Análisis de Way of the Samurai 4 (PS3, PC)

Way of the Samurai es un viejo conocido de los usuarios de PlayStation. Este juego de Acquire, que realizaron cuando "perdieron" la saga Tenchu, fue todo un tapado de la consola PlayStation 2. Ambientado en el Japón feudal, nos ponía en la piel de un samurái sin señor que se veía envuelto en una intrincada historia al llegar a un pueblo. El título contaba con un divertido sistema de combate, pero sobre todo llamaba la atención por poder tomar decisiones que afectaban al desarrollo de la aventura, trazando un camino diferente cada vez que jugábamos y haciendo que la historia de esa aldea concluyese de una manera u otra.

El título fue muy innovador y bien recibido, convirtiéndose en un juego de culto, con una segunda entrega que volvió a dejar un buen sabor de boca. Nos dejaba un nivel de libertad de decisión y movimiento pocas veces visto en la época, con un mundo de juego vivo y lleno de secretos. La tercera parte salió hace dos años en PS3 y Xbox 360, con un salto de generación que no le sentó bastante bien, y ahora llega esta cuarta entrega en exclusiva para PlayStation 3 que intenta reverdecer los laureles de la saga.

No puede decirse que lo consiga: Way of the Samurai 4 es el mismo juego que en PlayStation 2, apostando exactamente por lo mismo, y con un apartado técnico propio de la consola anterior de Sony o, mejor dicho, de una mala remasterización HD de uno de sus juegos. Está anquilosado tanto a nivel técnico como de diseño pero, extrañamente, sigue siendo un juego muy divertido. Su fórmula está anticuada pero se mantiene igual de única, y jugar a ser un samurái y descubrir qué secretos nos depara el extraño conflicto en el que nos ubican continúa siendo muy entretenido si lo has hecho antes.

Dejando atrás el feudalismo

Esta cuarta parte da unos pasos adelante en el tiempo y nos lleva al Japón de mediados del siglo XIX, un período clave en la historia del país, en el que abandona definitivamente el feudalismo para abrirse al mundo exterior (y luego intentar conquistarlo). Nuestro protagonista, de nuevo un samurái sin señor o ronin, llega a una ciudad portuaria llamada Amihama en el año 1855. Allí hay tres facciones enfrentadas. Por una parte, la "colonia" británica, ansiosa por hacer negocios con Japón y establecer una base comercial en la ciudad. Por otra, los representantes del gobierno o shogunato, que poco a poco va abriéndose recelosamente al mundo mientras se encuentra con la oposición de la tercera fuerza, un grupo de samuráis en contra del aperturismo y de los extranjeros. Como han contado películas como "El Último Samurái", este proceso de apertura de Japón al resto del mundo, de industrialización y urbanización, se encontró con la oposición de los viejos señores de la guerra y sus samuráis, y esta cuarta parte de Way of the Samurai está ambientado en ese pedacito de historia en la que los samuráis se enfrentan a su ocaso.

A este pequeño reino del caos llega nuestro héroe, encontrándose de entrada con un conflicto entre las tres facciones, a partir del cual comenzará la aventura. Como en anteriores juegos, durante varios días van a ocurrir varios sucesos en los cuales podemos participar o no. Cada "trozo" de día, mañana, tarde y noche, tiene varios eventos que van a ocurrir, y nosotros tendremos la decisión de abordarlos, haciendo que la historia se incline hacia uno u otro camino. Podremos tratar con las tres facciones, ya sea enfrentándonos o aliándonos con ellas (a veces cambiando de bando numerosas veces), y también con una serie de personajes secundarios. Como en anteriores juegos, nunca nos enteraremos de toda la historia en una sola partida. Cada vez vemos la situación desde un prisma diferente, y no será hasta dentro de media docena de partidas cuando logremos conocer a todos los personajes, sus motivaciones y los diferentes matices de cada facción.

A medida que juguemos iremos aumentando nuestro karma y nuestro repertorio de armas, que van desde espadas hasta rifles, pasando por otras armas como lanzas. El sistema de combate vuelve a ser el de anteriores entregas y ya resulta un tanto ortopédico y obsoleto. Contamos con un botón de ataque ligero y otro de ataque fuerte, pudiendo romper la guardia del enemigo con este último, y una buena variedad de movimientos que se irán mejorando con la experiencia. Las armas pueden romperse, hasta el punto de dejarnos vendidos en medio de un combate y tener que golpear con el mango si no contamos más en nuestro inventario, tal y como es tradición en la saga.

El sistema de combate sigue estando lastrado por el escaso repertorio de animaciones de los personajes, la extraña y caprichosa detección de colisiones, y un sistema de combos limitado y un tanto irregular. Sigue siendo divertido pelear, pero las carencias son muy obvias (pelear con un enemigo armado con un rifle es desesperante), y de hecho el juego nos advierte que podemos luchar contra varios enemigos sin problema: solo uno nos atacará al mismo tiempo, y el resto esperará educadamente su turno, mirándonos con expresión fiera mientras acabamos con su compañero, como en las películas de Bruce Lee.

El punto fuerte del juego está precisamente en el sistema de aventura que se ha mantenido desde el primero de todos, descubriendo la historia paso a paso, partida por partida, hasta el punto de desbloquear los diez finales diferentes de este particular drama de la ciudad de Amihama. Si le perdonamos sus carencias y sus facetas ortopédicas, Way of the Samurai 4 es tan divertido y adictivo como los anteriores, y nos cuenta partida a partida cuál es nuestra puntuación samurái, otorgándonos rangos dependiendo de nuestra actuación y contando nuestras acciones honorables y menos honrosas. Cada sesión dura algo así como hora y media, aunque esto último depende en gran parte si vemos las secuencias cinemáticas, las aceleramos o las saltamos. Si nos ponemos a exprimir el juego, la duración se eleva mucho más.

Técnicamente muy flojo

Los gráficos de Way of the Samurai 4 son bastante sonrojantes. Como avanzábamos al comienzo del artículo, parece una remasterización HD mal hecha de un juego de PlayStation 2. No solo se ve que el motor del juego es anticuado, manteniendo los escenarios de tamaño mediano unidos por pantallas de carga, sino que la mayoría de los elementos cuentan con un nivel de detalle muy pobre, se repiten multitud de texturas en muchos escenarios, el modelado y animación de los personajes está a un nivel intermedio entre la pasada generación y ésta y, lo más escamante de todo, el juego sufre de sangrantes problemas de tearing y aliasing (bordes dentados, incluso en la pantalla de selección de espadas). Es malo a nivel visual, por mucho encanto que pueda tener el diseño típicamente japonés de trajes, escenarios y personajes, y no parece un juego de la actual generación. Si Acquire pretende continuar su saga en el futuro, tendrá que replantearse muchas cosas. Van con muchos años de retraso.

A nivel sonoro, el título vuelve a contar con voces en japonés subtituladas en inglés y una banda sonora llena de temas típicamente orientales que rápidamente peca de volverse repetitiva. Los efectos de sonido son prácticamente los mismos de las últimas entregas.

Carismático pero obsoleto

Way of the Samurai 4 no es un juego que pueda recomendarse al gran público. El primero de todos, en el año 2002, era uno de esos títulos para descubrir y sorprenderse, pero a los que no conozcan la saga esta cuarta parte les resultará tremendamente arcaica. Solo es recomendable precisamente para aquellos que hayan disfrutado de alguna entrega anterior y guarden un buen recuerdo de ellas, ya que esta secuela les resultará tremendamente familiar y les hará repetir muchas de las sensaciones que les dejaron los primeros títulos. Los que no sean seguidores de la saga no deberían dejarse engañar por el seductor título del juego. No van a encontrarse un juego de mundo abierto al uso con samuráis, ni nada dentro de lo que uno espera en 2012, sino con una fórmula anticuada que solo satisfará a los que la hayan disfrutado anteriormente. Way of the Samurai 4 es un buen ejemplo de lo que le ha pasado al videojuego japonés en esta generación: Anclado en fórmulas y métodos de producción de hace una década y solo apto para los que hayan apreciado su encanto en su momento y quieran revivir combates con katanas que ya han perdido su brillo.