Análisis de A Boy and His Blob (PS4, Wii, PS3, Switch, Xbox One, PC, PSVITA)
En 2009 los norteamericanos WayForward Technologies, unos expertos en realizar juegos en 2D, lanzaron en exclusiva para Wii A Boy and His Blob, una aventura de puzles y plataformas que era una reimaginación de un juego de NES de 1989: A Boy and His Blob: Trouble on Blobolonia. Sean Velasco, el director de WayForward, un gran fan del original de NES, lo trajo de vuelta con una aventura con mucho encanto y de corte clásico, que supo a gloria en mitad de la generación shooters y los juegos en Wii que se sentían obligados a utilizar el control por movimiento del Wiimote.
Un juego que se ha creado cierta leyenda en nuestro país ya que nunca se lanzó oficialmente en España, y quienes lo jugaron tuvieron que importarlo de Reino Unido u otros países. Con acierto Majesco ha decidido que más jugadores descubran sus encantos, y esta pasada semana se han lanzado para Xbox One, PC, PS4 y PlayStation Vita, en formato digital y a un precio bastante ajustado (y con cross-buy en las consolas de Sony).
En A Boy and His Blob controlamos a un niño que conoce a un peculiar extraterrestre que al lanzarle caramelos adopta diferentes formas. Se convierte en escalera lo que nos permite alcanzar lugares elevados, adopta forma de agujero en el suelo que podemos atravesar, de yunque con el que podemos aplastar a los enemigos, de paracaídas para poder descender grandes alturas, de cama elástica sobre la que podemos saltar, una bola a la que nos podemos subir y rebotar en diferentes superficies, incluidos los enemigos o el agua, y formas más sofisticadas, como un cohete con el que podemos volar por el escenario.
Las fases son relativamente cortas, y en cada una de ellas tenemos disponibles las transformaciones necesarias para superarlas, ni más ni menos. Nuestro personaje puede dar un pequeño salto, aunque las plataformas nunca llegan a ser demasiado importantes, y el juego se basa en resolver constantes puzles, teniendo que utilizar las transformaciones de nuestro compañero extraterrestre de la manera adecuada. Con un toque de los enemigos o una caída elevada nuestro protagonista muere, pero esto no esto no se penaliza demasiado ya que los niveles están repletos de puntos de control, por lo que el ensayo y error es constante.
Al principio nos sorprenderá lo fácil que es esta aventura, con un primer mundo que es puro trámite y que sirve a modo de tutorial. Superar cada fase suele ser bastante sencillo, y el mayor reto está en conseguir los tres cofres de cada una de ellas, lo que nos desbloquea un nivel de desafío. El segundo mundo que visitamos tampoco es demasiado difícil, y es en el tercer y cuarto mundo cuando un jugador experimentado encontrará un reto a su altura, sobre todo si queremos pasarnos todos los niveles consiguiendo los tres cofres.
Los niveles de desafío que desbloqueamos al recoger los tres cofres tienen la peculiaridad de que si te matan tienes que iniciarlos desde el principio, por lo que la dificultad aumenta considerablemente. También encontramos un pico de dificultad en los jefes finales de cada mundo, en los que tenemos que averiguar qué hay que hacer exactamente para derrotarlos y ejecutar las acciones con extrema rapidez, y como ya hemos mencionado es en el tramo final de la aventura cuando la cosa se pone realmente interesante. Uno de los problemas de que el juego sea casi siempre tan fácil son unos carteles en los escenarios que nos indican qué transformación hay que utilizar en cada situación, y no hubiera estado mal una opción para desactivarlos.
En cualquier caso aunque la dificultad no llega hasta la segunda mitad de la aventura, A Boy and His Blob es disfrutable desde el primer minuto, sobre todo para todos aquellos amantes de los puzles y plataformas en 2D. Hay que dejar claro que es un juego de ritmo lento, ya que para que el extraterrestre se transforme hay que lanzar un caramelo y esperar a que llegue hasta él, un proceso que a veces tarda demasiado, y esto ralentiza mucho el desarrollo, por lo que si sois un poco impacientes puede que os moleste.
Han pasado siete años desde que A Boy and His Blob se lanzó originalmente en Wii, y desde entonces hemos disfrutado de un montón de aventuras en 2D con puzles y plataformas, uno de los géneros favoritos de los estudios independientes. Decimos esto porque en pleno 2016 no nos ha parecido un juego especialmente brillante en nada de lo que propone, no tiene puzles demasiado ingeniosos ni elaborados, el diseño de niveles es muy simple, y el control no es especialmente brillante. En cualquier caso si te gusta el género seguro que lo vas a disfrutar, pero modera las expectativas, ya que muchos jugadores durante estos años lo han convertido en una especie de obra maestra, que no nos parece tal, aunque es innegable que es un buen juego.
En su salto a PS4, Xbox One, PC y PlayStation Vita no hay novedades ni extras, y es el juego tal cual lo disfrutamos en Wii, pero ahora a 1080p de resolución. Se sigue viendo bien, especialmente la pareja protagonista y sus bonitas animaciones, aunque no tanto los fondos de los escenarios, muy simplones y que ahora incluso se ven pixelados con el aumento de resolución. Como ocurre con tantos otros juegos, las 2D envejecen realmente bien, y este es un ejemplo más.
Una buena aventura de puzles y plataformas
Tanto por su calidad como por los contenidos y el precio al que se ha lanzado, si te gustan este tipo de aventuras A Boy and His Blob es una compra muy recomendable. Puede que se le haya mitificado un poco, como le pasa a tantos juegos exclusivos hasta que dejan de serlo, pero es una aventura de puzles de unas 8 o 10 horas muy disfrutable y con encanto, que transmite muy bien esa sensación de estar jugando a un título de otra época, sin artificios ni una historia elaborada, solo puro entretenimiento.
Hemos analizado este A Boy and His Blob en su versión de PS4 comprándolo en PlayStation Network.