Análisis de Gran Turismo 5 (PS3)

Gran Turismo 5 es poco menos que una obsesión hecha juego. Lo es desde su vídeo introductorio en el que Polyphony Digital hace de la fabricación de una chapa metálica y la carrocería de un coche un homenaje a la conducción, el motor y la competición. Toda una declaración de intenciones de Yamauchi, creador de la serie, que poco a poco va consiguiendo alcanzar su meta: dar con el simulador definitivo. Con Gran Turismo 5, no lo ha conseguido, pero al menos se ha situado en cabeza.

Cada Gran Turismo ha introducido una serie de novedades, más allá de sus intachables gráficos o listas de concesionarios disponibles. Gran Turismo 5 es sin duda el paso más grande desde su creación. Lo fácil para Polyphony habría sido convertir Gran Turismo 5 a la alta definición –que era la intención de Gran Turismo HD-, y eso habría dado un gran juego, pero no habría sido suficiente para los aficionados. El estudio lo sabía y con la quinta entrega ha corregido –casi- todo aquello mejorable, con algunos aspectos que creíamos inamovibles –daños, cambios en hora y clima- y superando las expectativas de la mayoría con competiciones o licencias completamente inesperadas –karting, Nascar, Rally…-. La avalancha de opciones y contenido es tal que estamos ante uno de los juegos más profundo y con más recorrido de los últimos años. Cualquier amante de la conducción fácilmente dedicará más de 1000 horas de su vida a conseguir los mejores vehículos, tiempos, y por supuesto, demostrar su calidad en el juego en red.

Empezando por lo más sencillo, tenemos el modo arcade. Poco que comentar aquí para los conocedores de la serie. Se trata de disponer de los circuitos, distribuidos en categorías –urbanos, ficticios…- y unos vehículos para correr directamente, sin ningún tipo de complicación de créditos o similar. Aunque no dudamos que lo verdaderamente interesante está en el modo "Vida GT", no está de más para tomar contacto con los coches, que quizás, luego barajemos para comprar. También sirve para recordar los circuitos que regresan de anteriores ediciones o los nuevos, antes de lanzarse a la competición en red o al complejo mundo de la simulación.

Las opciones en arcade son Carrera Única, con tres opciones de dificultad. Es tan sencilla de explicar como que el objetivo real es quedar primero. Otro modo clásico es el Contrareloj, en el que nos olvidamos de los 15 competidores rivales y de los problemas que nos puedan causar: aquí sólo cuenta tu habilidad por superar tus tiempos y tu memoria del trazado. El modo Derrapes, presente ya en Prologue, nos pone como objetivo realizar los mejores derrapes en sectores de cada circuito, consiguiendo puntuación por ello; no se trata de emular a un Ridge Racer, pero es otra opción más. En modo arcade finalmente también encontramos el modo para dos jugadores a pantalla partida, que gracias al juego en red está perdiendo peso, pero es algo obligatorio en cualquier juego que se precie.

Pero no cabe duda que, junto con el multijugador, el corazón de un Gran Turismo es su modo GT, bautizado como Vida GT en Gran Turismo 5. Lo primero, agradecer a Polyophony el gran esfuerzo en crear una interfaz tan completa, elegante pero a la vez ordenada, porque aunque la primera impresión es algo intimidatoria, siempre se tiene a mano lo más importante. Lejos quedan los tiempos en los que los concesionarios y competiciones se distribuían en un mapa de una ciudad de manera casi desordenada, ya que las opciones aquí son tantas que eso es imposible de hacer actualmente.

Vida GT no tiene el nombre puesto por casualidad. Está pensado para absorber la vida del jugador, y convertirse en su centro de operaciones para la competición. Se puede personalizar color de menús, fondos y el mono de nuestro piloto, además de configurar toda una serie de campos de información de nuestro perfil para que los amigos nos conozcan mejor. Detalles que hacen más personal este espacio en el que a la larga vamos a consumir mucho tiempo. Por ejemplo, hay 189 temas disponibles entre canciones de todo tipo, de rock alternativo, música electrónica, clásica, jazz, bossa nova, entre los que cabe citar grupos –habituales de Gran Turismo y de otros muchos juegos de velocidad- como The Hives, Queens of Stone Age, Scorpions y muchas guitarras de músicos japoneses. Por defecto, Gran Turismo 5 nos recibe con la habitual música tranquila de pianos, pero el jugador es libre de componer la ambientación, y pasar los temas más cañeros a los menús, o incluso agregar sus canciones del disco duro. Puede resultar un aspecto poco importante, pero todo en el juego parece pensado para convertir Vida GT en nuestro pequeño santuario de competición.

Desde esta modalidad, se nos presentan las diferentes categorías y otras opciones en las que participar. Lo principal son los modos A-Spec y B-Spec, eventos especiales, las licencias –los temidos carnets de conducir que tantos traumas han creado a toda una generación-, los concesionarios con vehículos nuevos, la categoría de segunda mano –vehículos baratos con algunas gangas, pero los listados cambian cada día de juego, merece la pena dar siempre un vistazo-, prácticas –probar nuestros reglajes en cualquier circuito-, GT Auto –el centro de mantenimiento del vehículo-, las modificaciones y las fotos de viaje –el conocido Photo Mode-.

Gran Turismo 5 fue definido en una ocasión por Yamauchi como un juego de rol de competición. En cierta manera, esa es la impresión que da Vida GT. Está basado en un constante sentido del progreso, nuestro avance en la competición, y no hablamos de un modo historia de carreras ilegales que nos presente a rivales o algo similar como en otros títulos, es el progreso real del jugador el que dictamina el acceso a los diferentes torneos e incluso la compra de vehículos. Comenzamos nuestra andadura en "nivel cero", que supone limitar la compra de nuestro primer vehículo a pocas opciones. Soñar con un Ferrari en las primeras horas de partida se nos antoja tan inaccesible como en la vida real. Adquirido alguno de los coches no de competición pero sí de potencia digna, llega el momento de tomar el volante y encarar nuestra nueva vida de piloto. No es requisito –al menos inicialmente- comenzar en las licencias de carnet para calentar motores, pero tarde o temprano toca pasar por estas pruebas porque reportan puntos de experiencia que aumentan nuestro nivel, aumentando el catálogo de vehículos y competiciones disponibles.

Ya incluso con nivel cero es posible probar nuestra suerte en alguna de las competiciones del modo A-Spect, que es el que nos pone en el asiento del piloto. Hay varias categorías: principiante, aficionado, profesional, experto y extremo. Cada categoría dispone de una serie de carreras o torneos de puntos, algunas con normas específicas como determinado límite de caballos, continente o año de fabricación. Esto es similar a cualquier otro Gran Turismo y sirve para que nuestro garaje tenga la mayor variedad de vehículos posible, no todo van a ser deportivos último modelo, y se evitan diferencias aplastantes entre los competidores.

La modalidad principiante cuenta con carreras sencillas e individuales y en circuitos cortos. La curva de aprendizaje es bastante cómoda, si eres jugador habitual de la saga, no encontrarás problemas en sacar buenos tiempos y conseguir la primera posición en ellas; hemos notado que incluso sin el mejor coche posible –vemos como la competencia nos adelanta en rectas- la inteligencia artificial es benevolente con nosotros al principio y nos permite adelantamientos en curvas. Basta con un poco de agresividad para sacar hasta diez segundos de ventaja. Para los novatos en Gran Turismo, o simulador de conducción en general, esto se agradecerá mucho, porque el control aquí poco tiene que ver con el presente en la mayoría de juegos del mercado. Existen ayudas en pista como el consejo del mejor trazado y las indicaciones para frenar o acelerar, que más adelante no serán necesarias.

Gran Turismo 5 ha renovado por completo el sistema de simulación y físicas. Para regocijo de los fanáticos del motor, Polyphony no se ha "contaminado" de otros géneros, ni ha hecho concesiones para abarcar más público. El público, y lo sabe la desarrolladora, pedía más realismo. Gran Turismo 5 no ha tenido temor a convertirse en el mejor simulador, a rivalizar con títulos habitualmente exclusivos de PC que parecían "demasiado duros" para consola. Ello puede gustar más o menos, pero es esto lo que hace grande a GT5, reduce la ambigüedad y nos regala un juego que perfectamente complementa a los lanzamientos de velocidad arcade pura que están disponibles en PlayStation 3, que son muy numerosos.

Ganar carreras supone aumentar nuestra experiencia –aumenta el citado nivel- y ganar dinero, necesario para adquirir nuevos vehículos. Además, también de esta manera se recompensa con vehículos totalmente gratuitos que podemos utilizar en nuestro favor, o vender si andamos escasos de créditos. Como a lo largo de las horas acumulamos un buen montón, GT5 ofrece una buena organización por categorías para no perder nuestros coches clave o favorito entre los que recibimos y compramos para competiciones "menores".

La modalidad de eventos especiales esconde retos especiales diferentes a las competiciones más habituales. En él encontramos desafíos con normas concretas, que pueden ser carreras completas o sólo conseguir un objetivo –tipo licencia-, pero en categorías de modalidades originales. Aquí hay competiciones de karts, de Nascar, del programa televisivo Top Gear, de la academia AMG, de rally, Grand Tour y de Sébastien Loeb –más rally-. No se puede acceder a cualquier evento sin el nivel mínimo, pero merece la pena probarlos, porque se aprenden algunos conceptos únicos para este tipo de competición. Por ejemplo, de la Nascar, que no es demasiado popular en Europa, se nos enseña la importancia del rebufo y la estrategia en los adelantamientos del piloto, pues la diferencia de potencia de los coches en esta competición es menor que en otras, y la simpleza del circuito no favorece a los más técnicos.

Los karts suponen una novedad inesperada, no demasiado importante, pero que ofrecen un control y sensación completamente diferente a los cuatro ruedas más potentes. Son rápidos en respuesta, las curvas se toman de manera mucho más directa, y el punto de vista es más bajo de lo normal. No pasa de una anécdota dentro de GT5, pero son un aire fresco a la gran cilindrada.

Otra novedad es la humanización de esta entrega. Crear un piloto tiene un objetivo, y es disfrutar del modo B-Spec de una manera más completa que en Gran Turismo 4, el primero en incluir esta modalidad en la que dejamos el trabajo sucio a un piloto y nos ocupamos de las estrategias del equipo. ¿Aburrido? No lo es, aunque la emoción de conducir el vehículo manualmente es incomparable, controlar la escudería en varias pruebas –como en A-Spec- con variada dificultad tiene su encanto. La personalidad del piloto afecta a su modo de conducción, y como jefe, damos órdenes evaluando cada situación. Esta opción, aunque quizá no sea tan popular como la conducción, va cobrando interés y deja de ser la forma "fácil" de completar torneos que se nos atraganten, como sucedía en GT4; ahora se convierte en un modo completamente independiente.

Nuestro piloto en B-Spec cuenta con una personalidad propia, con parámetros en frenada, viraje, precisión, fortaleza física –afecta a la resistencia en carreras largas-, fuerza mental, trayectoria, y un carácter que puede ser calmado o agresivo. Como jefe de la escudería, podemos enviar presión al piloto para que actúe de manera más agresiva, que mantenga el ritmo o que intente adelantar. Según como conozcamos al piloto, puede merecer la pena aumentar el ritmo o no, porque quizás realice una temeridad que eche por tierra todo el trabajo. Los valores iniciales del piloto se pueden elegir entre muchas opciones, pero a excepción de los valores de carácter, el resto es similar, así que la diferencia la marcará realmente el aumento de la experiencia en este modo –independiente del conseguido en A-Spec-. Se permiten crear varios perfiles de pilotos, así que puede ser interesante tener dos bien diferenciados y utilizar a cada uno en pruebas de corte distinto. La inteligencia artificial también posee sus valores, y presiona al piloto en cabeza quizás le haga perder el control.

La lista de vehículos supera el millar, y aunque no dudamos que todo el mundo echará en falta uno o dos vehículos favoritos entre todos ellos, el garaje virtual sigue aumentando en variedad con cada versión. Tal y como se había anunciado, 200 de ellos han sido recreados para Gran turismo 5 desde el inicio, y su nivel de detalle supera con creces cualquier modelado visto hasta la fecha. No es sólo un insano perfeccionismo en el exterior, demostrable al milímetro en el modo de fotografía –radiadores, cristales de luces, neumáticos- también en su interior: el cuero, el plástico y todos los elementos del salpicadero han sido recreados individualmente para cada coche "Premium".

Por otra parte, completan el catálogo más de 800 coches ligeramente retocados de Gran Turismo 4 - en su mayoría corresponden a las categorías de vehículos más antiguos y segunda mano-, que aunque pueden suponer la pequeña nota discordante en el apartado gráfico –al menos en fotografía, ya que en carrera es difícil apreciar esas diferencias-, los consideramos más un extra a las auténticas estrellas. Decir que todos los coches del juego se comportan igual, a nivel de físicas no hay distinción entre modelados de altísima calidad o los de PlayStation 2.

Una de las novedades que más ruido ha causado es la deformación y colisión de los coches, novedad en la serie. Chocar afecta a nivel de rendimiento a los coches –Premium y estándar-, y a su aspecto exterior –también a los estándar-, pero los daños más severos y espectaculares, aquellos que suponen caída de piezas, se limitan a los Premium. Este tipo de daños se puede apreciar en todo su esplendor tras conseguir un buen nivel en Vida GT –se puede discutir por qué no aparece desde un inicio, pero parece que está pensado para no "asustar" en las primeras horas de partida-, y es uno de los elementos que la Nascar y el rally pedían a gritos. Aunque para el auténtico piloto el daño exterior es algo secundario –debe buscar la trazada limpia y perfecta-, GT5 consigue saldar una deuda que tras muchos años persiguió a la saga con un notable –al menos en los Premium-. A partir de aquí, esperamos ver cómo nos sorprende Polyphony en próximas versiones y con máquinas más potentes.

Con el desgaste de la competición, deberemos pasar por GT Auto tarde o temprano. En este apartado se puede poner a punto nuestro vehículo para que esté como nuevo, cambiando aceite, arreglando golpes, neumáticos, elementos aerodinámicos… En la sección de modificaciones se centralizan todas las partes del vehículo disponible, que son piezas de carrocería, motor, el escape, la administración, el turbo, la caja de cambios, la transmisión, la suspensión o nuevos neumáticos. Para los más entendidos, elegir estos valores será sencillo, para el resto de jugadores, bastará con centrarse en lo más básico –aumentar potencia del motor o ajustes en marchas- para mejorar sensiblemente el rendimiento. No hace falta ser un experto en mecánica para sacar partido a cualquier coche.

Gran Turismo 5 es el sueño de todo piloto, al menos para el modo en solitario. ¿Cómo es la comunidad del juego? Aquí encontramos uno de los descuidos que distancia a la obra de Polyphony de la perfección. Y es que en el lado positivo tenemos carreras sin retraso –lag-, y carreras de hasta 16 competidores, pero también sufre algunas carencias que debían estar más trabajadas; no dudamos que, siendo como es, una estrella del catálogo de Sony, se mejorará con el tiempo a base de actualizaciones. Pero a día de hoy, la creación de salas no es todo lo completa que nos gustaría.

Por ejemplo, los filtros de búsqueda y creación son limitados. Con más de 1000 vehículos, que las restricciones –si las queremos usar para evitar grandes diferencias entre competidores- para la carrera se limiten a karts, F1 y los que escojamos del garaje es, a todas luces, insuficiente. No se puede replicar un torneo como los del modo GT limitando la entrada exclusivamente a vehículos de tal año, o de continente, ni por cilindrada. Como decimos, algo fácil de corregir por Polyphony, que debe ser la prioridad a partir de ahora en la lista de parches. Por supuesto, hay las opciones básicas: dejar los circuitos a elección del anfitrión o por votación, cambios climáticos –si los acepta el circuito-, el tipo de salida, la calidad del chat de voz o de la conexión, o disfrutar de una carrera ya en marcha como espectador. Suena bien, pero no tan bien para lo que debe aspirar Gran Turismo 5.

La comunidad dispone de algunas otras funciones, como un listado de amigos con el juego, un servicio de mensajería –similar al del propio sistema, pero dentro del juego-, intercambio de regalos –hay por ejemplo unas postales que se coleccionan con noticias y fotos históricas- y un "foro" que realmente es un tablón de mensajes para dejar comentarios a los compañeros. También es posible acceder al registro de sus progresos, y otro tipo de información.

El editor del circuito es tal y como os habíamos contado en nuestro avance. No es el techo de la complejidad ni opciones, pero es más de lo que habríamos imaginado. Hay varios escenarios predefinidos con terreno diferente: asfalto, gravilla, nieve… lo básico para componer un circuito de cualquier tipo. Si es posible, también se pueden cambiar las horas de carrera –la iluminación- y el clima, convertirlo en carrera punto a punto en lugar de circuito, cambiar la complejidad de cada sector –más o menos rectas-, el ancho o la pronunciación de las curvas. No es lo mismo que dibujar el trazado a mano, pero promete bastante para la competición de rally, en la que precisamente muchas veces la gracia está en jugar circuitos desconocidos guiándonos sólo por nuestra vista y el mapa. Y el editor proporciona casi infinitas pistas.

Gráficamente, a Gran Turismo 5 se le pueden criticar algunos aspectos, pero sin duda Polyphony ofrece más luces que sombras. Es bastante fluido a 60 cuadros por segundo –con algún pequeño tirón en grandes situaciones de tráfico- y a resolución 1080p. Pocos juegos pueden decir lo mismo. La desarrolladora ha apuntado muy alto y los vehículos Premium son casi un adelanto de lo que veremos en próximos años en nuevas máquinas. Lo mismo podríamos decir de los circuitos urbanos –Roma, Madrid y Londres son imponentes-, aunque el punto negro de GT5 es su inconsistencia. Los vehículos estándar son heredados de la pasada generación y en repeticiones resaltan –para mal-. Y no todas las pistas parecen contar con el mismo trabajo a sus espaldas; Cape Ring por ejemplo es una verde pradera sin muchas referencias en el escenario que desentona frente al nivel general.

Hay algo de heterogeneidad que rechina un poco, por momentos estamos ante el techo técnico en consolas, sin discusión, pero buscando las cosquillas con la combinación de vehículos y circuitos más floja, el resultado es algo aséptico. Aspectos fácilmente olvidables tras comprobar efectos como la lluvia en el cristal, el polvo, las chispas y la iluminación, en los que el tiempo de desarrollo se ha notado favorablemente.

Para recrearse en lo puramente gráfico, el modo de fotografía regresa y con más posibilidades que nunca. Es más cómodo de usar que en Gran Turismo 4, se puede caminar libremente por el escenario –ya no estamos atados a un punto concreto- y las opciones de la cámara son bastante completas. Existen escenarios exclusivos para tomar las mejores instantáneas posibles, y estamos seguros que todo jugador se sentirá picado por mostrar su última compra en algún momento del juego.

Gran Turismo 5 incluye una instalación opcional para hacer todas las cargas más rápidas y fluidas, bastante recomendable pero no obligatoria. Otras características que hay que mencionar son la compatibilidad 3D y el reconocimiento facial para controlar la cámara con la cabeza. La banda sonora es bastante completa, aunque la auténtica música son los rugidos de las bestias metálicas, y en este apartado, Polyphony también ha mejorado la calidad respecto a anteriores entregas. Sigue sin ser perfecto, y el sonido de los choques no parece excesivamente contundente, pero se ha dejado de reciclar grabaciones que se arrastraban de los 32 bits. Los más entendidos desactivarán la música para escuchar el rendimiento del motor de oídas y saber cuándo toca cambiar de marchas.

Conclusiones

Valorar Gran Turismo 5 es una tarea nada sencilla. Por un lado, la simulación, las competiciones y el modo GT han conseguido colmar completamente nuestras expectativas. La mayoría de aspectos técnicos también, los daños –que no aparecen hasta tiempo después de comenzar la andadura en el juego-, la utilidad del editor, el sistema de progreso y algunas ideas de la comunidad muestran que Polyphony tiene aún muchas posibilidades de seguir mejorando la serie, pero también que falta un recorrido hasta dar con el juego definitivo. Se ha dedicado mucha atención a algunos factores, descuidando otros; podemos perdonar el modelado de los vehículos estándar, pero el juego en red no da la talla esperada. Nada grave que no se pueda solucionar tras el lanzamiento.

Aún con algunos defectos que nos habría gustado visto corregidos, Gran Turismo 5 sigue ofreciendo esa diversión, simulación y horas de partida inconfundibles. Cualquiera que haya disfrutado con la serie, no debería dudarlo ni un instante, porque no sólo está ante el número uno de la conducción hasta el momento, es también más y mejor de lo ofrecido con anterioridad, el sello inconfundible de estar ante una máquina bien engrasada y lista para competir.