Análisis WarioWare: Move It! - Humor estrafalario en movimiento (Switch)
Hay distintos tipos de WarioWare, pero exceptuando WarioWare: Get It Together!, la esencia siempre es la misma: microjuegos que apenas duran unos segundos donde hay que identificar rápidamente cómo se resuelven y que están rodeados de humor absurdo. WarioWare: Smooth Moves adaptó esa fórmula al control por movimiento de Wii en 2007. Ese es el título que más se parece al WarioWare: Move It! que llega el 3 de noviembre a Switch, en tanto que aprovecha de manera sorprendente todas las posibilidades de los Joy-Con (lo que impide jugar en modo portátil o con Switch Lite sin mandos extra). Pero también logra sorprender por lo abultado de sus contenidos, que dan juego para rato.
Una historia con mucho postureo
Empecemos con el modo Historia. Wario y sus colegas presentados en anteriores entregas de la serie ganan un viaje a una isla vacacional paradisiaca. Por supuesto, no tardan en liarla, y todos ellos acaban desperdigados por las distintas localizaciones de un lugar que guarda una leyenda ancestral. Esta premisa cargada de humor estrafalario, momentos simpáticos y mucha absurdez no es más que una excusa (aunque muy cuidada) para ofrecer un modo para uno o dos jugadores articulado en fases repartidas por un mapa del mundo al estilo Super Mario World, que se pueden completar en poco más de un par de horas.
Cada una de esas fases está protagonizada por uno o varios colegas de Wario, algo que en lo jugable no tiene importancia, pues aquí no hay habilidades ni nada parecido como en Get It Together! En cada nivel se suceden varios microjuegos (si participan dos jugadores, a veces toca turnarse, mientras que otros son cooperativos) que se juegan con dos Joy-Con por persona. Las vidas bajan al fallar una de las pruebas, aunque en el cooperativo el otro jugador puede repetir el microjuego para recuperarla si se supera; además, el fin de la partida no es inmediato, pues al quedarnos sin vida se puede repetir una postura para continuar donde nos quedamos.
Las posturas son la clave de WarioWare: Move It! Cada nivel del modo Historia nos presenta una o varias posturas, que no son más que la posición que debemos adoptar antes del microjuego. Por ejemplo, los de Locomotora nos hacen empezar con los brazos en "L" y los codos pegados a la cintura, mientras que Sumo nos obliga a agacharnos y colocar los Joy-Con sobre los muslos. Hay muchísimas más, y para superar los microjuegos es tan importante ser rápidos para identificar los movimientos que debemos hacer como adoptar correctamente la postura; si el juego indica que el mando debe ponerse boca abajo o en horizontal, hay que hacerlo exactamente así, pues de lo contrario no detectará correctamente el movimiento. La mayor pega del título son esos momentos en los que no lee con precisión nuestras acciones, y que nos deja siempre con la duda de si no hemos adoptado la postura correcta, si hemos tardado más de la cuenta en hacerlo, o si el programa ha fallado.
Con esa base se utilizan las posibilidades de los Joy-Con de maneras muy creativas y divertidas. Sí, mover los brazos, las piernas, la cabeza y hasta el trasero es lo principal, pero hay microjuegos en los que debemos dejar los mandos sobre una mesa o el suelo para darles la vuelta en el momento correcto, y otros que se acuerdan de la vibración HD para una variedad de actividades. Incluso se utiliza el sensor infrarrojo del Joy-Con derecho de maneras distintas, como para tapar botellas en el momento justo o para indicar un número con los dedos de la otra mano. Son solo algunos ejemplos de un título con más de 220 microjuegos, algunos más divertidos y originales, y otros menos; algunos más creativos con las posibilidades de Switch y otros más tradicionales; pero casi todos consiguen sacarnos una sonrisa con su humor absurdo, trasladar el ridículo de la pantalla al salón de los jugadores y sorprender bastante a menudo. Y no queremos más que mencionar los microjuegos inspirados en otros títulos de Nintendo: casi siempre brillantes y graciosísimos.
Pero si es una fieshta
Además del modo Historia, hay un modo Fiesta donde entre dos y cuatro jugadores pueden jugar con un Joy-Con por persona. Aquí hay varias propuestas, algunas con más fuelle que otras. Nuestra favorita es la de Medusa, toda una referencia a Kid Icarus en la que hay que ir superando microjuegos mientras avanzamos hacia la mala malísima, pero gastando cuidado de no movernos cuando nos mira para evitar que nos convierta en piedra, incluso en medio de una de una de las pruebas.
También hay otro submodo que subvierte de manera cómica el típico tablero de Mario Party, otro en que hay que superar microjuegos difíciles antes de que se acaben las vidas, uno ambientado en una alocada consulta médica cuyo giro final no vamos a desvelar pues su virtud principal se basa en eso (lo que lo hace insulso repetirlo con los mismos jugadores), y otro donde cuatro usuarios se dividen en equipos de dos para superar microjuegos que solo juega una de ellos mientras que el otro equipo debe averiguar cuál de los oponentes estaba jugando realmente.
A todo esto hay que sumar, además de un Cine para volver a ver las escenas cinematográficas, un modo Museo para hasta dos jugadores donde se pueden repetir los microjuegos desbloqueados en el modo Historia. Están organizados por posturas y por el personaje o capítulo de la campaña en el que se desbloquea. Cada uno de los más de 200 microjuegos se puede jugar en varias dificultades, lo que afecta a la complejidad de la prueba y/o a la rapidez con la que hay que hacerla. Al seleccionar un microjuego se repite en varias rondas de mayor intensidad hasta que el jugador (o los dos, si es en multijugador) fallan. Eso sí, parece incomprensible que no se haya incluido una opción para poder jugar una ristra de microjuegos aleatoriamente.
Wario para rato
Como veis, ofrece bastantes maneras de jugar, aunque también es fácil pensar "¿Ya está?" al terminar la historia. Pero ni muchísimo menos es esto todo lo que hay. No queremos desvelaros más de la cuenta, pero al completar la campaña se desbloquea un modo que nos hace sudar de lo lindo completando microjuegos en sucesión; y después otro modo, y luego otro, y otro. Y otros tantos para dos jugadores, y aunque no todos están al mismo nivel, hay algunos divertidísimos. Y otra manera de jugar a WarioWare que no tiene nada que ver con lo anterior.
Además, tras los créditos nos damos cuenta al visitar el Museo que hay un montón de microjuegos que ni siquiera hemos probado, por lo que hay que volver a jugar los capítulos de la Historia para descubrirlos, y en ese proceso averiguamos que esas fases ya no terminan con el minijuego a modo de jefe final, sino que continúa hasta que nos quedamos sin vidas, ofreciendo versiones cada vez más complicadas de las pruebas y de los bosses, y permitiendo establecer récords. Por si fuera poco, aparece otro modo totalmente nuevo que con el grupo de gente (hasta cuatro) adecuado es descacharrante. Lo que de primeras parecía un WarioWare original más que correcto acaba destapándose como un título abultado donde hay de todo para cada momento. Un juego con mucho fuelle.
Encima, todo está supercuidado. Las escenas animadas del modo Historia podrían ser más dinámicas, pero el plantel de voces elegido para dar vida a Wario y a sus colegas es fantástico, e incluso anda por ahí, recitando leyendas ridículas, la voz de Raoru de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Los efectos de sonido son graciosísimos, la música es simpática y la localización de los textos al castellano es tan cómica como es costumbre de Nintendo en este tipo de juegos. Y todos estos adjetivos aduladores también se pueden aplicar a lo visual, donde se utilizan un montón de estilos artísticos y el humor gráfico absurdo está a la orden del día. Es complicado no sonreír durante toda la partida.
Conclusión
WarioWare: Move It! es una fantástica entrega de la saga de microjuegos que evoluciona lo que disfrutamos en WarioWare: Smooth Moves al utilizar de maneras creativas y sorprendentes los Joy-Con de Nintendo Switch, tanto el control por movimiento como funciones que casi habíamos olvidado como la vibración HD y el sensor infrarrojo. Entre sus más de 220 pruebas hay algunas más originales y satisfactorias que otras, pero es complicado no estar sonriendo durante toda la partida, ya sea en solitario o con hasta otros tres jugadores, gracias al humor absurdo que vemos en pantalla, que se traslada al salón de nuestros hogares; al menos, siempre y cuando los controles por movimiento funcionan correctamente, pues de vez en cuando dan algún problema. Además, es amplísimo en modos y en las maneras diferentes de jugar, mucho más de lo que uno podría imaginar al empezar la partida, por lo que aquí hay WarioWare para rato. Sin duda, uno de los títulos que se van a quedar instalados en nuestra consola para las fiestas venideras.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para Switch ofrecido por Nintendo.