Análisis de The Gunstringer (Xbox 360)

A principios de año Twisted Pixel, los creadores del famoso y genial 'Splosion Man, anunciaron su primer juego exclusivo para Kinect, The Gunstringer. Un juego protagonizado por una marioneta vaquero, ambientado en el Lejano Oeste con una historia de venganza. En un principio confirmado para su lanzamiento en descarga digital, Microsoft Studios, posiblemente al ver la calidad del juego y querer nutrir a Kinect de un mejor catálogo en las tiendas, decidió apostar por él en formato físico, que es como finalmente nos ha llegado.

Es discutible si debería haber sido una descarga, y si en formato físico es caro, ya que se puede terminar en menos de cuatro horas, algo que intentan compensar incluyendo un código para descargar Fruit Ninja Kinect. En cualquier caso, lo que es menos discutible es su frescura, humor y diversión, siendo sin duda uno de los mejores juegos para Kinect. Un dispositivo para el que durante estos meses solo hemos tenido juegos de baile, de deportes o de fitness, pero que parece se empieza a animar con otro tipo de apuestas, como el espectacular Child of Eden, la aventura de terror Rise of Nightmares de Sega o el título que estamos ahora tratando.

Ya desde su presentación consigue sorprender. Vemos como una joven se baja de un coche en la puerta de un teatro y se adentra en él, todo esto mostrado en un vídeo de imagen real. Se sienta entre el público, vemos los preparativos de la función entre bambalinas, y vemos a nuestro protagonista en el escenario sobre una tumba, una cadavérica marioneta cowboy que tenemos que levantar para que empiece la función. Gunstringer desea vengarse de su antigua banda, que lo llenó de plomo y abandonó en medio del desierto, y como si de una función teatral se tratase, tenemos cuatro espectáculos, divididos a su vez en cuatro actos más un jefe, y un prólogo y un epílogo.

Es control es muy sencillo e intuitivo, y en menos de un minuto nos haremos con él y nos sentiremos cómodos jugando, como debería ser en cualquier buen título de Kinect. El personaje camina automáticamente hacia adelante, pero levantando la mano izquierda manejamos los hilos como si estuviéramos moviendo una marioneta. Podemos moverla de izquierda a derecha para esquivar todo tipo de obstáculos, o bien levantarla de golpe hacia arriba para que Gunstringer salte. Nuestra mano derecha es la pistola, tenemos una mirilla en pantalla que marca los objetivos automáticamente, hasta un máximo de seis, y subiendo la mano hacia el hombro disparamos, como si imitáramos el culatazo al disparar con un revolver.

Avanzamos por los escenarios tanto hacia el fondo de la pantalla, como en ocasiones en dos dimensiones de izquierda a derecha. Se mezclan los puros momentos de acción y disparos, con otros de plataformas, esquivando objetos y saltando, en un desarrollo que siempre se hace bastante variado y ameno. Recogemos unos tacos que inician una racha de muertes, dándonos muchos puntos, y en otras ocasiones usamos armas distintas, como una escopeta, un lanzallamas o una espada, aunque los protagonistas sean los revólveres. Hay situaciones en las que tendremos que disparar con las dos manos, en otras tenemos que dar puñetazos, prescindiendo de las armas de fuego, y hay situaciones con coberturas. Aquí el personaje deja de avanzar y se esconde tras algún objetos, y nosotros, además de disparar, tendremos que moverlo salir de la cobertura. Los jefes la primera vez sorprenden, por lo divertida de su mecánica y presentación, aunque luego se pierde el factor sorpresa, al comprobar que los cuatro del juego tienen el mismo planteamiento.

Aunque no parezca demasiado importante, es uno de los primeros juegos de Kinect que permite jugar sentados. Lo hemos probado y la verdad, no nos ha convencido del todo, no nos detectaba bien, y nos hemos vuelto a poner de pie. También incluye cooperativo para dos jugadores, en cualquier momento mientras jugamos solos, un segundo jugador se puede unir a la partida. Eso sí, solo maneja una mirilla y puede disparar, haciendo las cosas mucho más fáciles, pero habiendo un único personaje en pantalla, el que controla el primer jugador. El juego de por sí es sencillo, en la dificultad por defecto no los hemos pasado sin que nos mataran ni una solo vez, y quienes deseen un reto tendrán que desbloquear el modo duro.

Una de sus mayores bazas, además de que resulta entretenido y accesible, es su genial humor y peculiar estética. Quien haya jugado a otros títulos de Twisted Pixel, como 'Splosion Man, sabrá de lo que hablamos. Aquí su carismático protagonista, aunque no habla, se va cruzando con todo tipo de personajes a cada cual más estrambótico y estrafalario, y situaciones muy absurdas. Cuando os topéis con la historia de amor entre un leñador y un caimán, os daréis cuenta de lo locos que están estos chicos de Texas, unas situaciones y estética que bien podrían haber firmado Tim Schafer y Double Fine. Al fin y al cabo nos cuentan, con todos sus tópicos, la típica historia de venganza del Lejano Oeste, pero con mucha gracia y locura.

Pero no solo es lo que cuenta, sino el cómo. En todo momento sabemos que estamos actuando en una obra de teatro. Los enemigos son cartulinas, marionetas y muñecos, los escenarios son de cartón, y hasta una mano humana aparece en ocasiones para ponernos las cosas más difíciles. Ante algunas circunstancias de la historia, vemos en imagen real las reacciones del público, en una mezcla que queda sorprendentemente bien. Aunque técnicamente no sea puntero, sus personajes son tan simpáticos, todo es tan colorido y en líneas generales, el diseño artístico es tan acertado, que pasamos por alto algunas deficiencias técnicas.

Como hemos dicho se puede terminar en menos de cuatro horas, y no intentéis hacerlo del tirón, ya que al tener que estar con el brazo constantemente levantando, os acabará doliendo, como nos ha pasado a nosotros. Aunque al principio resulta fresco y sorprendente a cada momento, sus últimas pantallas son menos inspiradas, tanto en lo jugable como en lo estético, volviéndose un poco monótono, destapando algunas carencias jugables, y gráficamente feo, en unos escenarios oscuros y tétricos. Se nota que dura lo necesario y en estas últimas pantallas se acaban las ideas, lo que no quita que el 70% restante de juego sea genial. Eso sí, esto no consigue empañar el conjunto, y el epílogo, que es absolutamente brillante, deja con muy buen sabor de boca.

Cuando terminamos las fases dependiendo de los puntos obtenidos, nos dan una valoración en oro, plata o bronce, y además estos puntos equivalen a dinero, que se puede gastar para comprar distintos extras. Fotos, música, vídeos, comentarios del director, arte conceptual e incluso apariencias nuevas para el protagonista, o un modo difícil. A no ser que te piques con los marcadores online, y sacar todas las medallas en oro, su duración es corta, aunque está bien el incentivo de incluir como regalo Fruit Ninja, algo ajeno al propio juego.

En cuanto al sonido, la música es acertada y ambienta a la perfección, pero cuenta con voces en inglés, y esto resulta un problema, aunque tengamos subtítulos en castellano. Los personajes no hablan, y es un narrador el que constantemente va comentando nuestras peripecias y la historia. Esto se vuelve doblemente problemático, por un lado para jugar a Kinect hay que hacerlo bastante alejado de la pantalla, y el tamaño de los subtítulos, y su color blanco, no ayudan en nada, y se leen con dificultad. Si a esto añadimos que bastante preocupados estamos apuntando y disparando a la pantalla, será casi imposible en muchas ocasiones seguir lo que dice el narrador por los subtítulos, y solo los que entiendan bien el inglés podrán disfrutar del guión. Una pena, ya que a un título como este para toda la familia, especialmente para los niños, le hubiera sentado fenomenal un doblaje al castellano.

En resumen, The Gunstringer se convierte sin despeinarse en uno de los mejores juegos disponibles para Kinect, por muchos motivos. Por su simpatía, frescura, humor, carisma y lo divertido y sencillo que resultan sus controles. Siempre es bienvenido un juego que nos consigue sacar una sonrisa, y este lo ha logrado varias veces. Posiblemente hubiera brillado todavía más si siendo un título descargable en Xbox Live, ya que como juego físico –lo que se refleja en su precio- se muestra un tanto limitado, al poder ser terminado en menos de cuatro horas. Por lo demás esta es sin duda la senda a seguir por otras desarrolladoras que, sin inventar la pólvora, quieran hacer algo divertido y atractivo para Kinect. ¿Empiezan a llegar los juegos de verdad para este dispositivo? Eso parece, y cuanto nos alegramos.