Análisis de Enslaved: Odyssey to the West (PS3, Xbox 360)
La huida hacia adelante de dos esclavos en busca de la esperanza.
Daniel Escandell ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8
SONIDO
8.5
NOTA
7.5
DIVERSIÓN
8
JUGABILIDAD
7
Análisis de versiones PS3 y Xbox 360.
Ninja Theory ha dado su primer paso en el diseño de juegos multiplataforma con este Enslaved:Odyssey to the West, pues su primer juego fue, en realidad, Kung Fu Chaos, exclusivo de Xbox (entonces se llamaban Just Add Monsters), y luego firmaron Heavenly Sword, exclusivo de PlayStation 3. El que nos ocupa ahora, y el venidero DmC ya entran de pleno en el mundo multiplataforma, con todo lo positivo que conlleva, pero también con otros dolores de cabeza.
Enslaved es un viaje en un mundo postapocalíptico, el nuestro, pero que se caracteriza por una belleza inusitada en sus entornos. En vez de mostrar un mundo desértico, muerto, nos encontramos con una naturaleza que ha ido conquistando las antiguas ciudades. Se rastrean los grandes edificios que la humanidad creó, pero pertenecen a un periodo tan lejano que la propia vida salvaje ha ido recuperando el espacio que el cemento le había robado. ¿Y los humanos?
La humanidad es una civilización que casi podemos considerar perdida. El agua, en realidad, está mortalmente contaminada, y robots patrullan mecánicamente atacando a todo lo que se mueve. Son viejos ingenios bélicos que siguen con su vieja rutina. Nosotros conoceremos a Monkey y Trip, que no son sino dos esclavos que huyen a la búsqueda de un supuesto refugio, que es la única esperanza de todos esos supervivientes.
Como vemos, la trama tiene trazas de La fuga de Logan y Doce monos, por citar algunos ejemplos populares, pero lo cierto es que sus dos propuestas básicas han aparecido en docenas de novelas y películas de ciencia-ficción, lo que no le impide ganar cierta personalidad y ofrecer un buen desarrollo, aunque buena parte de esta tarea recae en el original diseño de personajes (con unos secundarios bastante estrambóticos), y entornos, todo ello para contarnos un viaje épico hacia la esperanza de la libertad y una vida mejor.
En el campo jugable, eso se traduce en secciones de plataformas, combate y exploración con toques de puzles, una combinación muy habitual que busca refrescarse con la presencia de dos personajes… salvo por el hecho de que, la verdad, es algo cada vez menos novedoso. Por tanto, en un mercado que ya está más que maduro, lo que nos puede interesar es que las cosas que haga, las haga bien.
La aventura comienza cuando Trip consigue desencadenar una explosión que permitirá que la joven escape del transporte de esclavos en el que ha terminado siendo una reclusa… pero no está sola, pues Monkey será la otra cara de esta moneda. Trip es débil, pero inteligente; Monkey es fuerte, pero no parece un chico muy listo, precisamente.
Por supuesto, las cualidades son complementarias, y Trip sabe que le necesita para sobrevivir, por lo que le pone una suerte de diadema al pobre Monkey con un claro objetivo: hacer que cumpla sus órdenes. Trip, que no nos caerá muy bien en estos primeros compases, consigue con este objeto que Monkey sufra dolores insoportables si no cumple sus órdenes, y tampoco puede escapar, pues si se alejan demasiado el corazón del chico se detendrá.
La relación entre los personajes, como vemos, no es precisamente la estándar en estos juegos de aventura a dos bandas, y el progreso de la misma es parte del avance de la historia. Además, podemos ver cómo la relación, de hecho, cambia progresivamente gracias al atento cuidado que se ha puesto en aspectos como la expresión corporal o facial del dúo, no sólo entre ellos, sino también en sus reacciones ante el medio, y lo que sucede. En realidad, las animaciones son parte de los aspectos más trabajados del título, quizás como herencia de su vinculación original con el cine.
Eso nos lleva al otro gran aspecto del juego: las escenas. Resulta difícil destacar en este terreno, ya sea por la espectacularidad de los motores gráficos más punteros, o por el buen trabajo de los artistas en las grandes producciones actuales, pero Enslaved consigue sorprender de nuevo, y sin recurrir a pirotecnia. Las escenas no sólo aportan un componente narrativo claro, sino que nos dicen mucho sobre qué pasa por la cabeza de los personajes, qué sienten… Hay algo más que diálogo e imagen juntas, pues es una concepción realmente cinematográfica que no siempre se entiende bien en la concepción de estas escenas en los videojuegos, y ayudan a comprender las acciones de Trip, y a crear un vínculo emotivo con ambos personajes.
El juego, como decíamos, combina múltiples géneros en su desarrollo, algo muy habitual, pero ciertos aspectos han resultado mejor parados que otros. De manera general, nosotros controlamos a Monkey, y Trip es quien nos acompaña, pero el concepto es colaborativo. Monkey se basta y se sobra para saltar de un lado a otro, pelear, y usar su potencia física para multitud de tareas, pero habrá múltiples barreras imposibles para él, en forma de obstáculos tecnológicos.
Trip entra ahí en juego, pues la tecnología es su campo de dominio claro, e incluso puede utilizar maniobras de distracción con los enemigos. Por supuesto, el personaje al que se da más relevancia jugable es Monkey, que da mucho más juego, pero Trip será igualmente necesaria. Sin embargo, buena parte del papel de Monkey será el de darle protección, buscar un camino que ella pueda superar, e incluso cargar con ella (cuando no simplemente lanzarla), todo para sobrevivir.
El sistema de combate es quizás lo menos brillante del juego, pues resulta muy básico y poco elaborado. Es posible que se haya buscado de manera deliberada para no descompensar los otros aspectos, pero jugablemente es soso. Monkey tiene un par de movimientos al principio, y luego vamos desbloqueando más, según avanzamos, pero en la práctica lo cierto es que no hace falta recurrir a muchos recursos. Un par de golpes, un movimiento evasivo, y vuelta a empezar. Tiene buen ritmo, y es espectacular en pantalla por lo general, pero le falta mucha profundidad jugable como para estar compensado con otros aspectos del mismo.
La espectacularidad se consigue no sólo por los efectos y enemigos, sino porque la cámara se coloca muy cerca, quizás demasiado, y en ocasiones dificulta la visión periférica. No da muchos problemas, pero le hubiese sentado mejor jugablemente una posición más alejada que facilitara las cosas y no diese, simplemente, ninguna sorpresa desagradable. Se añaden efectos visuales, como la recurrente cámara lenta en algunos momentos, y se puede disfrutar bien de ellos porque, por desgracia, pocas veces suponen un reto real. Cuando lo hacen es una vez ya hemos avanzado bastante, y ahí la curva de dificultad se hace evidente, pero la sensación es que pasa por un ritmo inicial muy lento y estancado en ocasiones. Una vez los enemigos son más listos, numerosos y resistentes, la experiencia mejora sustancialmente.
Las secciones de plataformas son bastante interesantes en Enslaved, pues tienen un componente de puzle importante, dado que aunque los entornos son bastante abiertos, en realidad sólo hay un camino posible por el que pueden ir Trip y Monkey (recordemos las limitaciones impuestas). Así que hay que pensar, moverse, y tener cuidado con los peligros ambientales y trampas que nos irán sorprendiendo.
Sin embargo, hay algunos aspectos que son curiosos. Por ejemplo, en realidad sólo podemos saltar cuando hay efectivamente una plataforma a la que hacerlo. Esto puede parecer un poco tonto expuesto así, pero puesto que en realidad buena parte de la gracia se deriva del componente puzle, en cuanto uno se da cuenta de este detalle se simplifica el asunto, al menos en ese terreno. Es un aspecto sutil, introducido muy probablemente para facilitar estas secciones, pero lo cierto es que resulta extraño durante la partida, y no creemos que los beneficios sean en realidad tan sustanciosos.
El control también da sensación de ser algo tosco y poco preciso en otras situaciones, lo que impide que estas secuencias de juego triunfen de manera clara. Cuando se hace frustrante es al intentar conseguir las esferas que hay repartidas por el escenario y que debemos recolectar para luego conseguir mejoras, pues algunas demandan una precisión que el juego no otorga con garantías.
Como vemos, ni la parte de combate, ni la de plataformas y puzles, consiguen cuajar con éxito, por la suma de ambas no es ni mucho menos negativa. Le falta depuración y un mejor acabado, sí, pero el ritmo de juego, en cambio, está muy logrado, y se introducen momentos de jugabilidad diferente, otro tipo de retos, que ayudan a mantener la tensión jugable. Muchos apuestan por segmentos de mayor tensión y ritmo, y otros tantos aportan un estilo jugable diferenciado, como decíamos, pero en ambas situaciones consiguen que se introduzca un elemento diferenciador que estimula y pone en alerta
Igualmente, hay varios enemigos finales repartidos por la aventura, y son un reto interesante y divertido sin excepción, aunque por lo general no representan un incremento significativo en la dificultad. Los momentos de puzle más puro detienen el desarrollo, pero es cuando más hay que sacar del dúo de personajes, aprovechando las cualidades de ambos, por lo que son también divertidos y entretenidos. La tensión se mantiene durante la decena de horas de juego que nos dará, tanto por narración como por desarrollo jugable. Le faltan, eso sí, algunos incentivos para potenciar la rejugabilidad.
Visualmente, Enslaved consigue ser atractivo y tener personalidad, con entornos que varían más de lo que uno se espera en sus primeros compases para recorrer escenarios bien diferenciados, pero siempre hermosos. Conforma una variedad artística que, además, logra ser coherente y funcional, con un apartado técnico que no defrauda en absoluto. Además, la evolución de la relación entre Trip y Monkey, como decíamos, se percibe también a nivel visual, por la expresión corporal y facial, lo que muestra una gran atención al detalle por parte de los desarrolladores. Las animaciones son también de gran calidad, pero lo que juega en su contra es la inestabilidad de la tasa de imágenes por segundo, que resulta en fallos frecuentes en la misma.
El sonido cuenta con una banda sonora que nos acompaña creando atmósferas apropiadas a la tensión y zonas que recorremos, destacando por su estilo y personalidad, sin que se hayan descuidado los efectos y las voces (está doblado al castellano íntegramente).
Conclusiones
Enslaved: Odyssey to the West tiene algunas carencias en su diseño, pues ninguno de sus estilos jugables consigue despuntar, y hay aspectos insatisfactorios evidentes. Sin embargo, el conjunto funciona muy bien, y es un título gratificante y divertido, con una buena historia narrada con un éxito poco habitual. Sus fallos están presentes, sí, pero sus logros consiguen compensarlos.
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