Análisis The Sojourn, desafiantes y relajantes acertijos (PS4, Xbox One, PC)
Tras el enorme éxito de Portal y su secuela, se ha creado sin duda un subgénero dentro de los juegos de puzles, los que son en primera persona, y cada año llega algún que otro título de este estilo que es una joyita, desde ya clásicos como The Witness o The Talos Principle, hasta otros no tan famosos pero también muy recomendables, como podrían ser las dos entregas de Q.U.B.E. o The Turing Test, por citar algunos ejemplos. Ahora llega The Sojourn, otra aventura de rompecabezas que en esta ocasión no premia nuestra habilidad o el saber experimentar con las físicas de los objetos, sino que apuesta por algo muy pausado y cerebral, e incluso relajante, como ahora explicaremos.
Una ambientación relajante para exprimirte el cebrero
Desarrollado por el estudio británico Shifting Tides, que se estrena con esta obra, The Sojourn es una constante sucesión de puzles con una historia tan sencilla como críptica, que está tan repartida en pequeñas dosis que al final pierdes el hilo, y acaba por no importarte lo más mínimo. Esto para nada es un problema, ya que todo el peso del desarrollo recae en los rompecabezas, y la narrativa, te importe más o menos, nunca es un obstáculo, simplemente un ligero descanso entre sus diferentes desafíos.
Lo primero que llama la atención en The Sojourn es lo bonito que es, a pesar de ser tecnológicamente muy discreto. Es un buen ejemplo de lo que hoy en día un título indie puede conseguir con una cuidada dirección de arte, con unos coloridos escenarios que transmiten paz y calma, y que consiguen que sea hasta relajante. Esto va más allá de ser un capricho estético, y su ambientación es tan agradable que mitiga la frustración que puede llegar en algunos puzles, aunque ya os advertimos que no es especialmente difícil, aunque sí desafiante.
Puzles abundantes y bien diseñados
La curva de dificultad es muy amable, y en los primeros compases de la aventura se toman todo el tiempo del mundo para que asimilemos sus mecánicas, que son siempre muy sencillas y fáciles de entender, teniendo que superar unos niveles aislados de tamaño bastante reducido, que siempre consisten en conseguir llegar a la salida, como si fueran un laberinto. Lo primero que aprendes es que te vas a mover en dos mundos paralelos, el de la luz y el de la oscuridad, pasando de uno a otro a través de unos portales, y si por ejemplo un puente de piedra está destruido en el de la luz, que podríamos considerar el mundo real, en el de la oscuridad puede que esté entero, y puedes pasar, siendo este tan sólo un ejemplo.
También descubres que en el mundo de la oscuridad puedes interactuar con diferentes mecanismos a distancia, como unas arpas musicales que reconstruyen los caminos durante unos breves segundos para que puedas pasar, y hay unas estatuas con las que puedes intercambiar la posición a distancia, siempre que tengan una gema de energía insertada, que puedes quitar y llevar a otros mecanismos. Más adelante también se incluyen unos postes que puedes girar para redirigir unos haces de luz, y sí, nada de esto es demasiado original, y lo habéis visto mil veces en otros juego, pero nunca se avergüenza de ello, y no busca sorprender.
Dicho así, exponiendo sus mecánicas a palo seco, puede sonar un poco complicado, pero os aseguramos que sus elementos jugables se van introduciendo con tanto cuidado que las primeras horas son muy sencillas, y se avanza de un puzle a otro sin tener demasiados problemas. Evidentemente, cuando te empiezas a acercar al ecuador de la aventura, la cosa se complica, no porque introduzcan mecánicas muy retorcidas, sino porque comienzan a mezclar de manera muy creativas las herramientas que ya conoces, y la cosa se empieza a volver muy retorcida.
Si sois unos habituales de este tipo de juegos, vais a encontrar al igual que nosotros un nivel de dificultad muy bien medido, nunca llega a ser frustrante, y como dijimos antes su ambientación es tan relajante que es difícil cabrearse con él. Eso sí, la velocidad a la que te mueves por los escenarios, clave en muchos de los puzles que están medidos al milímetro, puede molestar a más de uno, ya que no puedes correr o andar más rápido de lo normal, siempre te mueves a la misma velocidad, una no demasiado rápida.
Otro aspecto que puede ser criticable, según se mire, es que son unos puzles muy rígidos en sus reglas, solo tienen una única solución, y no invitan al jugador a ser creativo, sólo hay una vía para solucionarlos. Esto tiene un aspecto positivo, y es que en su mayoría están muy bien diseñados, aunque puede llegar a ser un poco agobiante esa sensación de sólo hay una manera de resolver la situación, y que todavía no has conseguido dar con resolución exacta que los creadores el juego han pensado.
En cualquier caso, la historia principal, que se puede superar en unas 6 u 8 horas aproximadamente, ya os decimos que nunca es demasiado difícil si sois habituales del género, aunque también han pensado en los jugadores que busquen un gran desafío y quieran acertijos muy difíciles, ya que hay toda una serie de desafíos opcionales bastante complicados, y sólo recomendables para los más valientes. Así, ya quieras sólo completar la historia, o quieras afrontar también mayores desafíos, tienes un juego bastante generoso en cuanto a contenidos, aunque hay tan pocas mecánicas que se puede llegar a hacer un tanto repetitivo o tedioso, posiblemente uno de sus mayores problemas, ya que llegado cierto momento dejan de aparecer novedades y se vuelve rutinario.
Como dijimos al principio, es sorprendentemente bonito, más incluso de lo que necesitaría su sencilla propuesta jugable, y la música y los sonidos también acompañan en una ambientación como de cuento de hadas, y que además sabe ir cambiando ofreciendo nuevas localizaciones, con diferentes estilos, pero siempre preciosistas. Ya que vas a estar mucho tiempo parado en un mismo escenario pensando y buscando la salida, pues mejor estar en un lugar agradable, algo que quizás esté inspirado en dos clásicos como The Witness o The Talos Principle, que hacían algo parecido.
Un buen -aunque no memorable- juego de puzles
The Sojourn es sin duda un buen juego de puzles, repleto de abundantes y bien diseñados rompecabezas, en unos entornos muy bonitos y relajantes, en los que no te importa estar durante un buen puñado de horas dándole al coco. Es una pena que sea tan poco original, algo que acaba pasándole bastante factura en el tramo final, cuando después de muchas horas se vuelve un tanto rutinario y poco sorprendente, y lo peor, puede llegar a hacerse un poco aburrido. Quizás dos o tres mecánicas más y una duración un poco más ajustada la hubieran venido bien, pero si sabéis a lo que vais, y os gustan este tipo de aventuras, seguro que lo vais a disfrutar.
Hemos realizado este análisis en su versión de Xbox One X con un código que nos ha proporcionado la agencia Evolve PR.