Análisis de State of Emergency 2 (PS2, Xbox)

El primer State of Emergency fue un juego muy popular en su día. Salió tan solo unos meses después del fenómeno Grand Theft Auto 3, procedente de su mismo sello, y por si eso no fuese poco, su temática de violencia gratuita homenajeaba, o al menos así parecía por las imágenes, a unas protestas antiglobalización que habían tenido lugar años atrás en la ciudad de San Francisco. Aunque el juego fue un rápido éxito de ventas, las críticas no fueron tan entusiastas, especialmente las que llegaron más tarde. Era un juego divertido, y nos introducía en un ambiente de caos constante con decenas de personas perdiendo el control moviéndose con fluidez gracias a un buen motor gráfico, pero a fin de cuentas la fórmula acababa agotándose tras unas horas y se llegaba a hacer un tanto repetitivo.

Su compañía creadora, Vis Entertainment, pronto se puso manos a la obra con la segunda parte, pero terminarla ha sido todo un calvario. Tras varios parones y quiebras de sus desarrollares, el juego ha llegado con unos dos años y medio de retraso, que se notan fácilmente en su aspecto gráfico y en su jugabilidad. State of Emergency 2 ofrece situaciones de caos total, como la primera parte, pero mucho más lineales, y muchas de sus facetas como juego de acción se encuentran no solo desfasadas frente a los cánones actuales sino también frente a los que juzgaron a la primera parte.

State of Emergency 2 tiene poco que ver con la primera parte a nivel jugable, aunque continúa la épica historia del grupo antisistema Freedom contra la malvada Corporación, que domina a la población introduciendo substancias en la comida rápida. Tras una fuga in extremis de una ejecución, nuestra banda tendrá que volver a poner a la Corporación y a su potente estructura de poder contra las cuerdas. Sin embargo, la forma de hacerlo ya no será a lo "yo contra el barrio" masivo, como en la primera parte. SOE2 es un juego de acción en tercera persona bastante simple, lo cual es un giro radical, y decepcionante, con respecto a la primera entrega.

Sin embargo, cuando tenían la oportunidad de mezclar las dinámicas "de toda la vida" de la acción en tercera persona con algunos de los elementos del primer juego, el equipo ha decidido seguir únicamente la primera opción sin introducir ningún elemento que haga a esta segunda parte única en sentido alguno, salvo alguna que otra trifulca en medio de los niveles. En algunas misiones podremos llevar compañeros que seguirán nuestras órdenes, pero su inteligencia artificial es poco más que chistosa. En otras podremos cambiar entre varios personajes, pero estos cambios no acaban de tener demasiado sentido, ya que las diferencias entre las habilidades de los personajes son escasas, y la necesidad de cambiar a uno o a otro parece a veces forzada.

Además, la acción en sí, en su aspecto más básico, resulta tremendamente desagradable. El control del juego es el de un juego en primera persona, moviendo al jugador con el stick analógico izquierdo y el punto de mira, y su orientación, con el derecho. Sin embargo, el juego no exige demasiada precisión a la hora de apuntar, y esto es de agradecer, porque el control del juego es tremendamente impreciso. A veces tendremos que ocultarnos de una torreta automática, pero tendremos que estar cerca de la esquina para poder asomarnos, y esto puede ser tremendamente complicado con el impreciso control del juego, ya que a veces nos desplazaremos de más o de menos.

Además de las imprecisiones del control, está el problema de la generación aleatoria de enemigos, y el comportamiento de éstos. Los enemigos se generan a veces espontáneamente, lo cual a veces es demasiado, y además no tienen ningún tipo de interés por conservar sus vidas aunque, eso sí, disparan bien, demasiado bien quizás. La inteligencia artificial es escasa, sin que se escondan o intenten rodearnos, y el aspecto de sigilo en el juego está teóricamente presente, pero no hay ataques sigilosos –salvo con pistola silenciada hacia la cabeza-, y además los enemigos nos descubrirán a veces "porque sí", sin motivo alguno.

Otro punto que hace a State of Emergency 2 un juego de acción terriblemente mediocre es el diseño de los niveles, generalmente demasiado lineal, irreal e incluso frustrante. A veces habrá puntos de control demasiado pegados, otras veces demasiado lejanos; habrá partes terriblemente difíciles intercaladas con caminos de rosas y, sobre todo, se echa en falta algo más de interacción con el escenario, o de variedad de formas de solucionar una situación, lo cual hace que el juego se vuelva repetitivo rápidamente. Es cierto que a veces hay situaciones interesantes y variadas, como cuando tiene lugar alguna revuelta en un nivel, o las partes en las que controlamos un vehículo, pero en general el juego acaba cansando.

Aparte de esto, el juego cuenta con una historia que nos va narrando la lucha de Freedom contra la Corporación, al contrario de la historia un tanto parca de la primera parte, pero las cinemáticas no son muy llamativas, ni la historia está especialmente elaborada ni se aleja de los clásicos tópicos. El juego cuenta además con un modo multijugador a pantalla partida para hasta cuatro jugadores, que no tiene demasiado interés al haber otros juegos mucho más completos en este apartado, y además online.

A nivel gráfico State of Emergency 2 está bastante desfasado. Aunque el juego se mueve con fluidez, los escenarios no tienen demasiado detalle, ni son muy complejos a nivel poligonal. Los modelados de los personajes están bien, pero los enemigos y otros elementos de los niveles resultan muy repetitivos y faltos de detalle. En cuanto al sonido, cuentan con una banda sonora bastante estándar, y unos efectos de sonido efectistas aunque no demasiado variados. Finalmente, el doblaje es en inglés, con subtítulos en castellano, y resulta bastante chusco.

En conclusión, State of Emergency 2 es un juego de acción bastante mediocre. Puede entretener durante unas horas, pero no es una secuela que satisfará a los aficionados a la primera parte, ni tampoco atraerá a mucho público adicional. Los cambios de desarrollador y de editor han acabado pasando factura a un proyecto que hoy en día resulta desfasado, no solo a nivel gráfico, sino también en lo jugable, donde no ofrece ninguna característica original, ni "lo de siempre" especialmente refinado. Solo para alquilar.