Análisis Sea of Solitude, luchando contra tus monstruos (PS4, PC, Xbox One)
En cierto modo, es irónico cómo los estudios independientes han conseguido convertirse en algo que las editoras grandes buscan. Cómo compañías como Square Enix o Electronic Arts han recurrido a los indies para poder tener lo que ellas mismas dejaron de hacer. Pero no seremos nosotros quienes nos quejemos. Es genial poder tener títulos como este Sea of Solitude con el apoyo de una compañía como EA detrás.
Videoanálisis
Un mar de dudas
Sea of Solitude es una aventura en tercera persona que nos lleva a explorar la mente de Kay a través de metáforas y simbología. El tema principal del juego es, como se desprende del título, la soledad, y cómo afecta no sólo a nuestra protagonista sino a toda su familia y a sus relaciones. Siempre es interesante ver juegos más atrevidos que exploran este tipo de problemas mentales, y que pueden ayudar a aquellos que lo sufren a sentirse identificados, ver las cosas con otra perspectiva y buscar ayuda (o incluso ayudar a otros).
La aventura comienza con nosotros en una barca a la deriva, perdidos en medio de la oscuridad y siguiendo una luz que parece marcar el camino. No tardaremos en ver que un monstruo gigantesco se mueve bajo la superficie del agua, acechándonos constantemente, y que otras criaturas nos aguardan por el camino.
Poco a poco, vamos uniendo las piezas. El nivel del mar, que sube y baja en función del momento de la aventura, representa el agobio, la sensación de ahogo; la luz, la esperanza, la lucidez. Este acercamiento sutil a la mente de Kay nos ha gustado mucho, pero por desgracia dura poco. No van a tardar en aparecer monstruos que hablan abiertamente de sus problemas, de quiénes son y de lo que está pasando.
Esto rompe toda esa simbología, le quita al jugador la capacidad de intentar averiguar qué está pasando y hacer sus conexiones. De hecho, resulta hasta un poco raro. Tenemos por una parte metáforas, como el nivel del agua, la luz y la oscuridad y la mochila de Kay, y por otra parte monstruos hablando con total claridad de sus problemas en el trabajo o de cómo sufrían acoso escolar.
Lo más extraño todavía es que a nivel jugable tenemos secuencias que ilustran estos problemas, que permiten al jugador deducir lo que está pasando. Nos explicamos: tenemos un tramo en el que vemos cómo criaturas oscuras nos persiguen en un colegio hasta que ya no vemos la luz; probablemente no necesitamos que un monstruo nos diga «me acosaban en el colegio». Nos parece algo que rompe el tono y que, en cierta medida, incluso infravalora al jugador.
Esto no quita que sea interesante ver cómo refleja los problemas que mucha gente sufre cada día, pero creemos que la mitad del diálogo sobra; o al menos debería haber sido más oscuro y críptico.
Un mundo de luces y sombras
Historia aparte, Sea of Solitude es una aventura muy entretenida, que combina exploración con plataformeo y un poquito de combate. La mayoría del tiempo vamos a recorrer los escenarios en búsqueda del siguiente objeto que nos permita progresar, aunque también hay partes más lineales en las que nuestro objetivo es llegar al otro lado. En general, el juego tiene un buen ritmo y en ningún momento se te hace pesado. Claro que, teniendo en cuenta que dura unas cuatro horas, es normal que no te dé tiempo a aburrirte.
Sí que nos habría gustado ver algo más de progresión en lo jugable. Se echan en falta algunas habilidades para aprovechar aspectos como el combate, que se limita a lanzar bengalas y huir de los enemigos. También entendemos que lo ha hecho un estudio de 12 personas, y que las limitaciones van a ser lógicas.
Sea of Solitude fomenta la exploración con dos tipos de coleccionables, mensajes en botellas y gaviotas que tenemos que espantar. Nosotros recomendamos tomaros todo el tiempo del mundo para encontrarlos, más que nada porque encontrar los caminos para llegar a ellos no se hace tedioso y podemos alargar la duración. Como nota, podemos volver a buscar lo que nos hayamos dejado atrás una vez terminemos el juego.
Donde no decepciona es en lo audiovisual. Artísticamente es una auténtica maravilla, y hace un fantástico uso del color. El diseño de los escenarios, de los personajes e incluso la fotografía en algunos momentos es genial, y consigue sorprendernos constantemente. La banda sonora es muy, muy buena, y aunque muchas veces va a pasar desapercibida, está siempre ahí, aportando su granito de arena para hacer que Sea of Solitude comunique exactamente lo que quiere en ese momento.
La importancia de lo que no decimos
Sea of Solitude nos ha gustado mucho, pero creemos que el acercamiento que elige de cara a su narrativa no es el mejor. Las partes que toca de manera más sutil nos han encantado, pero cuando pone a monstruos a gritar diciendo abiertamente que les pasa tal o les pasa cual, rompe ese mundo un tanto onírico y simbólico que está intentando construir. Algo parecido le pasa con la jugabilidad. Cuando se centra en las plataformas y en la exploración está genial, pero cuando intenta meter algo de combate se hace algo más torpe, sencillamente, porque no tiene las mecánicas para ello.
Aun así, creemos que Sea of Solitude es un juego que derrocha pasión; un proyecto muy personal en el que permean las emociones del estudio. Audiovisualmente es fantástico y, aunque también es bastante cortito, por 19,99 euros que cuesta se le puede perdonar. Como decimos, es un proyecto personal, y aunque sabemos que no va a convencer a todo el mundo, estamos seguros de que va a enamorar a muchos.
Hemos realizado este análisis en Xbox One X con un código de descarga proporcionado por Electronic Arts.