Análisis Bladed Fury, un hack and slash en 2D (Switch, PS4, Xbox One)
Los títulos de jugabilidad tradicional en 2D cada vez van ganando más terreno. Y es que ya no solo son los jugadores más expertos y veteranos los que muestran interés hacia este tipo de propuestas, sino que poco a poco son más los usuarios de todo tipo de edades y preferencias los que se adentran en estos juegos. Por eso mismo y, también, por todo lo relacionado con el tema de costes de desarrollo (suele ser bastante más barato desarrollar este tipo de obras por motivos evidentes), los estudios y compañías paulatinamente se animan más a editar títulos de estilo más bien tradicional, siendo Bladed Fury uno de los más recientes en aterrizar en todos los formatos actuales. Un juego que como vamos a ver de ahora en adelante posee una calidad más que interesante pero que, desde nuestro punto de vista, ha quedado lejos de exprimir el gran potencial que en principio poseía.
¿Y de qué va esta producción? Pues en este caso nos mete en una historia relativamente interesante (dentro de un orden) que nos transporta al período histórico chino denominado Los Reinos (o Estados) Combatientes (Warring States), una época que como su propio nombre indica estuvo marcada por la inestabilidad y las guerras. Eso sí, a pesar de esta orientación histórica, el título se toma numerosas licencias y juega con la mitología china y con todo lo que tiene que ver con lo sobrenatural.
Y en mitad de todo esto se encuentra Ji Jiang, la protagonista, la cual debe vengar la muerte de su padre a manos del clan Tians y, de paso, rescatar a su hermana Shu. Una narrativa que tiene lugar durante escenas estáticas y diálogos que se dejan ver con (demasiada) frecuencia a lo largo del juego, rompiendo un tanto el ritmo. Y lo peor es que dichas conversaciones tienen lugar en chino con textos en inglés.
Batallas que van de más a menos
Dejando ya aparcado el trasfondo narrativo y centrándonos ya en lo puramente jugable, estamos ante un juego que apuesta por mecánicas propias de los hack’n slash, si bien a eso se añaden ciertos toques plataformeros y pinceladas muy suaves de rol. Una fórmula de juego que sobre el papel resulta bastante convincente, algo que queda reflejado durante los primeros compases de la aventura. La protagonista debe avanzar por escenarios lineales que se encuentran divididos en varias zonas interconectadas entre sí, siendo necesario ir de un lado para otro… y, por supuesto, destrozando y aniquilando a cuantos adversarios salen a nuestro paso. Para acabar con todos ellos podemos echar mano de las imponentes aptitudes para el combate de la protagonista, la cual es capaz de emplear dos armas principales… más algún que otro truco que ahora mismo os explicamos.
Por una parte y para repartir estacazos rápidos, Jin puede emplear su Fiendbane Blade para efectuar combos a la velocidad de la luz, ya sean terrestres o aéreos. Y cuando las cosas se ponen más duras, también puede hacer buen uso del espadón Crimson Mass que es capaz de aplastar a cualquiera e, incluso, desviar proyectiles. Combinando una y otra es posible realizar combinaciones devastadoras, despliegue al que también se une la posibilidad de realizar dashes para evadir los ataques rivales, así como usar un escudo para parrear o detener dichos golpes. Y por si fuera poco, a media que avanzamos también es posible usar las almas que vamos recolectando al derrotar rivales para adquirir nuevos movimientos y golpes, ampliando más todavía la gama de movimientos de la protagonista.
Pero lo más interesante de todo lleva por nombre Soul Sliver. ¿Y qué es eso? Pues unas técnicas especiales que es posible asimilar a medida que avanzamos y que poseen diferentes efectos, desde ralentizar el movimiento de los rivales a crear una lluvia de flechas letal. Hasta aquí todo perfecto y, suponemos, a más de uno se le estará haciendo la boca agua al leer todo esto. El problema es que dichas batallas acaban siendo demasiado redundantes por diversos motivos. El primero es que la variedad de adversarios no es que sea muy amplia, lo opuesto más bien, y al cabo de una hora de juego lo más probable es que hayas visto a la inmensa mayoría de los adversarios salvo a los jefes. Pero lo peor es que, en la práctica, lo cierto es que tan solo basta con emplear ciertos combos y ataques (como las dos variantes de embestidas aéreas, por ejemplo) para causar bajas a velocidades ultrasónicas entre los rivales.
Además de esto, también resulta bastante sencillo encadenar combos de decenas golpes, lo cual al principio puede suponer una ventaja pero, a la postre, deja a las claras la escasa profundidad plasmada en el sistema de combate. Pero hay más. Como os comentábamos al comienzo, el título también recoge retazos de plataformas y, también, de toques roleros suaves. Unas notas que aunque aportan diversidad al global, lo cierto es que apenas tienen relevancia alguna porque resultan demasiado básicas. Por todo esto, el título es uno de esos casos claros en los que las buenas sensaciones iniciales van diluyéndose a medida que transcurre la aventura, la cual dura unas cinco horas siendo generosos. Y aunque el resultado final nos sigue pareciendo notable, que quede esto claro, pensamos que podría haber alcanzado una calidad mucho mayor si se hubiera pulido más su vertiente lúdica, especialmente todo lo que tiene que ver con su equilibrio y sistema de batalla en general.
Sin embargo, en donde sí que resulta casi irreprochable esta obra de NEXT Games es lo vinculado a su apartado audiovisual. La línea estética nos parece una verdadera fiesta para los ojos, con escenarios y personajes que han sido dotados de un colorido y una viveza muy llamativos. Los combates también transcurren con bastante fluidez, al menos en la versión que hemos probado (PS4), si bien según parece la entrega para Switch sufre bastante en este sentido, aunque no lo hemos podido comprobar. El sonido también es fantástico, con un doblaje que sin entender ni una palabra nos parece que da el pego, efectos variados y contundentes y melodías bien interpretadas.
Un hack’n slash interesante… pero que prometía más
En términos generales, resulta sencillo recomendar esta interesante aventura de acción hack’n slash a prácticamente cualquier entusiasta del género. Posee todos los ingredientes que suelen formar parte de esta clase de títulos, el combate resulta ágil y llamativo, los duelos contra jefes finales son bastante frecuentes (mientras dura la aventura) y es posible usar ciertas habilidades especiales y mejorar progresivamente las aptitudes de la protagonista. Y por encima de todo esto se sitúa su fantástica vertiente técnica, con un acabado visual en 2D realmente bello y cuidado. Pero, desgraciadamente, el juego también tiene sus defectos, como su desarrollo invariable, la poca variedad de rivales que salen a nuestro encuentro o lo poco que aportan los elementos relacionados con los saltos y las plataformas en general. Es la típica producción que, en el caso de recibir una secuela, seguramente esta acabe siendo realmente buena a poco que limen las asperezas que acapara esta primera entrega.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código proporcionado por Meridiem Games.