Análisis de Momonga Pinball Adventures eShop (Wii U)
Momonga Pinball Adventures se lanzó originalmente para plataformas móviles, donde gozó de buena acogida. El equipo desarrollador, Paladin Studios, pensó que su producto era suficientemente destacable como para dar el salto al ámbito doméstico, por lo cual preparó una versión HD para la tienda digital de Wii U. ¡Cuánto se equivocaban! Los públicos de ambos mercados son distintos, ya no solo por su perfil o exigencia, sino por la propia forma de jugar. Algo que funciona en partidas de 5 minutos, se desmorona por completo en una sesión prolongada en el salón.
Nada más iniciarlo, ya se adivina que el acabado no es muy allá. Los botones de la interfaz son cutres cual juego de navegadores –con las transparencias mal hechas– y las opciones que tenemos consisten en jugar, ver los ránquings, consultar nuestro progreso de logros y la configuración, donde podemos ajustar el volumen del sonido/música, activar o desactivar el control por movimiento para las fases de vuelo (se masca la tragedia) o quitar las cinemáticas, para cuando ya hayamos visto su "magnífica" historia y estemos en la fase de rejugado. Por último, podemos escoger en qué pantalla queremos verlo, si el televisor o en la del mando. Esta es la única función especial que se le da al GamePad.
El fondo del menú principal nos muestra tres personajillos: una ardilla voladora, un oso panda y una cigarra hiperactiva. Sin ser un 3D demasiado elaborado, el estilo cartoon consigue que sea vistoso, colorido e incluso simpático. Le damos a empezar partida y llega el horror. Los textos, en inglés, pasan automáticamente ante nuestros ojos, a pesar de que cada bocadillo lleva su icono de "pulsa para avanzar", que nunca llegaremos a usar porque en el universo de Momonga se habla a base de graznidos. Nada marca el tempo de lectura en estas escenas de vídeo, donde los planos y diálogos se suceden sin ton ni son, con unas pautas a las que no les falta tanto planificación como un poco de buen gusto.
La historia es la siguiente: el pequeño Momo vive feliz en su aldea de ardillas voladoras, cuando un buen día aparece una banda de cuervos despiadados y arrasa con todo. Nuestro protagonista es el único que se libra del asedio, así que decide emprender el viaje para rescatar a su pueblo. Es entonces cuando conoce a Panda, que se convierte en su mentor. Una vez explicadas las bases, Momo seguirá por su cuenta y conocerá a otros dos compañeros: Guaka y Fry. Cada uno aporta algo al gameplay, pero de esto hablaremos más adelante.
De momento, basta con saber que la historia procede –aunque sea a trompicones– a lo largo de 9 niveles. En el último, nos enfrentamos a un jefe final que nada tiene que ver con los cuervos y llega el giro de guion más inesperado de todos los tiempos: un mensajito de "continuará" y conclusión del juego. No hay nada más que desbloquear porque, cuando se lanzó en móviles, esto era solo el primer episodio. La única mención a este hecho se encuentra en la tabla de puntuaciones, que sigue mostrando ese "episode 1", no sabemos si por despiste o por compasión.
Es decir, que el modo historia es más un estorbo que un aliciente. Interrumpe las partidas, está ejecutado de forma nefasta y corta la trama de sopetón, dejando al jugador con la incertidumbre de si más adelante se desbloqueará otro mundo o eso es todo por lo que ha pagado. Y sí, en la descripción de la tienda digital se comenta de pasada, pero todo lo demás invita a pensar que estás comprando un juego completo, no tan escaso contenido.
A nivel jugable, y como pinball, Momonga Pinball Adventures no está del todo mal. El control de los flippers funciona y la física de la pelota/ardilla, aunque ni de lejos perfecta, tampoco es engañosa, por lo que pronto nos acostumbramos a su comportamiento. El diseño de niveles es de lo mejor que tiene el juego, con mesas interconectadas entre sí que simulan el avance a través de un nivel de aventuras. También cuenta con secretos y caminos alternativos, pero nada demasiado intrincado. En algunos niveles contamos con la colaboración de Guaka o Fry. El primero es una pelota gordota con la que también deberemos jugar, mientras que Fry es la herramienta que se ocupa de "aturdir" a los enemigos durante unos segundos para darnos la ocasión de eliminarlos.
Una de las gracias del título reside en los desafíos: cinco retos que se van presentando por orden. O sea que el requisito debe cumplirse cuando es el que nos toca, no vale en ningún otro momento. Cada reto cumplido incrementa el bonificador de puntuación de la pantalla de forma permanente, por lo que es recomendable intentar completarlos si se nos resisten las tres estrellas que hay para sacar en cada uno de los niveles. Estos desafíos extra consisten en acciones de todo tipo: un número de toques máximo, romper todos los bloques, usar solo el flipper izquierdo, descubrir algún secreto o hacer un speedrun. Los hay de todo tipo y son de lo más entretenido que tiene el juego para ofrecer, además de aumentar considerablemente la duración.
Algunos niveles tienen tramos de vuelo en que debemos mover a Momo a izquierda o derecha para recoger estrellitas o sortear obstáculos. Desconcertante para un pinball, pero no tanto como las tres fases bonus, cada cual más ridícula que la anterior. La primera se llama Panda's Dream y en ella movemos a Panda en modo planeo, esquivando nubes y recogiendo donuts, pasteles y pizzas en un recorrido ilimitado en el que hay que aguantar todo el tiempo posible. La siguiente es una especie de pachinko en que lanzamos la bola desde arriba y apenas podemos mover algunos propulsores para desviarla hacia un lado u otro. Aburrido y aleatorio. Finalmente, tenemos una arena, supuestamente de dificultad elevada.
En cuanto a la música, juega uno con la sensación de que haya una sola melodía que se repite una y otra vez, con un ligero remix en los jefes finales. No es fea en absoluto, pero parece propia de los juegos de plataformas de los 90, por lo que no casa para nada con lo que va sucediendo en la mesa. El apartado técnico es, en general, correcto sin más. Adolece, eso sí, de unas ralentizaciones muy molestas que se dan en ocasiones en los niveles más avanzados, que son también los más extensos. También los flippers se quedan enganchados en algún cambio de evento, pero es un inconveniente aceptable que se soluciona con darle varias veces al gatillo.
Conclusiones
Lamentablemente, no podemos recomendar la compra de Momonga Pinball Adventures en su versión HD, pues la experiencia que ofrece es tremendamente floja. Hay otros juegos del género mucho mejores en el mercado, con más contenido y mejor acabado. La aventura de la ardilla voladora se queda a medias en todos los sentidos.