Análisis de Beyond Good & Evil HD PSN (PS3, Xbox 360)

Beyond Good & Evil nos conquistó en la anterior generación, aunque sus ventas no fueran quizás las que se esperaban, pero venía respaldado por el sello creativo de Michel Ancel, responsable de juegos como Rayman o Tonic Trouble. Muchos llevan esperando desde entonces una segunda parte que nunca acaba de llegar, y en cierto modo parece que esta revisión en alta definición para distribución digital busca, por un lado, satisfacer a los nostálgicos, pero también preparar el camino, dando más actualidad y relevancia al título entre el público general.

Claro que la primera pregunta, más que lógica, es la de plantearse si realmente han pasado suficientes años como para traer de vuelta un juego con la excusa de la alta definición, algo a lo que Ubisoft se ha lanzado de cabeza con sagas como Prince of Persia o Splinter Cell. Está claro que la idea es rentabilizar estos títulos, darles una continuación comercial, y potenciar su disponibilidad, en este caso, gracias a la distribución digital. Es, además, algo que tiene cierto sentido: la retrocompatibilidad entre consolas no siempre ha estado entre nosotros, pero el público ya lo da por supuesto… incluso cuando PS3 ha perdido esa función (y en Europa ya la tuvo con ciertas limitaciones) y en Xbox 360, casi tres cuartos de lo mismo, pues tampoco se la tomaron muy en serio.

El problema de estas revisiones es que su estilo visual todavía no es tan antiguo como para ser considerado retro, y tal cual fueron concebidos resultan poco afortunados, sobre todo en paneles de alta definición. Las revisiones que se han hecho apuestan por mejorar (en ocasiones, apenas levemente) la texturización, corregir algún que otro bug, y muy poco más que sea sustancioso, así que cierta reticencia por parte del público es casi inevitable.

La principal virtud de Beyond Good & Evil HD es que el juego ya era sobresaliente entonces, y su estilo se mantiene fresco, siendo una fantástica aventura con sus correctas dosis de acción. Ya entonces se le situaba en la esfera, tan poco prolija en realidad, de Zelda, y lo cierto es que con la perspectiva que dan los años uno se da cuenta de que, en efecto, es una alternativa de alta calidad a la emblemática saga de Nintendo.

El paso a la alta definición ha resultado razonablemente esmerado. Se percibe que la geometría, la poligonización, de personajes y entornos no es como la de los juegos actuales, pero hay un más que evidente paso adelante en su aspecto visual, lo que, unido a su precio, lo convierte en una excelente oportunidad para disfrutar del mismo.

Además, en este paso a las nuevas consolas se han integrado los logros/trofeos, y en su mayor parte están orientados a incentivar al jugador a explorar los entornos del juego e incluso a aprovechar las dotes fotográficas de Jade para capturar imágenes con su cámara fotográfica. Son cuestiones que ya estaban presentes en el original, y que se intuía que podían adaptarse muy bien al esquema de logros, como así ha sido.

El dúo protagonista es la joven Jade y su porcino compañero, Zerdi. Jade lucha con una suerte de bastón (muy al estilo de Star Fox Adventures, el último juego de Rare -y primero- para GameCube), en un sistema de combate dinámico y sencillo. La cámara, como decíamos antes, es también parte fundamental, pues Jade es fotógrafa freelance y se encuentra inmersa, como quien no quiere la cosa, en una trama de conspiraciones en la que está implicada el propio Estado. A esas partes de aventura, con toques de sigilo y acción, se suman objetivos abiertamente bélicos, en los que peleamos mucho, otros fotográficos, y, también, desplazarnos por los entornos con algo bastante parecido a un hovercraft, para el que podremos conseguir múltiples mejoras.

Así pues, en Beyond Good & Evil HD encarnamos a Jade, la atractiva muchacha de unos 20 años de Hillys. Este lugar está en constante guerra con los DomZ, unos alienígenas con intenciones beligerantes. Las únicas defensas para los habitantes de Hillys son los escudos protectores y los escuadrones de elite llamados Secciones Alpha, que en principio son los encargados de velar por la seguridad del pueblo.

Sin embargo, Jade pronto se verá metida dentro de una conspiración tramada por IRIS, una organización secreta que quiere demostrar que las Secciones Alpha no son lo que aparentan. De hecho, nadie es lo que aparenta, y las oscuras intenciones de las propias fuerzas defensivas son terribles. IRIS asignará diversas misiones a Jade, lo que sirve como mecanismo de progreso en el juego con una estructura bien definida.

La combinación de elementos está muy bien tratada, de manera que el resultado final es equilibrado y se mantiene fresco para los estándares actuales, mostrando lo bien definido que estaba el juego entonces. En el factor fotográfico es esencial estar atentos al mundo que nos rodea, pues al hacer fotos a la diversa fauna de este mundo las mandaremos directamente al laboratorio científico que nos ha contratado y, en función de la rareza del bicho, se nos pagará en créditos.

Hay, además, otro tipo de moneda (una especie de perlas), que obtendremos al eliminar enemigos, ganar carreras con nuestro hovercraft, y en muchos minijuegos. Este sistema monetario es de gran utilidad, como es lógico, pues será lo único que nos aceptarán en uno de los puntos esenciales de la aventura para comprar muchísimas cosas para Jade, Zerdi o la nave.

La música es la de entonces, con composiciones de Christophe Heal, de gran calidad y muy acertadas en todo momento. El paso a la descarga digital no ha jugado en su contra, y suena limpia en todo momento, algo digno de destacar dado que suele ser el aspecto que sufre los daños colaterales. En buena medida nada se ha visto perjudicado porque, simplemente, no hay límites en el tamaño de la descarga para ninguno de los dos servicios (Xbox Live Arcade y PlayStation Network), así que no se han andado con tonterías a la hora de racanear espacio.

El sistema de control responde bien, algo lógico si tenemos en cuenta que la configuración de la que se parte ya era muy buena. El mando de PS3 no aporta cambios estructurales relevantes en esta línea con respecto al de PS2, y el de Xbox 360 es superior al de su predecesora en ergonomía y tacto, así que el resultado, claro, acompaña.

Conclusiones

El regreso de Beyond Good & Evil a través de esta reedición digital le permitirá llegar a un nuevo público que quizás se lo perdió en su momento. El juego, desde luego, mantiene sus virtudes intactas: buena trama, cuidada jugabilidad, y un atractivo apartado artístico. El lavado de cara técnico le ayuda a ponerse a la altura de las circunstancias actuales, por lo que las -aproximadamente- 15 horas de aventura que nos ofrece no tienen desperdicio, como cuando se estrenó allá por 2003. Y nos deja, claro, a la espera de una segunda parte para la que Ubisoft no puede tener excusas.