Análisis de Locos por el Surf (Xbox 360, PS2, PC, PS3)
Una de las películas del verano ha sido la infantil Locos por el surf, un film protagonizado por pingüinos y construida sobre la cada vez más popular animación por ordenador. Con esas cartas de presentación, estaba claro que iba a haber un videojuego y que éste, claro, llegaría a múltiples sistemas.
Nos ocupa ahora la versión para la consola de Sony, PlayStation 3, y para la de Microsoft, Xbox 360, que nos plasma de manera jugable la aventura de Cody Maverick en su determinación por ser una estrella del surf, y eso es algo que Ubisoft ha plasmado en todo el desarrollo del juego. Desde luego, hay que reconocer que como mínimo se ha conseguido plasmar en el planteamiento del título, empezando por la estética de los menús, lo que se puede ver en la película, estando completamente localizado al castellano.
Esto último desde luego es de agradecer teniendo en cuenta que el público potencial de este videojuego es el infantil, el mismo al que va dirigido la película, y por lo tanto normalmente requiere mucho más que otros sectores una localización lingüística plena para poder disfrutar del título…
El objetivo de Locos por el surf no es sino domar las olas para conseguir la mayor puntuación en las diferentes fases haciendo piruetas, pasando por las marcas, y dar saltos, un estilo de juego que legítimamente nos puede recordar al de los títulos de snowboard o skate. Después de todo, su planteamiento en realidad no es tan diferente en cuanto a su premisa básica. De hecho, todo el sistema de piruetas y acrobacias está bastante bien implementado en el juego y se muestra sólido y abre un amplio rango de posibilidades, pese a su gran accesibilidad de manera que es, en definitiva, el punto fuerte del juego pese a no estar tan evolucionado como en otros títulos con maniobras similares.
El trayecto que seguirá nuestro pingüino favorito estará guiado, claro, como en todo juego de velocidad (como, insistimos, títulos al estilo de la saga SSX u otros), solo que al estar en el mar, un entorno más abierto que el descenso de una montaña nevada o similar, esto puede resultar más evidente en ocasiones. Por supuesto, el trayecto marcado por el diseño de los niveles nos lleva directamente hacia los obstáculos que salpican el trazado aquí y allá mientras nos movemos sobre una gran ola sobre la que hacemos nuestras maniobras más arriesgadas para mejorar la puntuación.
Como decíamos, el sistema de acrobacias no es tan complejo como en otros juegos, pero en su sencillez reside su virtud. Cuando llegamos al pico de la ola saltamos al pulsar uno de los botones de acrobacia y, ya en el aire, podemos realizar una pirueta, lo que incluye también las maniobras especiales, aunque para poder llevarlas a cabo será necesario, antes que nada, haber llenado la barra medidora, que está también íntimamente ligada a los impulsos de velocidad, necesarios para superar determinados obstáculos y, también, rivales. Los personajes del juego están extraídos, claro, de la película, incluyendo a Cody, Lani, Pollo Joe, Rory, y varios desbloqueabes, como Friki, y un personaje completamente secreto.
Todo esto se tiene que hacer pasando también por las diferentes puertas que se encuentran en el trazado, coger objetos, grindar y, en definitiva, ir recopilando puntos, que suele ser el objetivo final, dándonos nos marcas de puntuación en cada fase, siendo la primera de ellas la mínima necesaria. Todo ello resulta fácil gracias a su control bien diseñado, sencillo y que responde con garantías en toda situación. El sistema de detección de movimientos del mando Sixaxis de PlayStation 3 se emplea para girar cuando estamos en el aire y, además, si lo inclinamos hacia nosotros, frenaremos. El resto de funciones están asignadas de manera tradicional a los botones del mando de PlayStation 3 (el botón Círculo se usa para las piruetas avanzadas, el Triángulo para las alucinantes, etc.), pero el uso del movimiento es un añadido ingenioso y bien integrado. En el caso de Xbox 360 nos encontramos con un sistema que no tiene, claro, esas funciones, sino que está todo asignado a los sticks y botones del mando, resultando igualmente accesible y bien implementado.
El principal contratiempo en todo esto reside en que el juego puede ser demasiado simple para jugadores avanzados, pero creemos que desde la perspectiva de su público objetivo esto no debería ser tenido en cuenta. No podemos decir lo mismo de los fallos derivados de los errores ocasionales del motor físico del juego, que produce comportamientos extraños en algunos momentos al saltar o grindar, más el poco flexible movimiento de los protagonistas. Estamos de acuerdo en que un pingüino haciendo surf posiblemente no sea un ejemplo de agilidad, pero desde luego no es como para producir las situaciones que se dan aquí y allá en Locos por el surf, que en algunas situaciones pueden ser algo irritantes. Con todo, lo cierto es que no convierte la experiencia de juego en algo negativo o frustrante, aunque esto se debe en buena medida al bajo nivel de dificultad, que hace que estas cosas apenas penalicen.
Lo que sí puede ser un poco más punible es el hecho de que el juego es, definitivamente, muy corto. El modo de juego principal, el Campeonato, nos puede durar con suerte dos horas, aunque para compensarlo hay varios coleccionables que recolectar, lo que ayuda parcialmente a la rejugabilidad del título. Así pues, nos quedará el modo multijugador, que en esta versión es para cuatro jugadores, frente a la versión para PlayStation 2 y Wii, limitadas a dos. No cuenta, sin embargo, con modos de juego en línea, y los escenarios disponibles no son muchos, por lo que no ofrece tampoco demasiadas posibilidades. En último lugar nos encontramos con el modo Deslizarse con hojas, que nos permite deslizarnos con hojas por túneles de lava de un volcán.
Esos objetos coleccionables de los que hablábamos antes son conchas, que nos permitirán acceder a nuevos objetos y otros desbloqueables si recogemos las suficientes; las puertas, que nos dan 500 puntos extra por cada una, también representan un objetivo secundario con sorpresas por delante y, finalmente, varios objetos frágiles que podremos romper si vamos a la suficiente velocidad, dándonos 1.000 puntos. A esto hay que añadir los objetos de bonus, que multiplican los puntos de las piruetas, en función de su color. Así, los amarillos multiplican por cinco, los púrpura por tres y los verdes por dos. Si todo esto nos parece poco, nos encontraremos también con el objetivo de localizar los 100 ídolos de surf que hay por el modo Campeonato, con los que iremos accediendo a diverso contenido extra.
El modo Campeonato, en el que podemos escoger tanto personaje como tabla, nos lleva a través de cinco niveles diferentes, que suman un total de 13 pistas diferentes, pero, por desgracia son demasiado similares entre sí, no sólo por ambientación, sino sobre todo por construcción. Si optamos por el modo de las hojas, nos deslizaremos por lo que han llamado "tuboganes", por los que tendremos que ir tan rápido como podamos sin, claro, salirnos de la pista, puesto que lo que tenemos por todos lados es magma calentito.
El apartado gráfico es bastante competente, con personajes bien diseñados, el agua bastante convincente, y unas animaciones cuidadas, en el caso de las piruetas. Por otro lado, el grueso de las animaciones es algo tosco, pero sin graves incidencias. En líneas generales no hay nada que destacar, ni por lo bueno ni por lo malo, aunque parece que no aprovecha tanto como debiera el potencial de estas consolas, pese a verse, claro, sustancialmente mejor que en el caso de Wii y PlayStation 2. El audio es bueno, con voces en castellano, aunque los diálogos no son brillantes, las interpretaciones un poco limitadas, y una banda sonora centrada sobre todo en el rock con temas no siempre muy brillantes.