos son opcionales, regalos y requisitos para encontrar aspectos, accesorios y demás bonificaciones para personalizar a cualquiera de nuestros clones. Es una forma -inteligente, o eso creemos- de premiar al jugador que desea explorar o adentrarse en grado de mayor profundidad en el juego.
Apartado técnico
So Many Me es un juego muy agradable a la vista. Hace gala de una increíble paleta de colores, ofreciendo parajes vibrantes, luminosos e increíbles y personajes ciertamente adorables. El uso de las dos dimensiones, con distintos planos y grados de profundidad, le sienta a la perfección a un juego en el que las animaciones y el diseño de criaturas y enemigos es tan notable.
Siempre encontraremos algo a lo que mirar y con lo que quedarnos absolutamente absortos, y si bien no llega al grado de excelencia de juegos como Child of Light o el citado anteriormente Rayman Legends, So Many Me cumple con creces en una consola como Xbox One. La música, orquestal y muy rítmica -aunque ciertamente propensa a la fanfarria animada-, cumple sobradamente, y aporta una acertada dimensión a una aventura tan particular. So Many Me no cuenta con traducción al castellano, y se encuentra en completo inglés.
Conclusiones finales
So Many Me es un videojuego de plataformas y puzles que goza de una de las jugabilidades más sólidas del género en estos días -que no es poco-. Su adaptación a Xbox One mantiene todos los ingredientes que hicieron sólido al juego en su día en PC, contando con un mapeado de control en la consola de Microsoft muy notable y con un apartado audiovisual en dos dimensiones a la altura.
So Many Me sabe jugar con la duplicación de personajes para presentarnos continuos retos, puzles entretenidos y niveles exquisitamente retorcidos -sin que estos sean artificiales en ningún momento-, que tampoco son muy pesados ni se hacen especialmente largos. Es el principal motivo para disfrutar de So Many Me: pese a contar con innumerables personajes, cientos de cosas por hacer y un decenas de formas de resolver cada problema y obstáculos, jamás cansa. Un buen añadido al programa de juegos Games with Gold para Xbox One.