Análisis de Forza Horizon 2 (Xbox One, Xbox 360)
Forza Motorsport se ha convertido en uno de los pilares de la marca Xbox desde su debut en el año 2005. Desde entonces la saga de velocidad de Turn10 Studios ha acudido puntualmente a su cita cada dos años, convirtiéndose el pasado 2013 en el juego estrella del lanzamiento de Xbox One. Si las agendas se cumplen Forza 6 llegaría el año que viene, pero mientras tanto los aficionados a la velocidad tienen en Forza Horizon 2 una compra obligada. La vertiente arcade de Forza regresa con fuerzas renovadas este año, tras su debut en 2012, sumergiéndonos en un mundo abierto con una abrumadora cantidad de contenido y posibilidades.
Forza surgió en 2005 como una alternativa a Gran Turismo, el juego estrella de los rivales de PlayStation, desplazando a Project Gotham Racing como bandera de la conducción en Xbox. El estudio Bizarre Creations responsable de este último fue posteriormente comprado por Activision, se estrelló con Blur en 2010 y fue desmantelado, pero se nota que buena parte del equipo ha acabado en Playground Games, los creadores de Horizon.
El diseño es de mundo abierto y su vinculación con Forza se mantiene y fortalece, usando el sistema de inteligencia artificial Drivatar, pero la jugabilidad tiene ese toque Gotham, ese ajustado y divertido término medio entre la simulación y el arcade, que se beneficia del sistema físico de su "hermano mayor" simulador, pero ofrece una jugabilidad mucho más desenfadada pero igual de retadora. Además y al igual que Forza 5, nos permite ajustar el desafío a nuestras habilidades, pudiendo configurar las ayudas a la conducción y la dificultad de los rivales para ajustar las carreras (y sus premios) a nuestras aptitudes.
Carreras en la Costa Azul
Forza Horizon 2 cambia radicalmente de ambientación. El polvoriento y marrón Cañón del Colorado del primer Horizon deja paso a la vistosa Costa Azul. El juego nos lleva a una gran extensión de terreno inspirada en la frontera entre Francia e Italia, con algunas localidades reales (Niza), otras imaginarias y ausencias como San Remo o Mónaco. Más que intentar recrear de forma realista esa zona, lo que han hecho los desarrolladores es inspirarse en sus paisajes y carreteras para plasmar un entorno de juego abierto y muy variado. Contamos con sinuosas carreteras al borde del Mediterráneo, rutas montañosas, senderos de tierra, carreteras secundarias, autopistas y tramos urbanos que nos recordarán al clásico GTI Club de Konami. Pero, sobre todo, por el mundo abierto y la ambientación, Horizon 2 recuerda a otra saga desaparecida, Test Drive Unlimited, pionera de los juegos de conducción en mundo abierto.
El pretexto para llevarnos a orillas del Mediterráneo es de nuevo el festival Horizon, el alegre y misteriosamente legal evento de carreras que conocimos en el primer título, y que esta vez se traslada al sur de Europa. La excusa perfecta para que el juego nos lleve de ciudad en ciudad retándonos a completar los 168 campeonatos diferentes, sumando todas las clases de coches, aunque solamente necesitaremos superar 16 para poder disputar la gran final Forza. En el extenso mapeado contamos con seis ciudades y el modo para un solo jugador del juego hace que el festival sea itinerante entre estas seis localidades. Primero nos marcan un destino y el festival se traslada hacia él, en una especie de contrarreloj ligera, corriendo rodeados de otros coches que también se están moviendo, en la que tenemos tiempo de sobra para desviarnos si queremos explorar algo más del terreno. Cuando lleguemos a cada lugar podemos elegir uno de los tres campeonatos que nos sugieren o navegar más para encontrar el que queremos, siempre restringidos a una selección de coches. Si no tenemos uno de ellos siempre podremos adquirirlos desde el propio menú de la carrera, o bien en la "feria del automóvil", que ejerce de concesionario del juego.
Una amplia selección de coches
Hay una amplísima selección de coches, incluyendo superdeportivos y modelos de calle actuales, y también un montón de coches clásicos seleccionando lo mejor y más representativo de cada época. Los deportivos retro incluyen el Lamborghini Countach o Diablo, Ferraris de todo tipo, desde el Testarossa hasta el F40 o el F355, pero también coches de menor gama que también fueron emblemáticos como el Toyota MR2. Lo mismo ocurre con los coches de Rally de los 80 y 90 como el Lancia Delta, el Subaru Impreza, el Mitsubishi Lancer o el Toyota Celica, o con deportivos clásicos de los primeros años del automovilismo.
Todos los coches cuentan con un gran modelado y las grandes opciones de personalización que siempre han caracterizado a la saga Forza, pudiendo incluso descargar un diseño de otro usuario, o crear el nuestro propio, subirlo a Internet y recibir créditos a modo de comisión cuando otros lo hagan. Como en Forza 5, los coches están separados por categorías y puntuaciones, aunque el requisito para muchas carreras no será una potencia concreta sino que el coche sea un modelo específico (por ejemplo, en las carreras retro). El juego nos permite tunear todos los elementos del coche y mejorarlo pieza a pieza para que se ajuste a una potencia concreta, o incluso optimizarlo automáticamente para que esté al máximo dentro de una categoría, todo ello previo pago de créditos. Las posibilidades de configuración son tan extensas como en un simulador, algo que contrasta con la naturaleza arcade del juego. Es lo suficientemente versátil como para que el que solo quiera correr sin complicaciones le dé dos veces al botón A y todo esté a su gusto y el más experto en conducción pueda personalizar el coche a su antojo, lo que es un gran acierto.
Las carreras y el mundo abierto
Como decíamos, las carreras de Horizon 2 están organizadas por campeonatos que se distribuyen a su vez por los diferentes "centros neurálgicos" del juego. Una vez hayamos entrado en un torneo tendremos que dirigirnos a sus pruebas conduciendo por el mundo abierto del juego. Las carreras varían entre circuitos cerrados o tramos que pueden incluir partes offroad, urbanas o con tráfico, pero lo que tiene más chicha es el mundo abierto, por el que tendremos que conducir para dirigirnos a ellas. De hecho, al principio se echa en falta que no haya opción de viaje rápido (se desbloquea más adelante), pero quizás haya sido un acierto no incluirla al comienzo del juego, porque de lo contrario los jugadores podrían perderse parte de la esencia de Horizon 2.
El engorro de tener que viajar de pueblo en pueblo (unos tres o cuatro minutos de viaje a toda pastilla) y de prueba en prueba (si vemos dónde empieza y acaba cada una podremos planificar una ruta) se compensa con la cantidad de pequeños secretos que guarda el juego. Por un lado hay multitud de carteles que romper, obteniendo puntos de experiencia y otros extras, que al verlos se marcarán en el mapa por si queremos volver a hacer una "ruta de desbloqueo" tan común en los juegos del mundo abierto. También hay "momentos especiales", pequeños retos que nos ponen a los mandos de un vehículo con una misión, como por ejemplo llegar a un punto en un tiempo límite, o pasar por un radar a una velocidad mínima. Los radares y las zonas de velocidad abundan por el juego, constituyendo pequeños retos que nos darán puntos de experiencia, además de la satisfacción de ver cómo se comparan nuestras marcas con las de nuestros amigos.
Un montón de cosas que hacer con feedback constante
La integración del juego con el mundo online es constante. Corremos contra Drivatares (inteligencias artificiales basadas en jugadores reales), especialmente si son amigos nuestros; nos cruzamos constantemente con otros corredores inspirados en jugadores reales a los que retar y cada vez que hagamos algo, ya sea pasar por un radar de velocidad, encontrar uno de los diez coches ocultos que hay dispersos por el juego, o ganar un campeonato, veremos cómo van nuestros amigos con el juego. Es una integración del online dentro del offline muy completa, muy proactiva. Te incita a seguir jugando, te hace reaccionar cuando ves que al día siguiente un amigo tiene más nivel que tú o ha avanzado más, contribuye a que el juego te mantenga enganchado. En el modo offline, tras cada carrera, tendremos la opción de competir contra un rival (controlado por la máquina) batiendo su mejor tiempo en esa prueba. Si lo hacemos nos darán una recompensa económica que irá creciendo según sumemos rachas de victorias. Y por supuesto, todo ello nos dará puntos de experiencia.
El sistema de niveles del juego es similar al de Forza 5. Todo lo que hagamos nos da experiencia adicional. Tras cada carrera no solo recibiremos una recompensa en dinero, abundante y generoso en el juego (rara vez tendremos que "ahorrar" para comprar un coche, el dinero fluye y fluye, a no ser que queramos un supercoche), también nos darán puntos de experiencia que contribuyen a subir nuestro nivel de corredor. Asímismo, toda nuestra conducción suma, desde derrapes, saltos, picos de velocidad o temeridades. Todo ello va subiendo poco a poco nuestra experiencia, haciendo que cada pocas carreras subamos de nivel y obtengamos una recompensa. Aparte de la satisfacción y de que cambia el color de nuestro indicador, con cada subida podremos girar una ruleta con premios económicos y coches, y recibiremos un punto de habilidad que invertir. Las habilidades van desde ganar un poco más de experiencia o dinero con algunas acciones hasta ventajas en el juego online, descuentos al comprar nuevos coches y el ansiado viaje rápido. Comenzando con una habilidad central obligatoria, podremos ir desbloqueando otras dentro de una cuadrícula por la que vamos avanzando.
El modo para un solo jugador tiene contenido suficiente para tenernos entretenidos durante un par de decenas de horas, con muchos campeonatos, coches que desbloquear y pequeños rincones del mundo que explorar. Cuenta incluso con el reto de fotografiar todos los coches del festival como misión extra, ganando dinero poco a poco. Lo bueno es que deja bastante libertad al jugador una vez pasada la primera hora y pico de juego, donde nuestro anfitrión nos guía por las facetas y el funcionamiento del juego. Una vez hayamos visitado tres pueblos, el juego va abriendo todas sus posibilidades y nos permite explorarlas en el orden y como queramos, desde elegir campeonatos de los coches que nos gusten hasta pasar el rato sin competir, dando vueltas, buscando todos los secretos.
Un modo online integrado
El modo online de Horizon sigue el camino iniciado por títulos como Need for Speed Rivals e intenta combinar nuestra partida con la de otros jugadores, compartiendo el mismo mundo de juego y participando en diferentes retos. Tenemos desde carreras normales y corrientes en los que gana el que llega primero a otras pruebas más originales como una ruta de eventos en las que el ganador es en realidad el que más puntos de experiencia obtenga, ya sea en los propios retos o en el camino hacia ellos. Entre los eventos hay modos originales como el "infectado", en el que un jugador tiene que pasar una especie de maldición a otro chocando contra él, o el "rey", en el que ocurre lo contrario: un jugador es el rey y tiene que evitar que los otros le choquen, robándole el título. Gana naturalmente el que más tiempo logre ser rey durante la prueba.
Horizon 2 es probablemente el juego de coches de mundo abierto más completo hasta la fecha, y además cuenta con una buena integración con el modo online, a una sola pulsación y con el mismo mundo de juego. El único aspecto negativo que hemos visto es que hay demasiadas interrupciones, demasiados tiempos de carga y pantallas de transición entre eventos, carreras y conducción libre, y eso lo hace un poco menos fluido e integrado. Es como si a los diseñadores les hubiese faltado un extra para darle a todo el conjunto algo más de empaque.
Un sensacional modelado de los coches
A nivel visual Forza Horizon 2 es notable pero no impacta tanto como Forza Motorsport 5 el año pasado. Usa su mismo motor gráfico con un año a sus espaldas, con el que mueve un extenso mundo de juego con unos buenos efectos climáticos y de iluminación. Aunque el escenario tiene un gran tamaño y cuenta con un montón de elementos interactivos que podemos destruir, a veces se nota la aparición repentina de elementos y, aunque puede haber muchos coches al mismo tiempo, se echa en falta algo más de vida y movimiento en los escenarios.
Los coches son con diferencia lo mejor del apartado visual del juego, con un sensacional modelado y los daños en tiempo real a los que la serie Forza nos tiene acostumbrados. Sobre todo llama la atención el buen nivel de detalle de la vista interior del coche, y cómo afectan a la experiencia los elementos estéticos que le pongamos. Los cristales tintados se notan en esta cámara, viendo el exterior filtrado por el cristal, y podemos ver los elementos del capó del coche desde este punto de vista. La sensación de velocidad es buena y los efectos en tiempo real como de iluminación o tiempo atmosférico lucen a un buen nivel.
Una amplia selección musical y un completo doblaje al español
En el apartado sonoro destaca sobre todo la extensa selección musical, dividida en diferentes emisoras de radio que emulan a la saga Grand Theft Auto y tienen sus propios locutores. Las emisoras cuentan con temas reales licenciados, intercalados con comentarios en francés o italiano, y sorprende la gran variedad, incluyendo canciones que han estado de moda en los últimos meses e incluso una emisora de música clásica con versiones de Wagner, Tchaikovsky, Bizet o Verdi, entre otros muchos. Se pierde uno de los grandes logros de Forza 5, esa música interactiva que contribuía a la tensión y la epicidad de la competición, pero la extensa banda sonora encaja como anillo al dedo con el estilo desenfadado del juego.
El sonido de los coches está al mismo nivel de su hermano simulador, mientras que el doblaje es en perfecto español. Hay algunas secuencias cinemáticas y bastantes narraciones explicándonos qué hacer en cada faceta del juego, pero sobre todo oiremos a ANNA, una especie de mezcla entre GPS y hada madrina que nos dará indicaciones en las rutas que sigamos, y a la que podremos preguntarle -hablándole a Kinect- rutas a los puntos más cercanos como garajes o eventos.
Una mezcla perfecta entre arcade y simulación
Forza Horizon 2 logra un perfecto término medio entre la simulación y el arcade, como ya había logrado su antecesor, y esta vez redobla su apuesta por el mundo abierto llevándonos a un terreno mucho más extenso y repleto de competiciones, pequeños retos y secretos que encontrar. Si el primero se vio como un derivado para probar suerte, esta segunda parte ya no tiene que mirar desde abajo a su hermano mayor -aunque le deba el motor gráfico y la inteligencia artificial-. Tiene su propia personalidad y horas y horas de diversión, y además llega en un gran momento para demostrar sus virtudes -este año no hay Need for Speed nuevo-.
Con una gran jugabilidad y diseño, solo un apartado gráfico menos impactante de lo esperado y las lentas transiciones entre el mundo abierto y los eventos se le pueden achacar. El resto es un juego de tomo y lomo, con una jugabilidad que gustará a todos los usuarios y con el aliciente de poder ajustar las ayudas para que se adapte mejor a sus preferencias, divertidas opciones online y una gran capacidad para engancharte e incitarte a superar más campeonatos, retos y secretos.