Análisis de Beaterator (PSP)
La edición musical electrónica ha dejado la exclusividad de los estudios de creación y grabación y ha llegado a nuestros hogares: Beaterator está aquí, en nuestras portátiles, y sin duda ha venido para sentar precedente en el mundo del ocio electrónico. No es un videojuego al uso, de eso no cabe la menor duda, aunque sí que ciertamente puede entretenernos y mantenernos pegados a la pantalla de nuestra PSP durante horas. Sin llegar a la complejidad de los secuenciadores y editores musicales de las plataformas de ordenador (esto es, los programas utilizados por los profesionales del sector musical), Beaterator se nos presenta como una apuesta compleja y completa para la que, ciertamente, hace falta tener un mínimo de oído y cierta intuición musical.
No es un producto para cualquier jugador, aunque eso no constituye, ni mucho menos, un agravio. Es un producto que pretende mostrar a gran cantidad de personas las características básicas de la edición musical, al menos en lo que respecta a la música electrónica, uno de los mercados florecientes de la industria musical actual.
Si bien es un juego que se limita exclusivamente a diferentes estilos dentro del género electrónico (house, techno, drum’n’bass, breakbeat, y una gran cantidad de estilos de nombre casi impronunciable), esta limitación hace que la profundidad del trabajo sobre cada estilo sea mucho mayor. Faltaría más, ya que es el mismísimo Timbaland quien apadrina el proyecto, y quien nos asesorará en el extenso tutorial que da presentación al juego al introducir el UMD del mismo dentro de la consola.
¿Y quién es el tal Timbaland?, preguntarán los ajenos al tema. Resulta que el citado personaje es un productor musical americano dedicado, casi enteramente, a la música electrónica y el hip hop. Uno de los más carismáticos y mediáticos del género, cabría añadir. Y uno de los mejor pagados, también. Con él han cantado personajes de la talla de Shakira o Justin Timberlake, y en su registro de producciones se cuentan nombres como los de Madonna o The Pussycat Dolls, nada más y nada menos. Pues bien, él es uno de los principales responsables de que el proyecto Beaterator se haya llevado a buen término. Y, sin duda, el resultado, en colaboración con Rockstar, ha sido excelente.
Pincha tu música en vivo
Al inicio del juego, se nos planteará la posibilidad de realizar música en vivo y en directo o de meternos directamente en el editor musical, en el cual podremos modificar los temas ofrecidos por el juego o crear desde cero temas propios. La verdad es que la primera modalidad de las mencionadas se nos antoja un tanto obsoleta, ya que únicamente nos servirá como divertimento ocasional, para presumir de nuestros conocimientos y habilidades como DJ delante de nuestros amigos o para pasar un bien rato combinando sonidos a gusto, aunque sin demasiados miramientos, dado que la interfaz tampoco da para mucho.
En este modo de juego, veremos la figura de Timbaland delante de una mesa de mezclas, y podremos ir añadiendo y cambiando diferentes pistas del tema que queramos crear en directo. Las diferentes pistas instrumentales las seleccionaremos entre un plantel de acordes, patrones melódicos o bases rítmicas mediante su asignación a los diferentes botones de la consola. Podremos ir rotando entre las diferentes pistas instrumentales con la cruceta de control, y una vez situados en la que deseemos cambiar, podremos seleccionar el loop o patrón que más nos convenga para el tipo de tema que queramos realizar, utilizando los cuatro botones frontales de la consola.
Por otro lado, mediante los botones laterales de la consola podremos asignar nuevos sonidos y patrones rítmicos o melódicos a los botones frontales, dentro de cada pista instrumental, todo ello mientras la música sigue sonando. También podremos grabar nuestro tema, cargar los temas que tengamos grabados de antemano e, incluso, utilizar diferentes plantillas musicales sobre las cuales construir nuestras creaciones. Si bien es éste un modo entretenido, no es donde encontraremos, ni mucho menos, toda la chicha del título, la cual encontraremos en el modo Estudio.
Un auténtico estudio en miniatura
La verdad es que nos ha sorprendido gratamente lo completo que resulta el modo de edición del juego. No sólo se nos permitirá editar los diferentes patrones melódicos y rítmicos (o loops, para los entendidos del tema) para cada una de las ocho pistas que se nos ofrecen, sino que podremos crear y modificar los sonidos pre-grabados (o samplers, para los que gusten de un lenguaje más técnico) y ritmos que queramos utilizar a nuestro antojo. En cada pista contaremos, de nuevo, con cuatro patrones que podremos asignar y seleccionar a través de los botones frontales. Pero en esta modalidad, podremos editar la altura o afinación de los sonidos, cambiar la rítmica de los patrones melódicos e, incluso, crear nuestras propias bases para cada una de las pistas de ritmo.
Una vez editadas las pistas, podremos seleccionar si escucharlas una por una, si agruparlas como se nos antoje o si escuchar la mezcla al completo, de manera similar a como se haría en un secuenciador y editor de música profesional. Beaterator nos ofrece, además, algunas herramientas interesantes, como un metrónomo que nos dará la pulsación (el ritmo básico implícito a cualquier tema musical) a la velocidad que deseemos, algo muy necesario si queremos realizar complicados ritmos y no queremos fiarnos únicamente de la ayuda visual que significa la división por compases de cada pista. También contaremos con un teclado virtual, el cual, a modo de sintetizador, nos permitirá variar la altura de los sonidos que elijamos en tiempo real.
Podremos editar nuestros temas también a través del Panel de Canción, pegando, literalmente, los diferentes patrones rítmicos y melódicos que tengamos seleccionados para cada pista sobre las mismas, creando así una plantilla esquemática de loops sobre cada línea representativa de cada pista, plantilla que, por supuesto, podremos luego traducir a un resultado sonoro. Cabe decir que los resultados, en este sentido, son espectaculares: el juego mezcla a la perfección las ocho pistas, sin ralentizaciones, distorsiones ni defecto alguno, dentro de una calidad sonora excelente. Además, se nos permitirá la posibilidad de introducir nuevos samplers y loops a través de la herramienta de importación del juego, así como exportar todo material que hayamos creado en nuestra consola (sean loops o temas al completo) en formato MIDI o WAV.
El juego cuenta con una biblioteca de samplers y loops muy extensa, a la cual se añadirán todas nuestras creaciones, aparte de gran cantidad de temas del propio Timbaland o algunos seleccionados por los chicos de Rockstar para la ocasión. Por otra parte, contaremos con una amplia gama de efectos (como cambios de afinación, filtros de graves y agudos, diferentes ataques para cada nota, velocidades de entrada y salida, etcétera) que podremos aplicar a nuestros loops, todo de manera relativamente sencilla, a través de los botones y mandos de nuestra portátil. Cada una de las secciones del editor está precedida por una serie de vídeos de diversa duración, en los cuales se nos explicarán las características básicas de cada herramienta del juego, a modo de tutorial.
Por último, cabe mencionar la posibilidad de colgar nuestras creaciones en internet, así como la de descargarnos las obras de otros jugadores, cosa que, ciertamente, nos permitirá aprender de la experiencia ajena, aparte de disfrutar compartiendo nuestros temas con usuarios de todo el mundo.
Conclusiones
Beaterator llega a nuestras portátiles pisando fuerte, y planteando un nuevo referente dentro de la creación y edición de música electrónica. Lo mejor del título es, sin duda, la posibilidad que éste ofrece de que cualquiera pueda acceder, de forma relativamente sencilla, a los tejemanejes de la producción de música electrónica, dándonos la posibilidad de crear nuestros propios temas o modificar temas ajenos. Sin duda, es una buena herramienta para introducirse en la edición musical, aunque su complejidad puede echar para atrás a los que simplemente busquen un rato de entretenimiento sin complicaciones. Un título que, a ciencia cierta, no es un videojuego al uso, pero que consigue divertir al jugador y mantenerlo pegado a la pantalla creando música y jugando durante horas y horas.