Análisis de Cooking Mama World Kitchen (Wii)
La serie de títulos de simulación de cocina más famosa de la industria del videojuego ha vuelto a la grande de Nintendo dispuesta a ofrecernos más recetas y diversión a raudales junto a nuestra cocinera más querida, Mamá. Después de poco más de tres años desde la aparición del primer título de la saga para Nintendo DS, y con la aparición poco después de la versión para Wii de esta primera parte del juego, era de esperar que pronto surgieran las consiguientes secuelas para ambas plataformas. Y así ha sido: hace poco, vimos en la portátil una nueva edición del juego, con algún que otro añadido interesante, aunque siguiendo un planteamiento prácticamente idéntico que en los otros títulos pertenecientes a la misma, ofreciendo pocas novedades al jugador que hubiera disfrutado ya de la primera parte de la saga.
En el título que hoy nos ocupa, la segunda entrega de la versión específica para Wii, estamos ante un producto que, de nuevo, poco tiene que aportar a los cánones jugables de la serie, aparte de algunas mejoras en el sistema de control y un aspecto gráfico ligeramente mejorado, cosa que siempre es de agradecer. Lamentablemente, no nos da la impresion de que se hayan aprovechado al máximo todas las posibilidades técnicas de la consola, sino más bien al contrario: de nuevo, encontraremos un juego con muchas carencias (tanto en el apartado técnico como en el jugable) y que, por otra parte, no ofrece prácticamente nada nuevo a los aficionados a la saga, aparte, eso sí, de mucha simpatía, buen humor y un buen número de nuevas recetas para cocinar junto a Mamá.
Cocinando con el wiimote
La verdad es que la experiencia jugable del primer Cooking Mama para Wii era, fundamentalmente, un calco casi exacto de la del juego original de Nintendo DS. De esta manera, de nuevo encontrábamos un juego totalmente en dos dimensiones que utilizaba los movimientos del wiimote como si del lápiz táctil de la portátil se tratase, cosa que no acababa de ofrecer la precisión esperada, dada las diferencias notorias entre ambas interfaces. Los movimientos pequeños y precisos del stylus en la pantalla táctil de la Nintendo DS no funcionaban igual de bien con el mando remoto de Wii frente a nuestro televisor, y eso, realmente, minaba la experiencia de juego del título. Por otra parte, es una pena el hecho de que, dadas las mayores posibilidades técnicas que nos ofrece la blanca de Nintendo, el título se limitara a los gráficos en dos dimensiones, con una calidad no muy superior a la que vimos en el juego original de portátil.
Parece ser que, en esta ocasión, los desarrolladores del juego han querido subsanar los pequeños errores cometidos en la anterior edición del juego, creando un juego específico para Wii que aproveche, realmente, el potencial de la consola y de su sistema de control. No podemos decir que lo hayan conseguido con creces, pero se han quedado, sin duda, más cerca del ideal que en la primera entrega, lo que ya es algo. Lo que, sin duda, nos ha faltado es un mayor esfuerzo a la hora de idear nuevas fórmulas jugables (ya que las originales comienzan a resultar reiterativas), así como la integración de algunas opciones jugables que hicieran del título un producto más complejo y completo, apto, de esta manera, para un mayor número de jugadores. En este caso nos encontramos ante un título destinado, fundamentalmente, a un público de corta edad, cosa que se nota, sobre todo, en el diseño del juego y de los personajes, así como en la puesta en escena y la nimiedad de las frases de los protagonistas. Y, sobre todo, en la carencia notoria de un nivel de dificultad mínimamente exigente, lo que hará que los jugadores que busquen auténticos retos se cansen pronto de él.
Viendo a Mamá en tres dimensiones
La primera diferencia que notaremos frente a los otros títulos de la serie es que, por fin, podremos ver a nuestro personaje, a Mamá y a todos nuestros compañeros de cocina en un entorno totalmente tridimensional. La verdad es que, ya que los diseñadores se dignaban a transportar el concepto de juego a las tres dimensiones, podían haber trabajado mucho más tanto en los escenarios (que no dejan de ser demasiado estáticos y estar prácticamente vacíos de contenido, exceptuando algunos elementos aislados, como el perro de Mamá, que veremos deambular constantemente de un lado a otro mientras cocinamos) como en los modelados del juego, cuyas animaciones dejan, por otro lado, mucho que desear, resultando totalmente obsoletas para lo visto en la presente generación. Aún así, el resultado es decente y resulta agradable de ver, al menos al principio, estando adornado todo él de una estética muy similar a la del manga y la animación japonesa que no deja de tener su gracia.
Un apartado sonoro poco agraciado...
Uno de los atractivos del primer Cooking Mama era, sin duda, su simpática y ligera banda sonora, repleta de temas pegadizos que nos hacían salir de la partida silbando aún sus inocentes y desenfadadas melodías. En el título que nos ocupa, en cambio, el apartado ha sido mucho más descuidado: las melodías no son tan inspiradas como cabría esperar, y el juego adolece de una falta de variedad musical notoria. Al final, acabaremos hartándonos de las melodías machaconas de marras, ya que se repetirán sin cesar a lo largo de cada una de las pruebas de cada receta. Por otra parte, contaremos con un elenco de efectos de sonido amplio y diverso, aunque poco realista en algunos casos, y un repertorio de voces cuyo doblaje al castellano es, simplemente, horrendo. Se agradece, eso sí, el esfuerzo de haber traducido el juego completamente al castellano, aunque dada la calidad del doblaje, quizás hubiera sido mejor mantener las voces originales en inglés (o incluso en japonés, lo que hubiera tenido su punto simpático). Por último, cabe resaltar que el catálogo de voces no es demasiado amplio, y éstas se repiten con excesiva asiduidad, por lo que pronto acabemos hastiados de oir una y otra vez las mismas frases de ánimo por parte de Mamá y sus amigos, o las mismas exclamaciones al final de cada una de las más de cincuenta recetas que tiene el juego...
Sistema de juego
El control del juego, en esta ocasión, se ha desarrollado teniendo en cuenta las características específicas del control remoto de Wii, aunque es una pena que no se hayan explotado, por ejemplo, las posibilidades que ofrece un periférico tan versátil como el nunchuk, manejando la totalidad del juego únicamente a través del wiimote. Aún así, la experiencia de juego dista mucho de parecerse a la realidad, y muchas veces nos veremos siguiendo únicamente las indicaciones de movimiento que veremos en la esquina inferior izquierda de la pantalla, sin prestar demasiada atención a las animaciones de nuestro personaje. En esta ocasión, la intuición del jugador ha sido relegada a un segundo plano a la hora de tener que adivinar los movimientos necesarios para cada prueba, ya que en todo momento se nos dice de forma bastante específica qué debemos de hacer y cómo. No obstante, algunos de los movimientos, como los movimientos circulares o de inclinación del mando, no son reconocidos por el juego con la precisión que deberían, por lo que algunas de las pruebas nos resultarán especialmente difíciles de superar.
Por otra parte, la acción del juego resulta bastante entrecortada y poco dinámica: las pruebas son muy cortas (en ocasiones, apenas duran unos pocos segundos), y la introducción a las mismas, así como la salida de éstas, muchas veces las supera en longitud, sobre todo en el modo de Práctica de cocina, en el que jugaremos a cada uno de los retos por separado. De nuevo contaremos con la posibilidad de practicar con cada receta antes de enfrentarnos a la receta al completo, con todas las pruebas dispuestas seguidamente, una detrás de la otra. Aún así, se echa de menos algún tipo de tutorial que nos explique, a grandes rasgos, los fundamentos del control del juego, ya que al principio nos encontraremos un poco perdidos respecto a lo que debemos hacer en cada una de las pruebas.
Modos de juego
El juego cuenta con una diversidad limitada de modos de juego, ya que todos ellos se basan, fundamentalmente, en el mismo patrón, aunnque con ligeras variaciones que pueden hacernos evitar el aburrimiento durante un lapso de tiempo ligeramente superior. Como modo principal de juego, tendremos a nuestra disposición el llamado Cocina con Mamá, en el que iremos realizando las recetas (así como practicándolas) con la ayuda del carismático personaje. Un añadido divertido, en este caso, es el hecho de que en los momentos en los que erremos en alguno de los pasos a la hora de realizar las recetas pasaremos a un escueto minijuego en el que la protagonista absoluta será Mamá, quien deberá, rápidamente y siguiendo las instrucciones en pantalla, deshacer el entuerto causado por nuestra poca habilidad en la cocina. Estos minijuegos son bastante divertidos, y no dejan de dar un toque de originalidad y frescura a la acción muy de agradecer.
Por otro lado, tendremos el modo de juego ¡A cocinar, en el que deberemos de cocinar las recetas que desbloqueemos junto a algunos de los amigos de Mamá. Al inicio del juego, podremos únicamente elegir entre dos personajes, pero a medida que avancemos en las recetas del título, iremos desbloqueando un elenco mayor de compañeros de cocina. Para desbloquear las diferentes recetas del juego, únicamente deberemos de superar una de las recetas en el modo principal, obteniendo para el caso una de las medallas que Mamá otorga a los que demuestren unos mínimos conocimientos culinarios. Por otra parte, la gracia de este modo de juego en concreto es que deberemos de realizar todas las recetas sin la ayuda de Mamá, con lo que, en caso de que nos equivoquemos, no tendremos a nadie a nuestro lado para asistirnos, y deberemos de recomenzar la receta desde el inicio. Por ello, la dificultad de las pruebas será ligeramente superior.
Contaremos también con el modo Prueba de cocina, en el que nos enfrentaremos a algunos retos específicos del juego junto a alguno de los amigos de Mamá. Podremos competir contra otro jugador en esta modalidad, en un sencillo multijugador que, la verdad, podría haberse evitado, ya que poco aporta al sistema de juego del título. Por otro lado, podremos jugar compitiendo con la máquina o colaborando con ella para conseguir un objetivo determinado, aunque en el fondo la razón primordial de las pruebas será la misma: conseguir realizar la actividad que nos asignen con un número mayor de éxitos que nuestro oponente.
Por último, tendremos un Álbum a nuestra disposición en el que podremos ver una galería de imágenes con los diferentes errores que hayamos ido cometiendo en el juego (aunque el personaje de estas imágenes está predefinido, y no necesariamente tiene que coincidir con la apariencia de nuestro protagonista) así como, por otro lado, nos dejará disfrutar de cada uno de los minijuegos que hayamos desbloqueado al cometer un error durante alguna de las pruebas y poner a Mamá (nuestra sempiterna salvadora) en acción.
Conclusiones
Si bien la última edición de la saga Cooking Mama para Wii ha conseguido subsanar algunas de las deficiencias en el control de la primera entrega, ofreciendo por otro lado un apartado gráfico ligeramente superior al visto en aquélla, no resulta un juego especialmente notorio, ya que no aporta nada nuevo a lo ya visto en la serie. Por otra parte, su apartado técnico deja, a pesar de todo, bastante que desear y no cuenta con excesivos alicientes que potencien su rejugabilidad, como podrían haber sido una serie de modos de juego realmente interesantes y una opcion multijugador mejor desarrollada. Resulta un juego divertido al principio, pero, sin duda, pronto lo relegaremos al fondo de cualquier armario o estantería para dedicarnos a cosas sustancialmente más productivas.