Análisis de Wreckless: The Yakuza Missions (PS2, GameCube)
Conocido como Double Steal en Japón, Wreckless: The Yakuza Missions fue uno de los juegos más llamativos del lanzamiento de Xbox. Aunque su jugabilidad no era una novedad ni mucho menos, su impresionante apartado gráfico demostraba lo que se podía hacer con la facilidad de desarrollo de la consola de Microsoft –y su potencia-. Meses después, son anunciadas las conversiones para las otras plataformas, con una duda que en seguida nos vino a la cabeza: ¿Lograrían mantener la impresionante calidad gráfica de la versión Xbox? La respuesta parecía ser un no rotundo una vez vistas las primeras imágenes de la versión PS2, que mostraban un aspecto muy triste. Sin embargo, una vez con el juego en las tiendas y en movimiento, puede verse que aunque no se ha mantenido la exhuberancia gráfica de la versión original, Wreckless: The Yakuza Missions versión PS2 resulta un dignísimo juego de carreras arcade, con un buen apartado gráfico, salvando las diferencias entre ambas plataformas, y con una serie de mejoras jugables que, de haber estado presentes en la versión Xbox, ésta hubiese ganado varios enteros.
La temática del juego es de sobra conocida y ha sido repetida hasta la saciedad en los últimos tiempos, con la saga Runabout como máximo exponente: acción-conducción, consistente en misiones en las que no sólo habrá que conducir a toda velocidad, sino cumplir una serie de objetivos que muchas veces tendrán que ver con nuestras habilidades como piloto y lo bien que podemos hacer chocar nuestro coche contra otros.
Wreckless básicamente consiste en eso, con la introducción en esta versión de un lanzacohetes para el coche y una especie de tiempo bala para conseguir la máxima precisión durante un tiempo limitado.
Echando un vistazo general al modo principal del juego, Wreckless está dividido en dos "historias" alternativas, una protagonizada por una pareja de mujeres policía que se dedicarán a luchar contra la mafia, y otra por una pareja de infiltrados en la susodicha mafia, con métodos bastante cuestionables. Cada parte consta de 10 misiones, estando algunas relacionadas entre sí, como la primera, el ejemplo más típico: Como policías tendremos que destruir un camión de la Yakuza, y como infiltrados tendremos que robar su contenido. En las misiones, aparte de tener un objetivo principal, tendremos uno secundario que de conseguirlo nos dará acceso a una de las 10 misiones de bonus, que a su vez nos obsequiarán con alguno de los coches bonus que se han incluido en esta nueva versión, e incluso a veinte trucos diferentes que podremos activar o desactivar a nuestro antojo una vez los hayamos desbloqueado. Otra novedad interesante son los tres niveles de dificultad para cada misión (que se irán bloqueando progresivamente), que consisten en situaciones de mayor tráfico y en enemigos más duros de pelar. En este sentido, las novedades son muchas y de agradecer, y contribuyen a duplicar la duración del juego original de Xbox.
Otra novedad importante que tampoco fue implementada en el original es el modo para dos jugadores que presenta esta versión, con la peculiaridad de que no habrá split-screen, sino que veremos a los dos coches en la misma "ventana". Esto puede parecer un poco difícil de imaginar, pero una vez en el juego funciona bastante bien, por la sencilla razón de que los siete minijuegos para dos jugadores se basan en el santo principio de la persecución. Por ejemplo, un modo de juego es el "Survival", en el que un coche tiene que perseguir a otro y chocar con él en menos de un minuto. Otro es el "Bomb Tag", una especie de "tu la llevas" pero con una bomba que estallará en un minuto como aliciente. Uno de ellos, muy original, introduce a los dos jugadores en una especie de homenaje a la película Speed y al Blast Corps de Rare, y la misión será "limpiar" el camino de un autobús que nunca debe bajar su velocidad, para lo cual habrá que conocerse la ciudad de Hong Kong como la palma de la mano.
Echándole un vistazo a la jugabilidad, aunque no lo aparente, el juego es bastante diferente a la versión original para tratarse de una conversión. Aparte de los ya mencionados lanzamisiles (que no hacen demasiado efecto y se quedan sin munición muy pronto, todo hay que decirlo) y la inyección de adrenalina, la velocidad del juego ha disminuido considerablemente, y el control de los coches se ha cambiado, otorgándoles una maniobrabilidad todavía más exagerada, y un comportamiento completamente irreal que al principio nos confundirá pero que puede llegar a dominarse. Las misiones siguen siendo una mezcla de conducción a toda velocidad y sorteando todo tipo de obstáculos, destrucción indiscriminada de propiedad pública y ciertas dosis de habilidad en algunas misiones en las que se incluyen toques "plataformeros", teniendo que hacer saltos con el coche para pasar de un sitio a otro (la misión del túnel, por ejemplo).
Gráficamente no tiene mucho que hacer frente a la versión Xbox, como ya comenté al principio, aunque sí es cierto que mirándolo desde un "punto de vista PlayStation 2" no está nada mal, con un buen modelado de los coches y una gran cantidad de objetos en movimiento, aparte de algún que otro efecto gráfico como las reflexiones. El mayor defecto en este nada malo apartado gráfico son los slowdowns, que aparecen con bastante frecuencia y que son bastante molestos ya que le roban al juego esa sensación de caos y velocidad que pretende dar. Por lo demás, repetir que aunque comparados con la versión Xbox puedan parecer malos, en comparación con los otros juegos de coches de PS2 no lo son tanto. En cuanto al sonido, Wreckless sigue haciendo gala de un buen sonido FX, destacando la variedad de sonidos de choques con todo tipo de objetos, y de una pegadiza banda sonora de música electrónica.
Como conclusión, Wreckless: The Yakuza Missions para PlayStation 2 es un decente arcade de conducción, mejorable en algunos aspectos como el apartado gráfico y en la jugabilidad, que se ve afectada por los bajones y por una dinámica divertida pero no demasiado variada. Las nuevas misiones y los extras como el modo para dos jugadores alargan considerablemente la vida de este juego. Siempre nos quedará la duda de cómo habría resultado Wreckless para Xbox de haber contado con las atractivas novedades que las conversiones a PS2 y GCN incluyen, sumado al espectáculo gráfico que aún ahora sigue suponiendo.