Análisis de Track Lab (PS4)
Que levante la mano el que le haya echado más horas a la demo de Music 2000 que a muchos otros juegos enteros. La época de la PlayStation original fue una época llena de experimentos, y parece que hemos tenido que esperar un par de décadas para que los estudios independientes vuelvan a ofrecernos todas esas locuras. Track Lab es uno de esos juegos experimentales que tanto nos gustan.
Saca el DJ que llevas dentro
Track Lab es un juego musical y de puzles, en el que tenemos dos modos principales. En uno tenemos que resolver una situación para crear una melodía, y en otro tenemos total libertad para crear nuestras composiciones.
Se trata de un título sencillo de explicar, pero con más complejidad de la que imaginamos cuando nos metemos en faena.
Vamos a empezar por el primer modo, el de los puzles, ya que sirve de base para aprender los conceptos fundamentales de la experiencia. Así, tenemos ante nosotros una cuadrícula con unas esferas, y al menos un emisor que dispara una bola de luz. Cuando la bola de luz pasa por las esferas, éstas reproducen un sonido, y si la bola de luz recorre el camino de la manera adecuada, crea una melodía.
Nosotros tenemos una serie de herramientas para dirigir la bola, como barras de la desvían 90 grados, flechas que la duplican o la triplican, o incluso bloques que cortan su trayectoria. Con estas herramientas tendremos que conseguir crear las melodías únicas de cada puzle, compuesto de ocho samples cada uno, y que podemos desbloquear luego para el modo libre.
Este modo es genial para empezar, ya que, aun llegando a tener algunas pruebas un tanto complicadas, nos sirve para familiarizarnos con los principios básicos de Track Lab antes de pasar al modo libre. Obviamente, no vamos a hacer durante la primera tarde los ritmos complejos y elaborados, con cambios de tempo y múltiples melodías que vamos a encontrar en el modo puzle, pero sí que nos da ya una idea de cómo empezar a trabajar.
A pesar de lo que pueda parecer al principio, el sistema de creación es rápido, intuitivo y accesible, pero requiere tiempo acostumbrarse. El botón Move (el grande central) sirve de botón de ayuda, y nos explica todo siempre y cuando lo necesitemos, sin ensuciar una interfaz increíblemente limpia.
Crear, lo que se dice crear desde cero, es un tanto desafiante. Sí, sabemos cómo funciona todo después de haber resuelto los puzles, pero cuando somos nosotros los que tenemos que encajar todas las piezas, la cosa cambia bastante. No os preocupéis si al principio os sentís abrumados; es normal. Utilizad el botón de ayuda, experimentad y trastead, y os daréis cuenta de que todo es más sencillo de lo que parece. Realmente, es algo completamente nuevo, y necesitamos un periodo de adaptación.
El mayor problema es, quizás, no tener una línea temporal tradicional que vaya reproduciendo las notas, sino las mencionadas bolas de luz que tenemos que dirigir con todo tipo de objetos. Pero creednos, echadle un poco de paciencia y estaréis creando temazos en un santiamén.
Los samples que creamos o que desbloqueamos se representan en el juego con forma de cubo, y están accesibles desde una biblioteca. Tenemos cuatro canales en los que combinarlos, y podemos "apilarlos" en el orden que queramos que se reproduzcan. Aparte, tenemos herramientas para mezclarlos y modificarlos en tiempo real y sentirnos como un auténtico DJ.
Tenemos una buena cantidad de sonidos a nuestra disposición organizados por estilo, que van desde jazz a chiptune. Hemos echado en falta algunos detalles como poder modificar el volumen de una nota sin tener que modificar el sample entero, pero en general podemos hacer casi cualquier cosa que se nos ocurra dentro de las limitaciones propias de un videojuego.
Entrando en la realidad virtual
Track Lab tiene un diseño muy virtual, inspirado un poco por la ciencia ficción y la estética synthwave que, creemos, le sienta muy bien. Sólo puede jugarse con PlayStation Move, algo que, en realidad, ayuda a hacer toda la interacción con el escenario mucho más intuitiva y rápida. Eso sí, podemos usar uno o dos mandos, por lo que si no tenéis la pareja podéis jugar sin problema.
Al ser un juego estático no produce ninguna sensación de mareo, y el estar constantemente rodeado de música, cogiendo y moviendo objetos constantemente con nuestras manos virtuales, hace que nos metamos de lleno en la acción y vivamos la música. Es uno de esos juegos que se disfruta mucho en la realidad virtual incluso sin ser una revolución para la plataforma.
Esas manos en el aire
Track Lab ha sido una agradable sorpresa. Los puzles musicales funcionan genial, y el concepto a la hora de crear música es muy, muy original. Es cierto que necesita un tiempo de aprendizaje para poder empezar a hacer cosas, y que lleva bastante tiempo dominarlo. Aun así, si disfrutáis creando vuestra propia música, al más puro estilo Music, seguramente os encante.
Y ésa es la clave: que queráis crear música. La parte de los puzles nos ha gustado muchísimo, pero es bastante breve, así que comprarlo sólo por ese modo seguramente no merezca la pena. Si por otra parte, estás buscando una herramienta original, inmersiva y diferente para crear música, Track Lab es una opción a tener en cuenta.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código de descarga proporcionado por Sony.