Análisis de Persona 4: Dancing All Night (PSVITA, PS4)
Puede que Persona 5 se haya retrasado al año que viene, aunque eso no significa que nos vayamos a quedar sin un juego de la saga para estas Navidades. Antes de dar el salto a la esperada quinta entrega, todavía nos queda una última aventura protagonizada por los chicos del Equipo de Investigación de Inaba para cerrar de una vez por todas (o eso esperamos) su arco argumental.
Si bien con Persona 4 ya quedaba todo bien atado (especialmente con el final verdadero de Golden), a lo largo de los últimos años hemos visto cómo sus carismáticos protagonistas regresaban con nuevos juegos a modo de spin-offs, pero siempre con la intención de narrarnos un argumento canónico dentro de la serie. Tras dos fantásticos títulos de lucha 2D y un genial cruce jugable con Etrian Odyssey, ahora le toca el turno a Persona 4: Dancing All Night, donde volvemos a cambiar de género para darlo todo en la pista de baile.
Bailando por nuestras vidas
Lo primero que llama la atención de esta entrega es el hecho de que nos encontramos con un juego musical con historia. Y no nos referimos a una mera excusa sin importancia para contextualizar los bailes, sino a un extenso modo en el que nos pasaremos muchísimo más tiempo leyendo que jugando. Como ya ocurrió con los dos Persona 4 Arena, su desarrollo es el de una novela visual, es decir: toneladas de textos, diversas secuencias de anime de una factura técnica intachable, selección de respuesta para algunos momentos (aunque esto está más para decorar que otra cosa) y jugar canciones cuando toquen.
Al tratarse de un título perteneciente a un género tan distinto al de la obra original, se ha incluido un modo totalmente simplificado para que todo aquel que quiera simplemente disfrutar de la historia pueda hacerlo sin quedarse atascado en los duelos de baile, aunque no deberíais de tener mayores problemas en su modalidad normal.
Argumentalmente nos sitúa medio año después de los hechos ocurridos en Persona 4, con Rise preparando su regreso al mundo del espectáculo con ayuda del resto de protagonistas de la cuarta entrega de la serie, quienes están aprendiendo a bailar para participar en su concierto de debut.
Este tendrá lugar en un gran festival donde también actuarán otras idols, pero como era de esperar, no tardarán en verse inmersos en otra aventura sobrenatural repleta de Personas y Sombras (Shadows). Sin embargo, esta vez la lucha tiene lugar en un mundo donde la violencia no tiene efecto de ningún tipo y en el que expresarse bailando es el arma más poderosa de todas.
Dicho así, la historia puede parecernos una tontería mayúscula, y en cierto sentido lo es, pero todo lo que ocurre, incluyendo los duelos musicales, están correctamente justificados y explicados, por lo que tienen su razón de ser. La trama principal no nos ha parecido nada del otro mundo (sin duda, la más floja de todos los juegos que se han lanzado de Persona 4) y aunque tiene ciertos detalles que captarán nuestro interés, resulta muy predecible y nos veremos venir la mayoría de giros.
Lo que sí que nos ha gustado bastante ha sido el reencuentro con sus carismáticos protagonistas, descubriéndonos cómo han evolucionado y madurado desde los eventos de Persona 4. Sus personalidades se mantienen intactas, pero se les nota mucho más capaces y las relaciones que tienen entre ellos son igual de geniales que siempre, consiguiendo por sí mismos que la narrativa sea muy agradable y entretenida (eso sí, los nuevos personajes que se han incluido para la ocasión no nos han entusiasmado demasiado).
Entrando ya en lo que es su jugabilidad, esta no dista mucho de lo que estamos habituados a ver en otro juegos similares, obligándonos a pulsar los botones que nos indiquen al ritmo de la música. Mientras más precisos seamos, más puntos conseguiremos, y mientras más notas seguidas encadenemos, mejor será nuestro combo y el multiplicador de puntuación. Cada pulsación puede ser un Perfect, Great, Good o Miss. Las dos primeras puntúan bastante y suman combo, Good nos rompe la cadena pero no nos penaliza y Miss hará que nuestro público se enfade con nosotros y baje su nivel de entusiasmo.
Lo que aquí cambia respecto a sus competidores es la presentación y la forma en la que aparecen las notas. En el lado izquierdo de la pantalla se sitúan tres direcciones de la cruceta (arriba, izquierda y abajo) y en el derecho tres botones (triángulo, círculo y X). Las notas aparecen desde el centro de la pantalla y se dirigirán automáticamente hasta uno de esos indicadores, señalándonos que tenemos que pulsar el botón o dirección correspondiente justo en el momento en el que pasen por encima del icono en cuestión.
Existen cuatro tipos de notas distintas, cada una con sus propias peculiaridades. Por un lado están las amarillas, que son las más básicas y simples de todas, por lo que no tienen ninguna característica especial o concreta que nos obligue a hacer nada más allá de acertarla en el momento adecuado. Por otra parte, las verdes nos indicarán que mantengamos pulsado el botón o dirección que corresponda hasta que su extensión finalice. Mucho ojo aquí, porque si no lo soltamos a tiempo nos contará como fallo.
El tercer tipo lo tenemos en las moradas, con las que siempre tendremos que pulsar una dirección y un botón a la vez (es fácil seguirles la pista porque ambas notas aparecen unidas). En las dificultades más bajas y sin modificadores son bastante sencillas, ya que siempre se suelen corresponder con la posición que ocupan en la consola (por ejemplo, triángulo y arriba), aunque en el nivel de dificultad máximo o activando ciertos hándicaps veremos cómo estas unen notas más complicadas de acertar.
Finalmente, el último tipo tiene forma de onda de sonido y se extiende hacia todos los botones y direcciones posibles a la vez. Esto nos indica que tenemos que pulsar cualquiera de los dos sticks de la consola en la dirección que queramos. Lo interesante es que estas notas no nos penalizarán por fallarlas, aunque si las acertamos nos permitirán aumentar nuestro combo y conseguir más puntos, por lo que si no lo vemos claro podemos pasar de ellas. Además, algunas de estas ondas son más gruesas de lo normal y cuentan con muchos colores distintos, señalándonos que es un activador del modo Fever.
Todas las canciones tienen uno o dos momentos en los que podemos entrar en este modo especial, aunque si no llegamos hasta esos puntos con tres cargas de Fever, este no se activará, y ya os avisamos que es algo que merece mucho la pena, pues nuestra puntuación se dispara, los "Good" no rompen combo mientras dura y si lo activamos cuando el público está en su máximo nivel de disfrute, aparecerá uno de nuestros compañeros para bailar a dúo con nosotros.
Como veis, sus mecánicas jugables son muy fáciles de entender y no distan demasiado de lo visto en otros juegos musicales, como los Project Diva (aunque la "coreografía" de las notas es bien distinta), ofreciéndonos un título muy entretenido y divertido que resulta perfecto para echarse partidas cortas y rápidas en su Modo Libre (el Modo Historia os recomendamos que lo juguéis cuando tengáis tiempo para leer con calma y total tranquilidad).
Sus tres primeros niveles de dificultad nos han resultado muy asequibles (Fácil y Normal son un paseo, mientras que en Difícil el reto está en conseguir canciones perfectas y no en completarlas), mientras que el último de ellos, sin ser un desafío imposible, sí que nos ha hecho sudar bastante. De todos modos, en la tienda podremos comprar modificadores para las partidas, permitiéndonos hacer las cosas más fáciles (por ejemplo, que los Good no rompan combos) o difíciles (que las notas sigan un patrón aleatorio o aparezcan y desaparezcan) según nuestro nivel de habilidad, aunque os avisamos de que a mayor dificultad, mejores recompensas en forma de puntos y dinero.
Por desgracia, y a pesar de que se trata de un título que ofrece muchas horas de juego (solo con la historia ya tenemos para rato), Persona 4: Dancing All Night adolece de un serio problema de falta de contenidos. Para empezar tenemos una selección de canciones demasiado limitada y que repite los mismos temas múltiples veces, pero con diferentes remezclas. En total hay 30 composiciones para jugar, pero la impresión que transmite es la de ser muchas menos.
Además, se quedan fuera de la ecuación muchas canciones importantes de Persona 4, sus spin-offs y hasta de Persona 3 que habrían encajado a la perfección y que habrían evitado tener que recurrir a versionar tantas veces los mismos temas, dotando al título de una mayor variedad sonora y contentando más todavía a los fans (que a fin de cuentas, es a quienes está dirigido este juego).
La selección de desbloqueables tampoco es demasiado interesante, más allá de unos pocos trajes y accesorios para cada personaje, así como los modificadores de partida, por lo que al final tenemos un producto que se queda muy corto en comparación con sus competidores más directos.
A nivel gráfico nos encontramos con uno de los juegos más llamativos que hemos tenido el gusto de jugar en PS Vita, con unos excelentes modelados y unas coreografías cuidadísimas, originales y con mucho estilo (tanto que no serán pocas las veces que nos despistarán con sus festivales de luces y colores). Esto es algo que también se ha intentado imprimir a los menús, aunque estos nos han resultado algo confusos, poco prácticos y muy poco claros a la hora de personalizar cada partida.
El sonido, tal y como era de esperar, está a un nivel altísimo, ya que, a fin de cuenta, estamos hablando de una banda sonora que recoge algunos de los mejores temas de Persona 4. No todas las remezclas nos han parecido igual de buenas (en muchos casos preferimos las originales) y, como decimos, la lista de canciones se siente demasiado escasa, aunque podéis estar seguros de que vuestros oídos disfrutarán con cada baile. El doblaje se encuentra únicamente en inglés, al igual que los textos. Al menos se han respetado a los actores de siempre y sus interpretaciones siguen siendo igual de buenas.
Conclusiones
Persona 4: Dancing All Night es un juego musical muy divertido, entretenido y adictivo, cuyo principal pecado radica en una lista de canciones demasiado reducida y poco variada, a pesar de que no le falta calidad. Si sois fans de la saga y no os desagrada el género, no encontramos motivos para que no disfrutéis de la última aventura del Equipo de Investigación de Inaba, aunque sea solo por el hecho de despediros de este peculiar grupo que tantos buenos momentos nos ha hecho pasar. La pista está preparada para el espectáculo, así que... ¡a bailar!