Análisis de No Time to Explain (Xbox One)
Desde prácticamente los inicios del género, los juegos de plataformas se han vinculado con el salto. Saltar de, obviamente, una plataforma a otra. No necesariamente hay que saltar con las piernas, sino que tenemos una abanico amplísimo de posibilidades que nos pueden ayudar a llegar una zona a otra, y experimentando con ese concepto recibimos hoy No Time to Explain, un juego en el que tenemos algo mucho mejor que piernas para saltar. Un gigantesco rayo láser.
No Time to Explain es, en realidad, una revisión del juego original que se lanzó hace bastantes meses, y que nos llega bastante más pulida.
Es por eso que quizás lo hayáis jugando antes, si bien con esta versión tinyBuild, el equipo desarrollador, aprovecha el lanzamiento del juego en consolas para corregir sus fallos y ofrecernos también en PC la experiencia "definitiva".
No hay tiempo para explicaciones
"Hola, soy tu yo del futuro y no hay tiempo para explicaciones". Así comienza este título de plataformas en el que tendremos que usar diferentes armas para recorrer escenarios llenos de peligros y salvarnos a nosotros mismos (o a nosotros del futuro, ya sabéis cómo son estas paradojas) de peligros inverosímiles, como cangrejos gigantes o tiburones voladores armados con bombas. Lo de todos los días.
La modalidad básica de nos pone con una especie de cañón láser que sirve como arma y que nos propulsará hacia donde nosotros apuntemos con el stick derecho o el puntero del ratón. A pesar de que pueda sonar sencillo, os aseguramos que no lo es. Es accesible, sin duda (apenas usamos tres botones en el juego), pero poder guiar el rayo hacia donde nos interesa es más exigente de lo que parece, sobre todo con los escenarios tan enrevesados que llegaremos a encontrarnos durante la aventura.
Los escenarios son relativamente breves. Moriremos muchas veces, pero sin contar los intentos fallidos, completarlos no suele llevar más de un minuto (salvo en el caso de los jefes finales. Además, cada escenario tiene un objetivo claro que es llegar a la meta, pero aparte, tendremos que encontrar "sombreros" repartidos por el entorno, unos coleccionables que nos permitirán cambiar la cabeza de nuestros protagonistas y poder así personalizarlos.
La dinámica se rompe con dos factores: las nuevas armas y las batallas contra jefes. Las nuevas armas modifican la manera en la que tenemos que jugar, y nos tendremos que adaptar a sus características para movernos por el escenario. Por ejemplo, hay una escopeta que tiene un retroceso bestial, o una especie de garfio gravitatorio de lo más curioso. Las armas las imponen los niveles –no podemos elegirlas–, ya que están diseñado para cada una.
Las batallas contar los jefes, por su parte, suelen ser el mayor desafío. Aquí tendremos que usar las armas en sus dos facetas, la de desplazamiento y la ofensiva. Será necesario movernos por el nivel, esquivando los ataques rivales, a la vez que le disparamos en sus puntos débiles. Las batallas son razonablemente interesantes, con rutinas clásicas para los jefes y un sistema de vidas que nos obligará a completar esa batalla sin morir demasiadas veces.
Una puesta en escena mejorable
Los orígenes de No Time to Explain como juego flash son obvios, y su estilo artístico nos recuerda mucho a los juegos de The Behemoth (Castle Crashers, BattleBlock Theater), estudio con el que compartían ese formato cuando dieron sus primeros pasos. Hablando de BattleBlock Theater, las voces de nuestro yo del futuro –único narrador de la historia– también nos recuerdan mucho a las del ya mítico narrador de este juego, aunque mucho menos acertadas o divertidas.
Obviamente, no vamos a acusarlos de plagio ni mucho menos, ya que No Time to Explain debutó originalmente en 2011, pero esto no quita que su apartado visual se nos antoje demasiado sencillo y que el doblaje se nos haga molesto. Esto último, por supuesto, es algo totalmente subjetivo, pero odiamos los gritos desmesurados y los comentarios sin gracia (que encima se repiten cada dos por tres) en muchos de los niveles. Si soportáis el doblaje, en realidad todo lo audiovisual funciona para cumplir el objetivo jugable, por lo que no se le pueden poner muchas más pegas.
Ampliando la experiencia
No Time to Explain es bastante breve en su esencia, y en una o dos tardes podremos completar su modo principal. Eso sí, la versión que hemos probado –la de Steam– es compatible con Steam Workshops, por lo que podemos ampliar la experiencia con las creaciones de la comunidad, algo que le sentará genial para aquellos que lo compren a precio completo: unos nada despreciables 14,99 euros.
También tiene un modo multijugador local para hasta cuatro jugadores, que puede ser un caos maravilloso o una manera rápida y sencilla de perder los nervios en apenas unos minutos por culpa de la cámara del juego. Si tenéis un grupo de amigos que se pueda reunir en casa creemos que merece la pena probarlo, pero no es esencial para disfrutar de la experiencia; de hecho, nos ha gustado más jugando solos que acompañados. Se ve que la cámara ha sido concebida para el modo en solitario, y nos va a jugar muchas, muchas malas pasadas si la ponemos a prueba con amigos.
Un plataformas exigente y divertido
Nos lo hemos pasado bien con No Time to Explain. Es uno de esos juegos que sabe combinar originalidad y dificultad, siempre manteniendo un equilibrio acertado para tocar la frustración sin estancarse en ella. Creemos que los 14,99 euros que cuesta puede ser un pelín caro para lo que dura, pero teniendo en cuenta que ofrece compatibilidad con Steam Workshop, si la comunidad se pone las pilas puede ayudar a darle más vida al juego. Por lo demás, os lo recomendamos si os gustan los plataformas originales y desafiantes, y si lo queréis para jugar con amigos, os recomendamos que lo probéis antes de comprarlo.