Análisis Willy Jetman: Astromonkey's Revenge, aventuras y acción retro (Switch, PS4, PC)
En esta nueva temporada, los juegos de estilo y procedencia independiente van a seguir acaparando un gran protagonismo, títulos que cada vez resultan más accesibles y atractivos para los usuarios. Y uno de los primeros grandes juegos en aparecer pertenecientes a esta misma categoría es Willy Jetman: Astromonkey's Revenge, una producción del pequeño estudio barcelonés Last Chicken Games, el cual está formado únicamente por cinco personas. Un título que aparecerá en breve en Nintendo Switch, PS4 y PC.
Una obra que seguramente va a llamar la atención de los jugadores más nostálgicos y amantes de las propuestas de corte retro. Eso es, porque estamos ante un título que trata de rememorar a las aventuras que solían darse durante los 90. Pero antes de entrar en detalles acerca de su mecánica de juego, lo primero es situar su historia y protagonista… muy locos ambos.
Lejos de estar ante una narrativa seria y profunda, los desarrolladores se han desmarcado con una historia muy extravagante y simpática de enfoque espacial… y que está protagonizada por un astronauta que debe rescatar a un mono bastante graciosete y vago.
Dicho mono y tras un accidente va a parar al planeta Gravos junto con multitud de material espacial reciclable, por lo que le toca a nuestro protagonista limpiar la zona lo mejor posible. Lo que pasa es que el lugar está infestado de alienígenas no especialmente amistosos, si bien también se encuentra con habitantes mucho más sociables… pero que en su mayoría han sido secuestrados. ¿Qué estará pasando? Eso es lo que nos toca averiguar. Una trama sencilla y narrada a través de textos en español que funciona correctamente y nos anima a avanzar.
Limpiando alienígenas
Esta excusa narrativa nos permite disfrutar de una aventura espacial que trata de homenajear a los títulos de ese mismo estilo aparecidos durante la era de las consolas de 8 y 16 bits. El planteamiento del juego es bastante atractivo y combina numerosos elementos como la acción y los disparos en plan shooter con la exploración de amplios escenarios, el plataformeo, toques de RPG y trazas de estilo metroidvania. Una fórmula que no sorprende pero que ha sido bien implementada en líneas generales, dando forma a un juego que resulta bastante atractivo y hasta enganchante a poco que te guste lo que propone.
Nuestro cometido básico es tan simple como tratar de dar con la basura espacial (chatarra humeante en su mayoría) que se encuentra dispersa por los decorados y llevarla a los diferentes puntos de reciclaje que se hallan repartidos por los distintos sectores que conforman el planeta Gravos. Unas zonas de juego bastante extensas que podemos ir explorando a nuestro ritmo, dado que la estructura de juego que propone Willy Jetman: Astromonkey’s Revenge es abierta y no lineal. Pero claro, llevar esta tarea a cabo no es tan simple como pudiera parecer, más que nada porque los decorados están infestados de todo tipo de criaturas que tratan por todos los medios de acabar con nuestro querido mono.
La variedad de monstruos (jefes finales incluidos) que campan a sus anchas por los fondos es bastante reseñable, y para acabar con ellos es necesario emplear alguna de las muchas armas que podemos llegar a empuñar… si bien al comienzo del juego estamos totalmente desarmados. De nosotros depende ir encontrando una especie de tickets que, al llevarlos a las tiendas correspondientes que están diseminadas por los escenarios, podemos canjearlos por lanzaminas, pistolas de plasma, lanzallamas y otras armas, pudiendo llevar equipadas dos de ellas al mismo tiempo. Y no sólo eso, dado que por la cantidad de dinero correspondiente, también es posible ir potenciando todas este arsenal.
La exploración de los decorados adquiere una importancia muy notable. Y para poder efectuar esta función con total soltura nuestro personaje lleva siempre acoplado un jetpack, dispositivo que le permite alcanzar zonas muy elevadas de los escenarios y, también, sortear ciertos obstáculos presentes en los fondos… así como los disparos efectuados por algunos de los monstruos a los que tenemos que enfrentarnos. A todo esto también se suman otros elementos de juego importantes como el backtracking, la posibilidad de ir mejorando las estadísticas de nuestro personaje, la obtención de capsulas de vida, la presencia de zonas secretas, la interactuación con ciertos elementos (interruptores, etc.) situados en los escenarios o la posibilidad e ir rescatando a los amigables habitantes del planeta, encerrados en ciertas mazmorras.
Por todo esto, la jugabilidad que ostenta esta producción resulta de lo más atractiva, si bien es cierto que su planteamiento no resulta demasiado novedoso ni original. Y por citar un par de pegas más que es posible echar en cara a esta aventura, hemos echado de menos la presencia de una mayor variedad de misiones a realizar y, por otro lado, el diseño de algunas secciones que forman parte del planeta Gravos no nos ha terminado de convencer del todo. Pero, en términos globales y en conjunto, estamos ante una aventura que posee una calidad notable y que sabe bien cómo atrapar a los jugadores desde la primera partida.
Por otra parte y en términos técnicos, estamos ante la clásica obra de estilo pixel art que ha sido dotada de una ambientación bastante conseguida y vistosa, destacando el diseño de los monstruos que pueblan los escenarios (mención especial para algunos jefes finales) y el sabio uso de la paleta de colores. Un trabajo artístico humilde pero más que solvente al que se ha unido una banda sonora que se adapta bien a la ambientación de ciencia ficción que presenta la aventura y, para terminar, unos efectos sonoros que han sido realizados con bastante acierto.
Una interesante aventura espacial retro
Esta nueva producción indie nos invita a adentrarnos en una odisea espacial bien recreada que rememora lo vivido en la década de los 90. La combinación de géneros como la acción, la exploración o los tintes de rol es muy sólida, virtud a la que se unen otras como la amplia gama de alienígenas que se dan cita en los decorados o su lograda ambientación. Puede que no ofrezca nada realmente nuevo y que, a la larga, se echen de menos una mayor variedad de misiones a desempeñar pero, a grandes rasgos, es una aventura más que notable y bastante duradera, sobre todo si queréis exprimirla al máximo.
Hemos realizado este análisis en su versión de Switch con un código proporcionado por Badland Publishing.