Análisis de Pac-Man y las Aventuras Fantasmales (Xbox 360, Nintendo 3DS, PC, Wii U, PS3)
Pac-Man es uno de los títulos más importantes en la historia de los videojuegos, se esos pocos que han sido capaces de traspasar las fronteras del propio medio y llegar a la cultura pop, convirtiéndose en todo un icono. 34 años de historia que han dado para mucho, entre ello todo tipo de merchandising o incluso experimentos en otros medios, como el de las series animación para televisión. La más reciente Pac-Man y las Aventuras Fantasmales, estrenada el verano pasado y producida por Disney XD, una serie que en nuestro país emite desde hace poco Clan TVE.
Dirigida a los más pequeños de la casa, en ella se nos cuenta que un ejército de fantasmas dirigidos por el malvado Lord Betrayus quiere invadir PacWorld, y, por este motivo, Pac y sus amigos aceptan el desafío de proteger su hogar. "Cada episodio narra la historia de estos tres adolescentes que juntos lucharán con todas sus fuerzas por lo que creen: la amistad, la familia, la libertad y un futuro seguro para todos". Ahora nos llega un producto basado en esta serie en forma de videojuego para PlayStation 3, Xbox 360, Wii U y Nintendo 3DS, que al igual que el programa de televisión, también está orientado para el público infantil.
No es la primera vez que Pac-Man abandona sus clásicos laberintos, y ya en los tiempos de la primera PlayStation se lanzó un plataformas en 3D titulado Pac-Man World que celebraba el 20 aniversario de la saga, que recordamos con bastante agrado y que tuvo hasta dos secuelas, ya en la generación de PlayStation 2, Xbox y GameCube. Ahora con una jugabilidad muy parecida nuestro querido Pac-Man vuelve a las plataformas tridimensionales, pero con una intención muy clara de proponer algo extremadamente sencillo, que pueda disfrutar el público infantil.
Si bien el género de las plataformas en 2D está en mejor forma que nunca, con cantidad de propuestas de mucha calidad todos los meses, no son pocos los que nos quejamos de que los plataformas en 3D se hayan convertido en algo muy minoritario, un género que vivió una época dorada desde 1996 con la llegada de Super Mario 64, hasta bien entrada la generación de PlayStation 2, en la que este tipo de juegos se fueron apagando con propuestas cada vez de menos calidad. Pues bien, Pac-Man y las Aventuras Fantasmales recuerda y mucho a esos juegos de hace más de diez años, pero está tan dirigido al público infantil, que es complicado que complazca a todos aquellos jugadores que vivieron esa época.
Estamos ante un plataformas 3D súper sencillo, en el que con apenas tres botones realizamos todas las acciones, ya que todo gira entorno a saltar y comer fantasmas, mientras superamos unos niveles bastante lineales, aunque con algún camino secundario donde encontramos coleccionables. Las plataformas no son muy exigentes, al igual que los combates contra los fantasmas, y la sal y la pimienta la ponen las distintas transformaciones que puede adoptar Pac-Man, que cambian sustancialmente la jugabilidad, aportando un necesario toque de variedad.
En nuestra forma normal, además de saltar, tenemos un botón para atacar y comernos a los fantasmas, y otro pasa asustarlos, cambiando su tonalidad al clásico azul que los hace vulnerables, huyendo de nosotros. Estos intentan defenderse de nuestras embestidas, pero sus rutinas de ataque son muy previsibles. La cosa cambia cuando comemos alguna de las llamadas Bayas de poder, con las que Pac-Man cambia de forma y cuenta con nuevos poderes. Por ejemplo de hielo, pudiendo congelar a los enemigos, de fuego, quemándolos, camaleón, que le sirve para hacerse invisible y para engancharse con su lengua a unos resortes, pelota de granito, con la que nos volvemos una enorme piedra que arrasa todo a su paso, de goma, lo que nos permite rebotar en las paredes, o de metal, con lo que nos podemos imantar a las plataformas mecánicas.
Estas nuevas formas van apareciendo poco a poco a lo largo de los seis mundos, y cada vez que lo hacen la jugabilidad cambia, ya que los niveles están diseñados con determinada transformación en mente. Por ejemplo en el típico mundo volcánico, con la forma de hielo apagamos a los enemigos de fuego para podérnoslos comer, o congelamos unas columnas de lava para poder saltar sobre ellas. Con la forma de camaleón aparecen unas discretas secciones de sigilo, y en forma de bola de piedra algo similar a Super Monkey Ball. No se puede decir que haya puzles como tales, y el avance es bastante obvio, pero no es todo saltar y tirar para adelante, hay momentos en los que tenemos que activar mecanismos e interactuar con el entorno de diversas maneras.
Estamos ante un juego claramente orientados para niños, y a cualquier jugador adulto todo le parecerá demasiado simple y sencillo, lo que no quita para que sea moderadamente entretenido. Hay bastantes pantallas, algunas de ellas opcionales, y tenemos que intentar recoger la mayor cantidad posible de esferas amarillas que podamos, ya que en ciertos puntos del juego nos exigen un número concreto para poder seguir avanzando. Hay jefes finales, y las situaciones nunca son demasiado originales ni nada que no hayamos visto antes mejor realizado en otros plataformas, pero tampoco llega a hacerse demasiado repetitivo o aburrido, siempre hablando desde la perspectiva de un adulto, ya que un niño pequeño seguro que lo disfruta mucho más.
Como extras, en la base de operaciones, unas instalaciones en las que podemos descansar entre fases y charlar con varios personajes, hay unas máquinas recreativas que podremos ir desbloqueando. Un clásico matamarcianos de desplazamiento lateral, una imitación de Choplifter, unos sencillos minijuegos con varias fases, que son igual de simples y sencillos que las fases de plataformas, y que se quedan en poco más que una anécdota curiosa.
Además tenemos un peculiar modo multijugador para cuatro jugadores desde la misma consola, a pantalla partida. En este nos metemos en la piel de un fantasma, y tenemos que intentar dar caza a Pac-Man mientras luchamos contra los otros tres jugadores, para ver quién consiguen más puntos, ya sea cazando a Pac o golpeando a unos enemigos. Hay potenciadores, ítems, varios mapas y el hecho de ponernos en la piel de los villanos nos parece curioso, pero la ejecución no es demasiado brillante, y la gracia se apaga pronto.
Sobre los gráficos no hay mucho que decir, funcionales y acordes a las ambiciones del propio juego, con modelados simples, todo muy colorido, y sin ningún defecto técnico que empañe la experiencia. El apartado sonoro sí podía haber sido un poco más inspirado, ya que las pocas melodías que suenan se acaban haciendo un tanto repetitivas y pesadas, con unas voces en inglés –y subtítulos en castellano- que dejan un poco que desear, pero que te acaban haciendo gracia –quizá en contra de su voluntad- y tienen sentido en un producto como este orientado a los más pequeños.
Pac-Man vuelve a las plataformas
Entendido como un producto para el público infantil basado en una serie de animación, no está nada mal. A veces es complicado encontrar juegos apropiados para una franja muy determinada de edad, que no contengan temas inapropiados, que no sean demasiado complejos, y en definitiva que sepas que puedes dejar tranquilamente en manos de un niño, ya que son entretenidos y correctamente realizados, sin insultar a la inteligencia del jugador. Pac-Man y las Aventuras Fantasmales es un juego recomendable para los más pequeños de la casa, que sin hacer nada demasiado bien, pero tampoco demasiado mal, cumple con su cometido. En cambio si eres un adulto al que le gustan los juegos de plataformas, hay infinidad de propuestas mejoras, ya que su simplicidad y baja dificultad es complicado que satisfaga a un jugador experimentado, por mucho que te guste el género.