Análisis de Wheelman (PS3, Xbox 360, PC)
Vin Diesel conduce y pelea en Barcelona en un juego con buenas ideas, pero no tan bien aplicadas.
Víctor Moyano ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
7
SONIDO
7
NOTA
6.6
DIVERSIÓN
6
JUGABILIDAD
6.8
Análisis de versiones PS3, Xbox 360 y PC.
El año pasado se dispararon las alarmas en España. Un género que sin duda está mal visto por la sociedad por su alto contenido en acción, violencia y palabras mal sonantes, estaba a punto de invadir la Península Ibérica con una de las ciudades de ésta como escenario. Poco tardó el ayuntamiento en oponerse ante tal grado de incoherencia, pues de todos es bien sabido que en Barcelona nunca hay atracos, violencia o conducción temeraria.
Tigon Studios -compañía del actor americano Vin Diesel- y Midway Studios Newcastle firman un título que viene con la intención de aportar su granito de arena en este género que cuenta con un rey indiscutible. Apoyado en la conducción, y contando con un Vin Diesel digitalizado como protagonista -como viene siendo habitual dentro de los desarrollos de Tigon Studios, cuya obra basada en el universo de Riddick está a punto de caramelo-, el juego pretende hacernos sentir la temeridad en los distintos barrios de Barcelona, algo realmente atractivo para el país español, aunque por desgracia con una serie de fallos que merman por completo lo que podría haber sido algo grande.
Barcelona, la nueva Liberty City
La historia de The Wheelman parece estar sacada directamente de uno de los guiones que tanto gusta actuar al actor. Milo Burik, uno de los mejores agentes del departamento de policía de Miami (y un tipo duro, todo sea dicho), es trasladado hasta Barcelona con el fin de acabar con las redes de tráfico que operan en la ciudad española. Para ello, cuenta con su entrenamiento especial en situaciones de riesgo urbano, es decir, una habilidad increible al volante, alistándose desde un primer momento en territorio enemigo como conductor.
A medida que vayamos avanzando en el juego nuevos personajes harán haciendo aparición, tanto por el componente amigo como el enemigo. Tendremos un contacto de nuestro departamento que nos irá otorgando pistas acerca del paradero de los objetivos, aunque principalmente estaremos solos en las calles, por lo que habrá que tener cuidado con quién nos metemos si no queremos terminar repartido entre varios contenedores en el barrio del Raval.
La ciudad española estará accesible desde un primer momento, por lo que podremos visitar las localizaciones más famosas desde el comienzo. La Barcelona virtual que han creado los desarrolladores de la obra dejará boquiabierto a más de uno, sobre todo a los que se la conozcan al dedillo, pues enseguida comenzarán a reconocer monumentos, calles e incluso los detalles más insignificantes. El único problema que se le puede encontrar a la ciudad es la localización de los barrios, que, pese a estar fielmente representados, la ubicación de éstos está completamente fuera de lugar, con algunos barrios relativamente cerca cuando en la realidad están en cada punta de la ciudad. Pese a todo, es un autentico lujo visitar la Plaza de Cataluña y comprobar que los edificios lucen exactamente igual que en la realidad. Si en su día ya aplaudimos el buen hacer del Team SoHo a la hora de trasladarnos a la Londres actual en The Getaway, ahora toca el turno de felicitar a Midway por traernos una Barcelona más que digna.
Llenando Barcelona de escoria
La mecánica del juego es bastante sencilla, y recuerda en gran parte a lo visto en títulos como Grand Theft Auto o el citado anteriormente The Getaway. Es decir, tenemos un entorno completamente abierto y una serie de misiones que se desbloquearán paulatinamente a medida que vayamos completando el juego. Avanzar en el juego será tan sencillo como ubicarnos en el punto del GPS específico y conducir nuestro vehículo hasta él, haciendo misiones tanto al volante como recorriendo las calles de la ciudad.
Nada más comenzar el título seremos testigos de una de las huidas más espectaculares del mundo del videojuego, siendo los protagonistas desde el momento en el que pisamos a fondo el acelerador. Dicha huida nos servirá para conocer un poco la concepción del juego, que intenta imitar a títulos que se hicieron grandes como Driver -de la difunta y primera máquina de Sony: Playstation-, además del evidente parentesco a la serie de Rockstar -pionera del género-. De esta manera aprenderemos los movimientos básicos en esta primera misión, que servirá de tutorial para los no iniciados. La dificultad del título es bastante gradual, siendo las primeras horas de juego un paseo por Barcelona -literalmente hablando- siempre y cuando tengamos algo de habilidad con el mando.
Una vez hayamos conseguido que Burik se haga un nombre dentro de la ciudad, diversas misiones alternativas se irán desbloqueando para darle un respiro al policía infiltrado y para dotar al juego de una sensación de variedad que, en pocas palabras, no consigue de manera efectiva. La trama principal recorre poco más de una treintena de misiones que nos llevará a lomos de distintos coches, carreras y tiroteos, siendo la mecánica al volante la más empleada en el juego. La variedad de las misiones está poco definida, haciendo que cuando vayamos por la mitad del juego nos planteemos si todas las misiones son exactamente iguales. Dicho detalle sería secundario si la historia nos pusiera los pelos de punta, tuviera alguna trama bien trabajada o personajes que no fueran un cúmulo de clichés con diálogos malsonantes. Pero no es el caso.
A lo Jungla de Cristal
Así pues, una vez comprendido los controles al volante -habilidad que no llevará más de diez minutos- seremos testigos de las novedades jugables que plantea esta obra de Midway. Como no podía ser menos al tratarse del protagonista de The Fast and the Furious o xXx, Vin Diesel contará con una serie de habilidades que elevan el grado de espectacularidad del título hasta límites insospechables. El control de los vehículos es fácil, dejando a un lado la simulación para dar paso a un modo mucho más arcade y frenético, ideal para este tipo de juegos. Solo bastarán unos minutos de juego para comenzar a hacer derrapes y giros imposibles por las calles de Barcelona, todo un lujo, pues la curva de dificultad está muy bien empleada.
De esta manera nos topamos con que nuestro coche puede convertirse claramente en el arma definitiva, más allá de las distintas armas que consigamos a pie, obviamente. Gracias a su habilidad al volante, Milo podrá embestir a sus enemigos con un simple toque del stick analógico derecho, acabando rápidamente con sus perseguidores. La cosa no acabará aquí, sino que además, con un simple toque de botón, tendremos la posibilidad de cambiar de coche en tiempo real a velocidad de vértigo, algo nunca visto dentro de los videojuegos, y digno de las mejores películas de acción de la gran Hollywood. Así, cuando las circustancias lo permitan, Milo abrirá un poco la puerta y saltará del coche original al coche de destino, entrando por la ventana y golpeando al conductor, haciéndonos con el control de este segundo vehículo en poco más de tres segundos. Dicho detalle será relativamente útil cuando tengamos el coche en las últimas, olvidándonos de dejar el coche, buscar -o robar- otro, y así poder continuar con la misión.
Contaremos también con un medidor de habilidad situado en la interfaz de la pantalla, cuya utilización será indispensable si queremos superar los retos propuestos. Es decir, podremos realizar una serie de habilidades especiales siempre y cuando tengamos la barra mínimamente rellenada. Además del turbo para despistar a los policías y enemigos, tendremos ataques espectaculares, que dejarán boquiabierto a más de uno. Por ejemplo, en plena persecución podremos voltear nuestro vehículo 180º, disparar a nuestros perseguidores en tiempo bala y volver a colocar el coche en su posición original como si no hubiera pasado nada.
Quizá el mayor problema que le encontramos al control cuando vamos sobre ruedas es la utilización del segundo stick, pues si bien es cierto que cuando vamos a pie servirá para controlar la cámara a nuestro antojo, en los momentos de persecución servirá íntegramente para realizar los ataques con nuestro bólido, imposibilitando el giro de cámara y confundiendo al jugador. Poco a poco iremos acostumbrándonos al detalle, pero en las primeras carreras quizá caigamos en la trampa, mermando el éxito de la misión.
En otro orden de cosas, las misiones a pie, pese a estar bien empleadas, fallan totalmente en su concepción. Los movimientos del protagonista pueden resultar imprecisos, así como la parte de los tiroteos, que desesperará a más de uno al no poder llevar a cabo su ofensiva sin recibir balazos. Conseguir armamento será tan sencillo como ir a los distintos distritos de la ciudad donde alberguen cualquier almacén de arsenal, cuya distribución irá aumentando en función de las misiones alternativas que vayamos completando.
Como era de esperar, y para aumentar la variedad que le hace falta al género, en Wheelman podremos hacer distintos tipos de misiones para darle un respiro al mundo del crimen organizado. Podremos ejercer de taxistas al más puro estilo Crazy Taxi o conseguir nuevos coches derrotando en un tiempo establecido a los conductores de éstos, además de disputar carreras de dudosa legalidad por las calles. Todas las misiones tendrán un contador especial, que, una vez completado el reto, nos otorgará una puntuación definitiva, recompensándonos de mayor a menor en función de la calidad de nuestro "servicio".
Un detalle de agradecer es la inclusión del GPS y sus accesos directos a la misión, evitando así tener que recorrer una y otra vez la ciudad si lo que queremos es completar el juego de una manera rápida y efectiva, algo que no nos llevará más de diez horas si decidimos obviar las misiones secundarias. Sin embargo, si nuestro objetivo es conseguir todos los objetivos, establecer nuevas marcas y hacernos con todos los logros y trofeos que incluye la obra, tendremos juego para rato.
Bueno sin más
Lo que en principio salta más a la vista en este Wheelman es, sin duda, la representación de la ciudad catalana en el videojuego. El entorno está perfectamente conseguido, con multitud de detalles y características que no hacen más que demostrar que Barcelona puede ser igual de interesante que Nueva York en un juego de estas características. Lamentablemente existen algunos errores que no perdonarán los más puritanos -como por ejemplo el popping o aparición repentina de objetos, sombras, etc…-, aunque nada que merme la jugabilidad de la obra.
Sin embargo la genial puesta en escena que nos ofrece la desarrolladora con la ciudad difiere, sobre todo, a la hora de mostrar los personajes del juego. Vin Diesel cuenta con un modelado de espanto, marcando músculo y con esas expresiones faciales características que dejan claro que es un tipo duro, lamentablemente el resto de personajes no corre la misma suerte. Es decir, los personajes que tienen algún tipo de relevancia en la historia están bien representados, mientras que los peatones y demás piden a gritos una revisión gráfica. Además, por si eso fuera poco, encontramos la ciudad extremadamente vacía y falta de vida, sobre todo en los lugares más concurridos de la ciudad, como puede ser en la Plaza de Cataluña (que nunca está vacía en la realidad) o en el Parque de la Ciutadella, dando una sensación de vacío y soledad que no pega nada bien con el título.
Pese a todo, el motor corre con gran fluidez, mostrando adrenalina pura desde el momento en el que pisamos el acelerador del vehículo. La ciudad está repleta de estructuras que "lamentablemente" saltarán por los aires cuando Milo aparezca en escena al volante, todo para aumentar la espectacularidad del título.
La música que acompaña al título está bien a la altura del juego, además las distintas emisoras de radio que encontramos cada vez que nos subimos al coche nos dará una buena sensación de realismo, además de encontrar temas para todos los gustos. Como no podía ser menos, en las escenas de mayor tensión se ha potenciado al máximo el panorama musical, con melodías frenéticas y adictivas que pondrán de los nervios al jugador.
Por otro lado, las voces del juego están perfectamente localizadas a los idiomas españoles. Es decir, Milo Burik y compañía hablarán en un castellano más que notable, con especial mención a la voz de Vin Diesel, que hará temblar los tímpanos de todos los asistentes de la sala. Sin embargo, en plena calle nos encontraremos con un popurrí de idiomas muy bien conseguido, que realmente dejan entrever la intención de representar fielmente las calles de Barcelona de una manera mas que fiel y digna. Además de el comentado castellano -con todo tipo de acentos, como el latino- hay que sumarle el catalán que empleará constantemente la policía de la ciudad -un catalán, que en ocasiones dejará algo que desear en cuanto a actuación y emotividad- y el inglés, que sonará en algunas emisoras de radio.
Cuidado con Barcelona
En definitiva, la unión de Midway Studios Newcastle y la compañía de Vin Diesel, Tigon Studios, ha formado uno de los juegos más frenéticos del mercado, que por desgracia peca de poco profundo y repetitivo. Por si eso fuera poco, el control en las zonas fuera del coche es algo incoherente con los tiempos que corren, así como dos exponentes del género que tienen mucho camino hecho, como son Grand Theft Auto 4 -y su notable contenido descargable- o Saints Row 2.
Sin embargo, si decidimos perdonar los errores del juego el juego y no nos importa el desarrollo repetitivo del título, éste se convierte en una obra más que notable. Además, al estar ambientado en una de las ciudades más importantes del país, los residentes en ésta -y los españoles, en general- tendrán ese gusanillo por ver a una de sus ciudades más representativas en tres dimensiones, que, sin duda, es uno de los atractivos más sobresalientes del juego.
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