Análisis de Ghost Rider (PSP)
Una vez más, un comic de Marvel es llevado a la gran pantalla, y en esta ocasión, le tocó el turno a las aventuras infernales de Johnny Blaze, protagonizado por Nicolas Cage, un anti-héroe precursor de otros personajes con mayor o menor fortuna, como Spawn de Todd McFarlane.
El protagonista de la historia es un acróbata motorista que vende su alma al diablo para salvar la vida de personas queridas.
Por contrapartida, Mephistopheles dispondrá de sus servicios como cazador de algunos demonios que intentan romper el equilibro entre infierno y cielo.
La película no ha dejado escapar la oportunidad de lanzar al mercado varias versiones en consola, una para PlayStation 2 (en la cual se basa el juego para PSP) y otra para GameBoy Advance. Aunque el juego no deja de ser la rigurosa adaptación que toda superproducción trae consigo, Ghost Rider supera las expectativas gracias a unas buenas ideas acompañadas de un apartado técnico de altura.
Tras los títulos de presentación, observamos unos cuidados menús con imágenes de la película como telón de fondo. De las opciones a elegir, el modo historia es el principal, y nos trasladará a la aventura de Johnny Blaze contadas por medio de un comic algo animado y con un estupendo doblaje al castellano. Por desgracia, la trama ha sido contada muy por encima, y así es a lo largo de todo el juego, con pequeñas escenas que hilan la nueva misión, pero sin profundizar en los personajes. Este detalle puede ser pasado por alto por todos aquellos conocedores de El Motorista Fantasma, pero resulta algo descuidado para quienes toman contacto por primera vez con el personaje.
El juego se decanta por una acertada adaptación de la saga God of War al mundo de Marvel. El planteamiento del género que puso de moda Devil May Cry hace años ha sido imitado incluyendo movimientos que en más de una ocasión nos recordará Kratos, gracias a las cadenas ardientes del héroe motorizado. Contamos con dos tipos de ataque, uno rápido y otro más lento pero más potente, que pulsando en determinadas secuencias junto con los saltos nos darán como resultado los habituales combos con los que mejorar nuestra valoración de ataque (algo presente en la saga de Capcom). El cuarto botón es utilizado para determinados ataques especiales, que aparecerán con los enemigos indefensos, y que los rematarán con movimientos más espectaculares.
Además, dispondremos de L y R para atacar con una escopeta (aunque esta arma tiene menos uso que en la saga Devil May Cry) y para realizar un movimiento de protección. Para dotar de habilidades especiales al personaje, se han incluido algunos ataques demoníacos que dañan a todos los enemigos cercanos. Estas habilidades especiales las dispondremos, como viene siendo habitual, eliminando enemigos y recogiendo sus almas.
El sistema de juego es parecido a los otros títulos citados, aunque tiene algunos cambios importantes. Si bien God of War es una aventura en el sentido de viaje, incluyendo aspectos de otros géneros, como plataformas o incluso puzzles, Ghost Rider en PSP recoge la esencia del combate en una serie de misiones situadas prácticamente en una sola habitación. Esto consiste en enfrentarse a una serie de enemigos, acabar con ellos, y empezar otra nueva oleada, repitiendo varias veces el ataque hasta dar por concluida la misión. El juego guardará el avance y continuaremos en una nueva localización, a la que seremos transportados sin ningún nexo aparente.
Este es principalmente el único defecto jugable importante que se le puede achacar a este tipo de fases, haciéndolo algo más monótono que otros títulos. A pesar de ello, quien no busque complicaciones podrá disfrutar igualmente de los combates, especialmente contra los enemigos de grandes dimensiones y jefes finales, cuya resistencia nos pondrá a prueba una y otra vez.
Para ayudar a exprimir el juego, cada misión tiene tres objetivos opcionales que cumplir, entre los que se suele encontrar un tiempo límite (normalmente de tres minutos), o unas reglas para la eliminación de cierto número de enemigos. También podremos aumentar nuestro repertorio de combos y habilidades, que nos facilitarán el avance especialmente en las fases finales.
La inteligencia artificial de los enemigos es bastante básica, pero similar a la de este tipo de aventuras. Sus ataques podrán ser a corta y larga distancia, y en ocasiones, algunos poseen un escudo protector sólo penetrable con un determinado ranking en nuestra puntuación de combos, que podremos mejorar variando nuestros ataques.
La otra novedad en cuanto a las fases la encontramos en las inevitables misiones en moto, que cambian totalmente el esquema. Suponen ese respiro a los combates tan necesario, pero su realización no es tan satisfactoria como lo es el resto del juego.
Nos encontramos ante unas autopistas y túneles con ciertos enemigos dispersos, y algunos en vehículos, a los que tendremos que liquidar con golpes de cadena, como en la clásica sagas Road Rash, o la reciente aventura de Kratos en God of War (sobre un pegaso), así como disparando los objetivos que veamos al frente. Para complicarlo aún más, encontraremos barrancos que saltar y muros que pasar a ras de suelo.
Toda esta serie de ideas falla en su realización (aunque no de forma desastrosa), cuando comprobamos que el impreciso control de la moto nos hace golpear con demasiada frecuencia los laterales del recorrido. También estaremos obligados a repetir varias veces un mismo salto debido a nuestras caídas, lo que nos provocará sensación de avanzar un poco a trompicones, probando suerte en cada intento hasta superar la trampa. Por suerte, esos accidentes no nos obligarán a repetir toda la misión, lo haremos desde ciertos puntos de control. Estas fases en moto no serán muy numerosas, pero sin duda están por debajo de las fases de lucha y no son del todo satisfactorias, algo que no esperábamos de Climax, famosos por desarrollar la saga MotoGP en Xbox y PC.
Visualmente, el juego da una de cal y otra de arena. En el apartado positivo, encontramos un motor gráfico muy potente y sólido, gracias a Renderware de Criterion, en el que han corrido títulos como la saga Burnout. Durante el juego veremos las fluidas animaciones del protagonista a 30 imágenes por segundo, con alguna anecdótica ralentización pero nunca importante. Disfrutaremos de estupendos efectos de luz y estelas de fuego, quizás no impactantes en PlayStation 2 pero sí en PSP. Los modelados de los enemigos es aceptable, pero como es de imaginar, destaca el protagonista. Las texturas de escenarios tienen buen detalle, aunque se repiten en exceso, durante muchas fases, dando lugar a poca variedad.
Las animaciones están muy cuidadas, además de mantener esa influencia innegable de God of War, aunque los enemigos pecan de algo simples en este aspecto, puesto que apenas tendrán unos ataques básicos, salvando los inevitables jefes finales.
La cámara puede ser controlada ligeramente pero en ocasiones presenta las mismas quejas que en otros juegos de acción (especialmente cuando son muchos los atacantes, y en varias posiciones), quizás algo agravado dado que muchos monstruos disponen de ataques a larga distancia, lo que nos provocará daños sin conocer exactamente la posición del enemigo.
Las fases en moto por el contrario, deslucen algo el trabajo realizado en las fases "normales". Unos escenarios sencillos y poco detallados con algo de niebla dan impresión de no estar tan trabajados como el resto del juego, máxime si se compara con el citado juego de conducción de Criterion para PSP.
El conjunto técnico goza de una calidad por encima de la media de la mayoría de producciones de este tipo, pero el juego baja la buena impresión en su aspecto artístico. Si bien el juego está limitado en cierta medida por la estética del comic y la película, a todas luces carece del encanto que Capcom pone en cada esquina de las aventuras de Dante en la saga Devil May Cry. El infierno de Ghost Rider tiende a ser feo, compuesto de escenarios rocosos que mezclan vigas y hierros oxidados, en ocasiones lava o escenarios nocturnos. El diseño de los enemigos presenta a unos demonios musculosos, demasiado arquetípicos, con algún parecido a los vistos en sagas como Doom. Mantiene cierta coherencia con el personaje (que no deja de ir vestido en plan motorista y con cadenas ardientes), pero no deja de ser un aspecto mejorable, aunque subjetivo.
El apartado sonoro cumple con música heavy metal, aunque no tiene un gran nivel; una vez apaguemos la consola habremos olvidado cualquier música, así como los sonidos (basados en rugidos de los monstruos), demasiado genéricos. En definitiva, no parece estar tan cuidado como lo que vemos en pantalla. Al menos, se agradece el doblaje en las secuencias, y las (desgraciadamente pocas) frases que Johnny Blaze gritará en determinados momentos del juego.
Como extras, el juego incluye un modo multijugador con fases motorizadas y varios vídeos desbloqueables tipo "Así se hizo" que tratan sobre diversos aspectos de la creación del juego, cómics, e incluso unos trucos o ventajas para siguientes partidas.
La conclusión que tenemos es que Ghost Rider es un buen juego de acción, quizás algo repetitivo por la eliminación del factor exploración y algo corto, pero que en algunos aspectos puede ser un pequeño avance de lo que esta por venir con la versión de God of War para PSP. Nunca está a la altura de los títulos en los que intenta inspirarse y presenta altibajos jugables importantes, pero se ofrece como una de las propuestas más serias del género para PSP, por el momento.