Análisis de Dragon's Lair XBLA (Xbox 360)
Antes de que el mítico Yu Suzuki y su Shenmue para Dreamcast popularizaran el termino Quick Time Event –QTE-, hoy en día muy utilizado tanto por la prensa especializada como por los jugadores, ya había juegos hace años, en el Mega CD de la propia Sega, que se basaban al 100% en una mecánica de pulsar botones en el momento justo. Hacerlo acertadamente nos permitía seguir avanzando en una aventura realizada a base de escenas de vídeo, algo que se explotó y mucho en esta plataforma que descubría por primera vez el formato CD a los jugadores de consola. Títulos como Road Avenger - Road Blaster- o Time Gal los recordamos con cariño, ya que nos hicieron vivir una película de dibujos animados interactiva, a pesar de sus limitaciones jugables, ya que simplemente se basaban en pulsar un botón determinado en el momento justo.
Pese a lo espectaculares que resultaron estos dos juegos de Mega CD para lo que estaba acostumbrado un jugador de consola, su estética tenía un aire a dibujo animado de los años 80, y esto era porque realmente pertenecían a esos años. Road Blaster y Time Gal salieron en 1985 para Laserdisc, el primer sistema de almacenamiento en disco óptico comercializado, un formato que en el mundo de los videojuegos y los salones recreativos contó con un precursor de lujo: Dragon's Lair. En 1983 salieron juegos como Jet Pac, Manic Miner o Mario Bros., pues imaginaros el impacto que tuvieron que sufrir los jugadores de aquella época al llegar a unos recreativos y encontrarse con que podías jugar a una película de animación.
El artífice de este proyecto fue Don Bluth, director, productor y animador estadounidense que había trabajado durante años en películas de Disney como La bella durmiente, Robin Hood o Los rescatadores y que en 1979 decidió fundar su propio estudio, Don Bluth Productions. Viendo el éxito de los videojuegos y las posibilidades del nuevo formato Laserdisc, decidió hacer una película de animación que se pudiese jugar, dando como resultado el espectacular Dragon's Lair. Un caballero se tenía que internar en un castillo para rescatar a la damisela en apuros, sorteando todo tipo de fantásticos peligros en divertidas secuencias de animación en las que tenías que pulsar el botón apropiado (arriba, abajo, izquierda, derecha o ataque) en el momento justo. Mitad reflejos mitad memorización, ni en su día la jugabilidad fue excelente, pero el impacto de sus imágenes sostenía todo el producto.
Su éxito fue tal que tuvo una continuación espiritual en 1984 con Space Ace, y la verdadera secuela en 1991 titulada Dragon's Lair II: Time Warp. Uno de los títulos con más conversiones de la historia, desde los ordenadores de la época, pasando por NES, Game Boy, Super Nintendo, Mega-CD, los teléfonos móviles actuales como iPhone, y un larguísimo etcétera, con más de 30 conversiones. Desde las que intentaban ser lo más parecidas al original, a otras que lo convertían en el clásico plataformas, e incluso intentos de revivir y actualizar el mito como Dragon's Lair 3D: Return to the Lair para Xbox, GameCube y PlayStation 2.
La que hoy nos ocupa es la versión original, con una excelente calidad de imagen, y algunos extras más o menos curiosos. La jugabilidad, si es que alguna vez la tuvo, como os podéis imaginar ha envejecido fatal. Pequeñas secuencias en las que tenemos que sobrevivir pulsando el botón oportuno en el momento exacto. Sale un enemigo y el icono en pantalla de atacar, y tendremos que pulsarlo; hay una puerta a la derecha, y rápidamente habrá que pulsar esa dirección para meternos en ella, etcétera. Para quienes estén acostumbrados a los QTE actuales, aquí no son nada permisivos, y tenemos que pulsar el botón en el segundo exacto, sin demorarnos unas décimas de segundos, o veremos una de las divertidas muertes. Vamos consiguiendo puntos, tenemos varias vidas, y si nos matan, podemos continuar tantas veces como queramos, sin que nos arruinemos como en 1983.
El juego se puede completar del tirón y si no fallamos nunca –algo casi imposible- en unos 12 minutos, y si lo jugamos por primera vez nos puede durar unos 25 minutos. Llega un momento que más que los reflejos se basa en memorizar lo que va a pasar, a base de que nos maten, y además se empiezan a repetir escenas, con sus elementos invertidos a modo de espejo, lo que hoy en día queda muy pobre. En esta versión contamos con los iconos que nos dicen que botón pulsar, pero también podemos jugar como en la recreativa original sin ningún tipo de indicación, lo que nos parece cuanto menos heroico. Para potenciar este factor nostálgico, en las opciones podemos elegir que aparezca el monitor arcade a modo de marco, e incluso se aplica un filtro para que la imagen sea como la de entonces en un monitor de tubo.
Podemos jugar en fácil o difícil, o en el modo Inicio, en el que debemos superar cada escena para poder avanzar a la siguiente, o en el modo Arcade, en el que cada vez que Dirk muerte aparecemos en una nueva escena. Como extras tenemos cómo no los Logros, alguno bastante curioso, marcadores en línea, la posibilidad de ver el tráiler original, o de ver una partida sin jugar, simplemente sentarse y disfrutar de la película de animación, que la verdad no ha envejecido nada mal y sigue teniendo un encanto especial.
La mayor novedad de este título para Xbox Live Arcade y lo que le diferencia de tantas otras versiones es la posibilidad de jugar con Kinect, el control por movimientos de Xbox 360. Las acciones arriba, abajo, izquierda y derecha se realizan dando pequeños saltos hacia esas direcciones o simplemente dando un paso bien marcado, y el ataque se realiza como si estuviéramos blandiendo una espada de verdad, aunque es uno de los movimientos que peor detecta. A diferencia de jugar con el mando, se añaden dos acciones más. Coger cuerdas, que bien te lo pueden indicar que lo hagas con el brazo izquierdo o el derecho, y correr, que basta con trotar en el suelo levantando las rodillas.
Las indicaciones aparecen en pantalla con tiempo suficiente y cuando se iluminan de color verde es cuando tienes que realizar el movimiento. Es bastante curioso la verdad, y mucho más fácil que jugar con el mando, ya que el juego se muestra mucho más permisivo con los fallos. Hay tres modos: Aventura –vas siguiendo la película pero si fallas una acción no pasa nada, ya que no puede morir, aunque no sumas puntos-, Misión –aquí si fallas dos o tres movimientos seguidos sí puedes morir-, e Intrépido –el nivel de dificultad original, si fallas un movimiento Dirk muere-.
Además con Kinect hay un modo cooperativo. Es por turnos, y cuando un jugador completa una sala, aparece una pantalla reclamando al otro jugador, le das a continuar, y juegas la siguiente escena. No tiene mucha gracia, y se hace un poco pesado el estar quitándote y poniéndote y dándole a continuar, a veces se tarda más en hacer esto que en completar la escena en sí, ya que las hay de apenas 10 o 15 segundos. Como suele ser habitual en los juegos compatibles con Kinect, durante las partidas y en las acciones más comprometidas nos hacen fotos, para que después nos echemos unas risas al verlas.
Una pieza de museo
En un pack junto a su segunda parte y Space Ace hubiera tenido su gracia, y compensaría los 800 Microsoft Points que vale (FX Interactive lanzó hace unos años esta trilogía por 9,95 € para PC y además doblada al castellano), pero la novedad de poderse jugar con Kinect no justifica su precio. Como una pieza de museo o un ejercicio de nostalgia tiene su pase, no obstante estamos ante un clásico de los videojuegos, pero como título actual no se sostiene por ningún lado, ya que su jugabilidad es nula. Tiene una virtud intacta, que como película de animación aún hoy en día es muy resultona, con unas geniales animaciones y unas escenas bastante simpáticas, en eso no ha envejecido, pero pulsar las cuatro direcciones y un botón no creemos que vaya a entretener a nadie a estas alturas más de 20 o 30 minutos, siendo generosos.
Si valoramos la conversión en sí, hay que admitir que es una de las mejores y más completas, con varios modos de juego, marcadores en línea de puntuaciones, y una imagen perfecta, muy nítida, además de la posibilidad de ver todo el juego como si de una película de animación se tratase, sin tocar el mando. Y la inclusión de Kinect es curiosa, pero no pasa de eso, una anécdota. Si querían homenajear este mítico título, podría haber salido a un precio más reducido, o junto a Dragon’s Lair II y Space Ace, pero así solo, por 800 Microsoft Points, se nos hace difícil recomendarlo, cuando por ejemplo está disponible para iPhone y iPad por tan solo 0,79 €. En cualquier caso es historia de los videojuegos, que de una manera o de otra deberíais conocer.