Análisis de Eagle Flight (PS4, PC)
El éxito de la realidad virtual depende de muchos factores, y uno de ellos es que las grandes compañías apuesten por ella. Por ahora hemos visto un apoyo razonablemente decente, con estudios como Insomniac, Rocksteady o el desaparecido (o reconvertido) Evolution subiéndose al carro. Ahora es el turno de Ubisoft, que prueba suerte en esta nueva aventura de la realidad virtual con un juego un tanto experimental, pero con muchas señas de identidad de la editora.
Salto de fe
Eagle Flight es un juego exclusivo para la realidad virtual, tanto para PlayStation VR como para Oculus Rift y HTC Vive, que nos pone en la piel de un águila que tiene que sobrevivir en una París abandonada, donde han pasado 50 años desde que la raza humana desapareciera. La vida es bastante pacífica allí, con la naturaleza reclamando lo que es suyo y animales exóticos que se han escapado del zoo y ahora recorren la capital francesa libremente.
Nosotros tenemos que recorrer la urbe desde los ojos del ave, realizando todo tipo de tareas con un desarrollo muy propio de Ubisoft. Diferentes desafíos se reparten por la ciudad, y cada uno puede completarse con mayor o menor éxito, algo que se valora con hasta tres estrellas. Superando pruebas progresamos por el mapa, desbloqueando más pruebas, nuevas áreas o los desafíos expertos.
Progresar también nos da acceso a coleccionables o misiones secundarias diseñadas para animarnos a explorar la ciudad, tales como encontrar plumas o cazar peces. Todo ello desde un desarrollo de mundo abierto, si bien el escenario no es particularmente grande, aunque con diferentes alturas y escondrijos que explorar. Como si de un Assassin’s Creed se tratase, los que disfruten haciendo el 100% del juego van a arañar unas cuantas horas más que los que simplemente quieran disfrutar de la experiencia principal.
Las posibilidades de un águila
Obviamente, en un juego de realidad virtual y controlando un águila, las posibilidades jugables se ven limitadas por el concepto básico: volar. La verdad es que Ubisoft se ha sacado de la manga algunas ideas interesantes, y además de las típicas "pasa por los puntos de control" o "recoge tal", también tenemos unos combates aéreos con pájaros rivales, o carreras que, sin ser nada especiales en lo jugable, se hacen muy disfrutables por el diseño.
No vamos a negar que a efectos prácticos no son demasiado diferentes entre sí, y tras unas horas de juego se hace repetitivo, yendo de misión en misión e intentando conseguir más estrellas. Este diseño de misiones crea algo que no nos ha gustado demasiado, y es que pasamos demasiado tiempo a oscuras, con la pantalla en negro. Si bien los tiempos de carga no son un problema en juegos tradicionales, en la realidad virtual te rompe la inmersión, e incluso algunos usuarios pueden sentirse un poco claustrofóbicos.
En lo que respecta a duración, es difícil poner una cifra, ya que depende por completo de nuestra habilidad. Una partida normal, si sólo intentamos completar el juego, puede rondar las cinco o seis horas, suponiendo que se nos dé medianamente bien y no nos pongamos a repetir cada prueba. Si queréis hacer el cien por cien hay que añadir un buen puñado de horas más, e incluso si os picáis a sacar las tres estrellas en alguna misión que os guste la duración puede subir.
Además, cuenta con opciones online, como la posibilidad de competir contra los "fantasmas" de otros jugadores, o incluso un modo multijugador propiamente dicho, que amplían la duración. El modo multijugador es una especie de "Captura la bandera", donde tenemos que colaborar en equipo para robar una presa y llevarla a nuestro nido. La faceta online podría haberse aprovechado más, pero es una adición muy agradecida que le da valor al juego.
La tecnología al servicio del águila
Si hay algo que destacar es su exquisito control. Si veis los vídeos de su jugabilidad os va a parecer mentira que podamos movernos con esa soltura en un título de la realidad virtual. Os aseguramos que todo es verdad, y que en apenas unos minutos nos moveremos como el pájaro que somos. Por defecto nos movemos hacia la dirección a la que miramos, y si inclinamos la cabeza haremos giros más cerrados. Es sencillo, intuitivo y funciona a las mil maravillas.
Pie: Esta imagen está capturada en PlayStation 4, en su versión normal. Como veis, la distancia de dibujado es bastante buena, y los detalles como las plumas o el pico del águila no molestan en absoluto, sino que nos ofrece inmersión.
Con el mando podemos acelerar y frenar, además de atacar haciendo uso de nuestro grito. Lo más importante, que ya sabemos los peligros de la RV, es que no nos hemos mareado prácticamente nada, algo bastante sorprendente teniendo en cuenta la libertad con la que nos movemos. A veces sí que hemos sentido vértigo al caer en picado o movernos a gran velocidad, pero nada de mareo. Como referencia, el que firma estas líneas juega sin problemas a DriveClub VR, se marea un poco con Robinson: The Journey y lo pasa regular con Here They Lie.
En lo audiovisual Eagle Flight es un juego bastante discreto, aunque sabiendo los problemas de rendimiento que el motor Unity tiene en consolas, nos parece que han conseguido resolver bastante bien la papeleta. Para mantenerse siempre a 60 imágenes por segundo, han apostado por una estética con una baja carga poligonal y texturas sencillas y muchas veces planas, pero el diseño artístico palia estas carencias en cierta medida.
Generalmente la iluminación y la reconocible silueta de París hacen que veamos estampas bastante llamativas. Esto no quita que haya algunos detalles bastante feos, como la brusquedad con las que los árboles ganan detalle, pero en general es correcto. Además, nos llega doblado al castellano para evitar que tengamos que distraernos con los molestos subtítulos en un juego de realidad virtual.
Una buena experiencia, algo más que una experiencia
Eagle Flight es una buena experiencia para la realidad virtual. Volar por París a vista de águila nos deja grandes sensaciones, pero además no se queda en una mera experiencia y nos ofrece un juego con desafíos y una duración notable. El problema es que su concepto es difícil de estirar y se acaba echando de menos algo más de variedad, y aun con su multijugador, sus 40€ pueden hacerse caros. Eso sí, viendo la relación duración-precio de los juegos de realidad virtual, nos parece hasta normal.
En resumen, es un título con virtudes, pero que arrastra también algunas de las carencias inherentes de esta nueva tecnología. Si os gusta el concepto seguramente no os decepcione, e incluso puede que os sorprenda, siempre y cuando mantengáis en mente que es uno de los primeros frutos de la realidad virtual.
Hemos realizado este análisis en su versión de PlayStation VR con un código de descarga que nos ha proporcionado Ubisoft.