Análisis de Canvaleon eShop (Wii U)
Wii U puede, como es tradición en las consolas Nintendo, presumir de un extenso catálogo de plataformas, también en el sector de los juegos bidimensionales. Canvaleon es un título que se suma a esa corriente, pero lo hace de manera diferente: más que apostar por la velocidad y el salto preciso lo que quiere es que el jugador apueste por un ritmo pausado para conseguir camuflarse a la perfección y superar sus obstáculos.
Canvaleon nos pone en el papel de Canvas, un camaleón blanco y marginado por sus congéneres cuya singularidad es solo apreciada por un pintor, Doodle, que ve en él un lienzo en el que pintar.
Aunque esta pasión por el body painting parece no tener un gran destino escondido para nadie, resulta que cuando unos alienígenas atacan el pueblo de Canvas él se convierte en él único capaz de restaurar el orden. La narrativa se acaba aquí, pero lo cierto es que el género no ha destacado nunca por sus grandes historias.
A partir de aquí se abre un juego de plataformas bidimensional que destaca por unos gráficos sencillos y sin alardes por lo limpio de sus trazos, pero atractivos. Hay que admitir, de hecho, que es un juego muy bonito en su diseño y que aunque puede parecer sencillo o simplista permite ser apreciado mejor en una televisión de alta definición (aunque se puede jugar usando solamente la pantalla del GamePad). Eso sí, hay por su diseño problemas ocasionales a la hora de saber si una superficie va a ser una plataforma o no, lo que nos puede llevar a una situación de prueba y error que, como veremos, es la tónica general del juego.
Su mecánica es sencilla y atractiva: aprovechando que es todo un lienzo, Canvas debe superar los niveles escogiendo los mejores camuflajes posibles para no ser detectado por los enemigos. La ejecución, por desgracia, no ha sido del todo satisfactoria.
Debemos decir que este es un juego difícil, pero el modo en que es difícil no es quizá el más acertado para poder presumir de que es un reto. Se trata, más bien, de un título que resulta muy punitivo con el usuario, que nos obliga a repetir una y otra vez segmentos y que exige mucha precisión en un sistema de sus mecánicas jugables que se tendría que haber integrado mucho mejor en el flujo de las dinámicas de su desarrollo.
Tras una primera fase de introducción que nos permite familiarizarnos con los mandos, el juego se abre y pasamos a un mapa que nos permite ir a múltiples lugares, de forma que no estamos obligados a superar en una secuencia determinada las fases. Es en ese momento cuando nos damos cuenta de que morimos con un solo toque y que no hay puntos de salvado intermedio en las fases. No se trata, por tanto, de que el juego sea difícil (que lo es), sino de que somete al usuario a un castigo poco aceptado hoy en día: el de la repetición, que conduce a la frustración. Hay que tener en cuenta que los niveles son bastante largos, algo que debería ser más que positivo, pero por sus características, como se nos atragante una fase tendremos un problema.
Como decíamos antes, el sistema de juego no se basa en saltar sobre los enemigos y eliminarlos, sino en conseguir que no nos vean. Para eso hay que pintarse con los colores necesarios para que se nos confunda con el fondo del lugar en el que están esos enemigos y lograr pasar desapercibidos. Para poder pintarnos tenemos que ir recogiendo mariposas por el escenario para crear nuestros camuflajes o bien comprarlos. Aquí viene una inconsistencia muy curiosa: los camuflajes que podemos encontrar son poco más que inútiles. No tienen sentido, no está claro cuándo es el momento adecuado para cada uno, no reportan ninguna ventaja… Se trata de una mecánica que no funciona.
Dicho esto, está claro que animamos a todo jugador a no perder ni un segundo en comprar camuflajes. Así que hay que apostar por crear los propios. El sistema de pintar a Canvas es bueno y sencillo; por supuesto, usa la pantalla táctil, así que no resulta en ningún inconveniente y es intuitivo. En este sentido, el sistema funciona y luego el juego nos deja seleccionar cuatro camuflajes diferentes que equipamos antes de entrar en cada nivel y que vamos cambiando con los botones laterales del mando.
Y ahí radica otro problema del flujo de las partidas: empezamos la partida con cuatro camuflajes que hemos diseñado y escogido, pero quizá no nos valen en ese nivel. Así que estamos condenados a no poder avanzar porque no se puede cambiar entre los demás camuflajes dinámicamente. Esto significa que estamos obligados a jugar con el sistema de prueba y error: entrar en un nivel, ver qué camuflaje necesitamos, morir, y volver a empezar hasta el siguiente obstáculo… y repetir, claro. Además, el sistema es sorprendentemente exigente con la precisión de nuestro camuflaje, así que es posible que nos encontremos con que nuestro esfuerzo es inútil porque no hemos usado el tono (o incluso la forma) adecuado. Dicho de otra manera: si tenemos que usar el camuflaje contra el tronco de una palmera, no basta con coger y pintar a Canvas de tono marrón, tiene que imitarse con suficiente eficiencia el dibujo que conforman la corteza (un patrón de rombos en horizontal en este ejemplo). Y si no tienes la pintura necesaria o la terminas, tienes que ir a jugar otros niveles para recolectar mariposas.
Se podría haber mejorado la experiencia no necesariamente creando un sistema poco exigente a la hora de pintar a Canvas, sino simplemente dando mejores instrucciones al jugador sobre cómo operar con la pintura o facilitando el acceso a esa característica desde dentro del nivel. Su uso se podría limitar de cualquier otra manera, pero con las elecciones de diseño que se han hecho es una experiencia frustrante, a lo que hay que sumar el tener que rejugar niveles anteriores intentando coger mariposas.
Los problemas de Canvaleon no están ni en su aspecto, ni en sus controles, ni en su idea; tampoco en que sea un juego difícil y que realmente engaña en ese sentido por su apariencia tan vívida. Sus problemas radican en que no es difícil por las mejores razones, sino por cuestiones de diseño, de flujo de la partida, que provocan que su dificultad nos haga caer en situaciones frustrantes que pueden llegar a producir incluso un cierto hastío en el jugador por lo repetitivo de todo el asunto.
Habrá quien aprecie su dificultad y su diseño artístico sobre todas las cosas, por supuesto, pues no deja de ser un título exigente y si se asumen sus problemas de ejecución y que las partidas son repetitivas y poco dinámicas por esas mismas razones, uno puede concentrarse en sus buenos aspectos. Para otros será un juego concentrado en hacer que todo sea difícil, a cualquier precio, en vez de haber trabajado en que todo fuera divertido (y, de propina, difícil).
Conclusiones
Canvaleon es un juego bonito, con un diseño cuidado, y un sonido algo más anodino pero suficiente para el tipo de título que es. Parte de ideas buenas y tiene todo lo necesario para abrirse hueco en un mercado competido gracias a sus planteamientos originales, pero su ejecución es un lastre. Todas sus buenas ideas se ejecutan de manera torpe y eso afecta a un título por bueno que sea su control e interesantes que sean sus ideas. Con todo, por su dificultad puede llegar a tentar al jugador que busque siempre el reto por encima de todas las cosas.