Análisis Super Meat Boy Forever, la secuela de un clásico indie (Switch, PC, PS4, Xbox One)
Aquellos que disfrutamos con Super Meat Boy primero en Xbox 360 (a través de su servicio Xbox Live) y, más tarde, en una amplia cantidad de otros sistemas, hemos tenido que esperar nada menos que una década (el original apareció a finales del año 2010) para echar el guante a su continuación. Pero, al fin, Super Meat Boy Forever ya está disponible… al menos para los poseedores de Switch (versión que hemos analizado) y los usuarios de PC (a través de Epic Game Store). Una exclusiva temporal que por lo visto no ha sentado nada bien (lógicamente) a los jugadores de otras plataformas de juego, aunque el título terminará apareciendo en algún momento del año que viene (todavía por determinar) en las consolas de sobremesa de Sony y Microsoft.
Una entrega que, como seguro que muchos de vosotros ya conocéis, llega rodeada de cierto revuelo causado por los cambios tan notorios que se han incorporado en esta esperada secuela. Pero antes de entrar a desgranar su apartado jugable, que tiene mucha miga, lo suyo es aclarar primero la trama que, aunque simple y para nada original, sirve como motivación para ponernos en la piel de Meat Boy y Bandage Girl.
El malvado Dr. Fetus aprovecha un descuido de la pareja para raptar a su querido hijo Nugget. Una narrativa muy simpática que, además, podemos seguir con detalle a lo largo de diferentes escenas de vídeo que salpican la aventura, secuencias bastante curiosas y que están impregnadas por un sentido del humor realmente estimable.
Saltos en plan auto runner
Entrando en materia, lo primero que conviene resaltar es que por alguna circunstancia que se nos escapa, esta segunda parte de Super Meat Boy ha cambiado sensiblemente su fórmula de juego básica. Lo que en origen era un arcade plataformero de jugabilidad 2D clásica, en esta nueva edición el equipo Team Meat ha creído oportuno dar un giro a la misma para transformarse en un auto runner, un subgénero que ha ganado bastante terreno en cuanto a popularidad se refiere durante los últimos años, pero sobre todo en todo lo que tiene que ver con el mercado de juegos para móviles. Una decisión difícil de entender teniendo en consideración los buenos… o, mejor dicho, los formidables resultados que nos deparó la edición primigenia. Evidentemente para gustos están los colores, pero debemos confesar que si bien nos parece maravilloso que los desarrolladores traten de insuflar siempre nuevos conceptos a sus títulos para huir de las entregas demasiado continuistas, en este caso pensamos que dicha permuta no ha beneficiado al juego en su conjunto.
Pero vayamos por partes. El planteamiento general de esta obra es muy sencillo. A través de una serie de mundos divididos en diversas fases tenemos que tratar de llegar al final de la misma, ni más ni menos. Unos niveles, eso sí, que son auténticos infiernos y que ya desde la segunda o tercera fasecita las cosas se ponen realmente dificilillas, alcanzando tintes épicos en algunos niveles… sobre todo los que pertenecen al llamado Dark World o Mundo Oscuro, versiones todavía más complicadas (aunque parezca mentira) de cada nivel que os aseguramos que se convertirán en vuestra peor pesadilla. Y es que en esta ocasión los desarrolladores sí que han seguido a pies juntillas lo dispuesto en ese aspecto en la entrega original: se trata de uno de los títulos más difíciles y desafiantes de todos los que hemos podido "padecer" durante esta temporada.
El control es de lo más simple. Como el personaje que controlamos (de inicio solo están disponibles Meat Boy y Bandage Girl, pero hay muchos más desbloqueables) se mueve solo, únicamente tenemos que preocuparnos de saltar, realizar dashes, deslizarnos por el suelo y acabar con algunos rivales. Poco más. Un manejo muy sencillo y, lo más importante, realmente preciso, siendo una auténtica gozada en ese sentido. Pero claro, los niveles están plagados de todo tipo de enemigos, obstáculos, precipicios y trampas que pueden acabar con nosotros de un plumazo. Y creednos, lo hacen… ¡una y otra vez! En cada partida lo normal es perder la vida cada pocos segundos. Reíros de juegos tipo soulslike porque en este sentido estamos ante una obra todavía menos "permisiva". De hecho, muchas veces es necesario memorizar cada tramo del escenario y practicar la clásica técnica del ensayo y error para tratar de dar con la trayectoria o el camino que debe seguir nuestro personaje para evitar la muerte. Pero claro, una cosa es saber lo que tienes que hacer y otra tener la habilidad suficiente para lograrlo…
Para suavizar un tanto las cosas y más allá del perfecto manejo que ya os hemos comentado, existen diversos puntos de control a lo largo de cada nivel, siendo posible retomar la partida milisegundos después de perder la vida gracias a la supresión de los tiempos de carga. Y junto a esto, también es cierto que dichas fases son bastante cortas y, suponiendo que no nos maten ni una sola vez, pueden ser superadas en menos de un minuto la mayoría de las veces. Otra característica nueva que posee el título es que, en cada nueva partida, los escenarios modifican un tanto su aspecto, lo cual evidentemente aumenta de manera increíble su rejugabilidad… aunque a cambio para nosotros pierden algo de personalidad. Por lo tanto, estamos ante una producción muy exigente de corte plataformero que posee un nivel de calidad notable. Eso es incuestionable. Pero también es cierto que queda lejos de proporcionar el mismo nivel de diversión tan increíble que nos dejó el original, por lo que nos deja un sabor un tanto agridulce. Eso de haber perdido el control total del personaje no nos ha convencido.
Desde el punto de vista estético, estamos ante un juego que sigue la línea artística marcada en la obra original… lo cual nos parece un acierto. Nuevamente lo más destacado vuelve a ser el diseño de los niveles, calculados al milímetro en muchos casos y llenos de elementos simples pero bien recreados. En cuanto a los protagonistas, dentro de su exagerada simpleza todos ellos gozan de unas animaciones sensacionales, aunque también es cierto que su rango de movimientos es bastante limitado como ya os hemos comentado. Tampoco queremos olvidarnos de la gran cantidad de escenas de vídeo que se han integrado, todas ellas muy simpáticas y llenas de humor. Y en cuanto a su apartado sonoro, las melodías son bastante cañeras y acompañan bien la acción, mientras que los efectos (no muy numerosos) se escuchan con la suficiente contundencia.
Un muy buen juego de plataformas, pero…
Lo hemos pasado muy bien (dentro de su exasperante nivel de dificultad) tratando de superar los retos que propone Super Meat Boy Forever, algunos de ellos tan brutales que creemos que hemos perdido varios años de vida. Sin duda es un título dirigido a un sector de jugadores muy concreto, los cuales seguramente disfrutaran mucho con todo lo que les ofrece esta obra. Lo que pasa es que, después de haber tenido que esperar nada menos que una década, las sensaciones que te deja esta esperadísima secuela del gran Super Meat Boy no son todo lo satisfactorias que cabía esperar. El cambio tan radical en su planteamiento jugable no nos ha terminado de convencer (¿por qué cambiar tanto algo que funcionó a la perfección?), y otras decisiones de diseño tampoco es que nos hayan convencido. Es un muy buen título plataformero de jugabilidad 2D y elevada dificultad, pero no hace sombra al original bajo ningún concepto.
Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código proporcionado por Plan of Attack.