Análisis de Monster Madness Grave Danger (PS3)
¡Oh, no! Los zombis nos atacan de nuevo... y les acompañan un montón de enemigos raros.
Daniel Escandell ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
4
SONIDO
5
NOTA
6
DIVERSIÓN
7
JUGABILIDAD
6
Análisis de versión PS3.
No es la primera vez que Monster Madness llega a las tiendas, pues ya tuvo una primera oportunidad con Xbox 360, hará cosa de un año. En todo este tiempo, los creadores del título original han preparado una reedición del mismo para PlayStation 3 con Monster Madness: Grave Danger, un juego que parte de ese título de la consola de Microsoft añadiendo diversos contenidos adicionales, sin llegar a convertirse realmente en una secuela.
Al juego, en su entrega original, le faltaba algo. Chispa, brío o lo que sea, pero aunque ofrecía, sin duda alguna, acción, humor y una jugabilidad relativamente interesante, o cierto es que fallaba a la hora de perfilarse como un juego con características que le hicieran destacar de manera clara entre el catálogo, convirtiéndose en un juego más que, en muchos sentidos, pasó desapercibido al no conseguir tampoco unos estándares de calidad estables en su planteamiento.
En su versión para PlayStation 3, la verdad es que se perfilan muchos de los elementos que menos cuajaron en esta primera entrega, pero también, por su origen, sigue arrastrando los mismos elementos que jugaban en su contra. Como entonces, nos encontramos con un juego de acción con perspectiva prácticamente cenital en el que no tendremos apenas momentos de tranquilidad debido al asedio constante de zombis y otras alimañas.
Escogeremos a uno de los cuatro personajes disponbiles y tendremos que enfrentarnos a hordas incesantes de zombis y demás bichos desagradables, con una apuesta jugable que está claramente enfocada al multijugador, pues hasta tres amigos más podrán sumarse a la partida sin inconvenientes de ningún tipo, lo que, la verdad, nos ha recordado a los planteamientos de algunos juegos clásicos, tipo Gauntlet. Por desgracia no consigue capturar su espíritu ni esencia real, lo que nos recuerda lo que podría haber sido pero no fue.
De hecho, lo cierto es que parte de la construcción del juego en cuanto a contexto y narrativa se sustenta en las referencias continuadas a películas, videojuegos y elementos de la cultura popular, conformando así un humor referencial que se ha basado íntegramente en la referencia intertextual. La historia es simple, y la verdad es que las referencias son obvias al máximo, restando ese punto de interés que suele esconder este tipo de humor, pero pese a todo funciona en una medida suficiente como para servir de justificación al desarrollo de la partida. Al fin y al cabo, esto es un juego de acción muy arcade en el que el guión viene a importarnos poco (lo que no significa que no hubiese sido desesable algo mejor).
En esencia, se trata de la versión en videojuego del grupo de adolescentes enfrentados a tipos mal maquillados que se mueven como Fraga (o Godzilla, según el día) mientras nos gritan que son zombis. Y es que su barrio residencial se ha visto inmerso en pleno ataque de no-muertos, con esos cuatro jovencitos como única esperanza para eliminarlos a todos, salvar la ciudad, y llegar al final de la fase, básicamente. Esto se traduce en dieciocho niveles bastante extensos con múltiples objetivos por superar, montañas de enemigos mutantes que eliminar, y algunos vehículos por conducir.
El sistema de control está muy en la línea de Smash TV en esta entrega para PlayStation 3, distanciándose de la propuesta de control que hubo en Xbox 360, y la verdad es que le sienta bien. Nos movemos con la palanca analógica izquierda, y disparamos con la palanca analógica derecha, un planteamiento en el control que hemos visto rescatado últimamente en juegos dentro de la línea de Geometry Wars, sin ir más lejos. Luego, en las distancias cortas, cuando no movemos la palanca derecha para apuntar, atacamos en cuerpo a cuerpo con el mismo botón (el círculo) del mando, por lo que el control se ha convertido en algo mucho más sencillo y accesible.
La otra gran novedad es la inclusión de toda una serie de retos en forma de 25 minijuegos que nos ofrecerán algunas pequeñas recompensas, como nuevos aspectos en los protagonistas. Por desgracia, no puede decirse que sean precisamente variados, pues el reto prototípico consiste en matar una cantidad determinada de enemigos en un tiempo dado, y lo cierto es que hay pocas variaciones sobre ese esquema.
De hecho, sigue resultando mucho más entretenido el modo historia, sobre todo a cuatro bandas, algo que se permite tanto a nivel local como en línea, una importante mejora con respecto a Xbox 360, donde esta posibilidad no fue contemplada, por muy extraño que suene.
El campo de la personalización de personajes se ve potenciado con la posibilidad de adquiri ítems y armas en la tienda del juego, con lo que se van mejorando las estadísticas del personaje para mejorar sus habilidades, como dotarle de mayor fuerza en el cuerpo a cuerpo, potenciar su velocidad de recarga de armas de fuego, etc. Para ello hay que ir recogiendo Monster Tokens según progresamos en la partida, y es un añadido muy de agradecer para favorecer un aprovechamiento más intenso de las opciones de juego y diversión.
A nivel artístico, por otro lado, lo cierto es que no hay novedades, o no al menos ninguna reseñable. Se mantiene una estética desenfada, cercana a la del cómic, que le aporta un toque juvenil que se amolda muy bien a su planteamiento y que se luce especialmente en las escenas intermedias. Estas escenas son lo mejor, a nivel técnico y estético, del juego, por lo que es una pena que sean tan escasas y, encima, se vean acompañadas de voces tan odiosas y repelentes. De hecho, las voces son especialmente malas, muy estridentes y mal interpretadas pese a lo desenfadado del juego, y la banda sonora tampoco es que brille en ningún campo.
Técnicamente el juego resulta abiertamente insuficiente. Como pasaba en Xbox 360, y poco o nada se ha avanzado en este terreno en su paso a PS3, pese a llevar un año de desarrollo a sus espaldas, el juego viene a dar una sensación de juegos de la anterior generación con algo de resolución extra. Vamos, como Wii (pero con resolución extra). Es, en definitiva, algo que podemos entender en la consola de Nintendo pues se encuadra dentro de su planteamiento técnico, pero está más que claro que no se ha hecho el más mínimo aprovechamiento del potencial de PS3. Y puesto que tampoco podemos decir que el juego se vea fluido ni estable en pantalla, está claro que hay algo que falla y que se hubiese necesitado mucha más atención en este campo para, al menos, no tener errores graves.
Conclusiones
La entrega para PlayStation 3 de Monster Madness resulta claramente superior a la de Xbox 360: mejor control, muchos minijuegos, multijugador en línea... Y eso no consigue tampoco que destaque, como ya sucedió en la consola de Microsoft.
Sus carencias técnicas son evidentes, y aunque dentro de la estética del juego (y una vez estamos en faena) la cuestión no es tan palpable, sus fallos técnicos son los que definitivamente juegan en su contra y se presentan como un lastre importante. Si no fuerza, y está claro que no lo hace, el potencial de la máquina, no hay razones para que el motor del juego petardee. Y si esto sucede, es que no se ha puesto la atención necesaria.
Eso en su campo técnico, pero es que el jugable tampoco ha dado un salto tan destacable. El título es corto, y es más que posible que lo encontremos falto de incentivos para rejugarlo (si bien hay cuatro niveles de dificultad, no muy bien escalonados), aunque debemos reconocer que es divertido, tanto por desarrollo como por su uso del humor, con personajes y situaciones estrambóticas aquí y allá que nos harán sonreir. Lo que pasa es que ni plantea un reto real (a excepción del último nivel de dificultad), ni se obtiene una recompensa firme por avanzar, lo que consideramos que es una carencia en su campo jugable.
Con todo, está claro que tiene un público muy definido que sabrá sacarle el jugo y aprovechar sus virtudes para obtener buenas dosis de diversión a través de sus opciones multijugador, que resulta al final lo más interesante de Monster Madness: Grave Danger y auténtico rasgo distintivo, convirtiendo la experiencia multijugador en algo muchísimo mejor que la monojugador. Es más, si sabemos de antemano que vamos a tener amigos para disfrutarlo a cuatro bandas, el conjunto gana tantos puntos en diversión, que ahí sí estamos ante una buena opción para amenizar nuestras horas de ocio.
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