Análisis de Spelunky PSN (PSVITA, PS3)
El verano pasado los usuarios de Xbox Live pudieron disfrutar de Spelunky, un plataformas 2D que ya había sido lanzando en PC en el año 2008 y de manera gratuita, pero que volvía en forma de remake muy mejorado, tanto en lo gráfico como en lo jugable, lo suficiente como para parecer un juego casi completamente nuevo. Un roguelike de plataformas, de dificultad endiablada y solo apto para los más pacientes, impredecible, adictivo y muy simpático, una especie de Dark Souls pero en 2D, y con un aspecto mucho más desenfadado.
Un año después de llegar a Xbox 360, Spelunky explora nuevas plataformas. A principios de agosto se lanzó en Steam, con una característica única, los desafíos diarios, y la semana pasada llegó a PlayStation Network por partida doble, para PlayStation 3 y PS Vita, con Cross-Buy –compras una única versión, y lo tienes para las dos consolas- y Cross-Play –pueden jugar juntos usuarios de ambas plataformas-. Un juego que sigue siendo igual de bueno que hace un año, y que el tiempo ha puesto en el lugar que se merece, y que como decimos en el titular, es especialmente atractivo en su versión para PS Vita, una consola a la que le está costando despegar, pero que se está volviendo en objetivo de los mejores títulos independientes.
Para los que no sepáis de qué va Spelunky, deciros que es un plataformas en 2D con toques de acción, aparentemente simple, en el que los niveles se generan aleatoriamente y nuestro objetivo es llegar a la parte más baja de cada fase, donde suele estar la salida. Un botón para saltar, otro para correr y poder alcanzar sitios más alejados o elevados, un látigo para golpear a los enemigos, todo tipo de fauna desde serpientes, arañas, ranas venenosas a rivales cada vez más complejos y desafiantes, y la posibilidad de poner bombas para abrir agujeros en las paredes, y lanzar una cuerda, con la que podemos alcanzar lugares elevados, o descender grandes abismos sin hacernos daño, ambos consumibles finitos y cuyo uso debemos dosificar.
Al comenzar cada partida, lo hacemos con cuatro bombas, cuatro cuerdas y cuatro corazones, los toques que nos quitan cada vez que nos golpean o nos golpeamos, por ejemplo al caer desde una altura elevada. Las fases son cortas, en muchas ocasiones es fácil superarlas en dos o tres minutos, e incluso menos, pero otro cantar es sobrevivir a ellas. Hay multitud de amenazas, desde enemigos, trampas de todo tipo o incluso las propias caídas, y pronto descubriremos que cada corazón lo deberemos proteger como oro en paño, ya que no es sencillo conseguir más.
Para conseguir un corazón extra, deberemos encontrar a la damisela que se encuentra escondida en cada nivel y llevarla en hombros hasta la meta, lo que no es fácil. A veces por conseguir este corazón extra, perderemos uno o dos por el camino, por lo que siempre tendremos que valorar el riesgo, y pensar si nos merece la pena. Lo mismo pasa con la gran cantidad de tesoros que encontramos, que nos proporcionan dinero que podemos gastar en las tiendas. Comprar bombas y cuerdas, todo tipo de armas, accesorios como la capa que nos permiten descender planeando, la brújula que nos indica la salida del nivel, y multitud de sorpresas, incluso objetos que nos costará descubrir para qué sirven.
El control es excelente, y en apariencia no deja de parecer un juego de plataformas 2D más, de los de toda la vida, ¿qué es lo que hace tan especial a Spelunky? Pues su particular y muy puñetera estructura de juego, en la que no hay puntos de control ni guardado, y cada vez que nos matan, ya sea perdiendo los cuatro corazones, o simplemente pisando unos pinchos, empezamos otra vez desde el principio. Sí, como lo oís, y no conservaremos nada, ni objetos ni dinero. Por muy lejos que hayamos llegado, por más fases que superemos, si nos matan tendremos que empezar otra vez desde la primera, sin ninguna ventaja, como cuando iniciamos el juego por primera vez.
Esto suena muy hostil, y lo es, aunque tiene sus matices. Cada mundo está compuesto por varias fases, por ejemplo el primero cuatro, y si superamos este último nivel, nos topamos con el hombre del túnel, un tipo al que le tenemos que ir entregando objetos para que construya un atajo. La primera vez que nos lo encontramos habrá que darle una bomba, la segunda unas cuerdas, y la tercera una cantidad de dinero. Si hacemos esto, abrirá un camino en la sala principal, por lo que podremos empezar directamente en el segundo mundo. Pero ya os decimos que no es fácil pasarse un mundo entero, y menos llegar con los objetos necesarios, algo que se vuelve cada vez más complicado.
Por tanto su estructura tiende a ser frustrante, algo que depende más o menos del tipo de jugador y su paciencia, aunque contradictoriamente adictiva, jugaremos una y otra vez aunque no estemos consiguiendo nada tangible, ya que ni siquiera nos aprendemos los niveles, al generarse aleatoriamente. Lo que obtenemos con cada nueva partida, una aventura en sí misma, es aprender a jugar a Spelunky; conocer las rutinas de los enemigos, cómo evitar las trampas, saber valorar mejor los riesgos, entender mejor el uso de los objetos y herramientas, y en definitiva aprender a predecir un juego de por sí bastante impredecible. Ninguna –o casi ninguna- partida suele ser en balde.
Los templos, cuevas o cavernas de Spelunky esconden muchísimos secretos, y por más horas que hayamos jugado seguiremos descubriendo cosas. Descubriremos que en vez de rescatar a las damiselas llevándolas hasta la meta, las podemos sacrificar en un altar obteniendo suculentas ventajas, que podemos enemistarnos con los tenderos de los comercios, una auténtica pesadilla que nos perseguirá nivel tras nivel hasta matarnos, que a veces no compensa coger un tesoro ya que las represalias pueden ser terribles, o que a veces tenemos que darnos un poco de prisa, o una amenaza fantasmal nos puede arrebatar la vida.
Además del modo aventura, que se puede jugar entre cuatro jugadores de manera local, también tenemos un multijugador competitivo, Combate mortal, un todos contra todos en el que nos permiten competir en una gran variedad de escenarios, elegir el número de victorias, vidas, bombas, cuerdas y hasta incluir bots, por lo que podemos jugar solos contra la máquina o con amigos. Muy divertido y loco, con partidas que a veces no duran ni diez segundos.
Esta versión para PlayStation 3 y PS Vita es idéntica a lo que vimos el año pasado en Xbox 360, aunque con una novedad bastante jugosa en el caso del multijugador cooperativo, disfrutando de la aventura en compañía. En la versión para la consola de Microsoft, al igual que la recientemente aparecida en Steam, cuando participan varios jugadores, el jugador uno es el líder –lleva una bandera blanca-, y todos tienen que seguirle. De hecho si los jugadores se pierden pasado un tiempo, unos quince segundos, mueren. Una vez fallecido algún componente del grupo este se convierte en un fantasma y puede seguir acompañándonos.
En la versión de Vita, algo también posible si jugamos de manera cruzada con un usuario de PS3, cada jugador tiene su propio scroll, es decir, la acción le sigue a él, y se puede mover independientemente del grupo. Por tanto si jugamos con dos, tres o cuatro PS Vita, cada usuario puede ir a su rollo, puede moverse libremente por el nivel, lo que cambia bastante la jugabilidad, ya que en el resto de versiones el grupo siempre tiene que ir junto. Esto puede parecer un detalle anecdótico, pero no lo es, y además es una muestra de que se ha cuidado bastante esta versión, que se ve y se juega de manera excelente.
Claro que el juego es igual de bueno que en PlayStation 3, y en PC, y en Xbox 360, pero ya cuando lo jugamos hace un año, y ni siquiera estaba prevista esta versión, pensamos "este juego sería genial en Vita". Y así es, por su estructura y desarrollo, en el que se juegan muchas y muy cortas partidas, y dada su adictiva e inmersiva propuesta, es un juego ideal para acompañarte en un viaje, y hacerte perder la noción del tiempo. Como único pero, decir que no se han incluido los desafíos diarios de Steam, imaginamos que por esa imposibilidad que tienen los desarrolladores de, en las consolas actuales, actualizar sin problemas sus juegos a diario. Respecto a los gráficos, sin ser ninguna maravilla son muy simpáticos, prácticos y agradables, y la banda sonora nos sigue pareciendo igual de buena, con mucho carisma y encanto, muy pegadiza.
¿Te atreves?
Spelunky es igual de bueno en las consolas de Sony que en el resto de plataformas, pero poder jugar en PlayStation Vita en cualquier lugar es una auténtica gozada. Comprando una versión lo tendrás disponibles para las dos consolas, y la partida que comenzaste anoche en la televisión de cuarto con PS3, la podrás continuar a la mañana siguiente de camino al trabajo en tu PS Vita. Un plataformas 2D delicioso pero muy hardcore, solo apto para aquellos que no se arruguen ante los grandes retos, y que echan de menos la manera de entender la dificultad de los videojuegos de antaño, en los que no progresabas por echar muchas horas, sino por ser realmente bueno con el mando, y aprender a ser cada vez mejor. Si sabes a lo que te enfrentas, y te atrae su propuesta, no dudes en darle una oportunidad, te aseguramos que no te arrepentirás.