Análisis de Scarface: The World is Yours (PS2)

Aunque no tan conocida en nuestro país, la película El Precio del Poder, o Scarface, su título original, es una de las grandes películas de culto de los países anglosajones. Considerando el estatus del filme de Brian de Palma y el éxito de la saga Grand Theft Auto, era cuestión de tiempo que un gran editor se hiciese con la licencia de la película y lanzase un juego "a lo GTA" basado en la historia de drogas y violencia de Tony Montana en la Miami de los años 80. Vice City, de hecho, homenajeaba en muchos aspectos a esta película, y el videojuego, como es de esperar, toma muchos elementos de la saga GTA y sus varios clones, pues la temática y la jugabilidad encajan como anillo al dedo.

Desarrollado por Radical Entertainment, creadores de Los Simpsons Hit & Run, este Scarface: The World is Yours no está exactamente basado en la película, sino que continúa los eventos de ésta, cambiando el final. No desvelaremos éste por si alguien no ha visto la película, pero en el juego tendremos que reconstruir desde cero el imperio de tráfico de drogas creado por Tony Montana (al que Al Pacino vuelve a prestar físico y voz en el juego), realizando todo tipo de misiones en Miami, para así poder hacer frente a Sosa, el colombiano responsable de la caída en desgracia del carismático, y muy macho, inmigrante cubano.

El juego comienza con Tony huyendo de la mansión, que está siendo asaltada por los hombres de Sosa, en un nivel en el que nos familiarizaremos con rapidez con el sistema de combate del juego, del que hablaremos con detalle más adelante. En esta introducción tenemos que hacer frente a decenas de enemigos, armados con nuestro "pequeña amiga" la ametralladora con lanzagranadas, y familiarizándonos con uno de los conceptos más divertidos del juego: las bolas (en el sentido de pelotas, huevos, etc…). Como se puede ver en la película, Tony es un tío muy duro y muy macho, que no se corta ni un pelo, y capaz de asomar la cabeza para insultar y provocar cuando le están disparando. En los tiroteos comprobaremos cómo cuanto más bestias seamos, y más retemos el peligro, mayor recompensa nos dará el juego, incluso pudiendo activar un estado de furia que permitirá a Tony ser una máquina de matar.

Tras huir de la mansión, y pasado un período de tres meses, Tony vuelve a Miami de nuevo, para comprobar cómo su imperio ha sido completamente borrado del mapa y ahora sus pedazos se los han repartido otros imperios del crimen, incluyendo el de su antiguo socio y ahora archienemigo, Sosa. Empezando desde cero, sin su suntuosa mansión, sus animales y objetos exóticos, sus toneladas de cocaína, sus millones de dólares ni su terrible reputación, Tony tendrá que reconstruir su imperio.

Para lograrlo, tendrá que conquistar poco a poco cada barrio de la ciudad, acabando con las bandas rivales, negociando con drogas y haciéndose con establecimientos para que sean tapaderas de su negocio. Las tres cosas tienen su propio mecanismo, todo ello integrado en un sistema de juego de libre movimiento similar al de otros juegos GTA: tenemos la ciudad a nuestra disposición, llena de coches que robar y de gente a la que accidentalmente atropellar con ellos. Hay que incidir aquí en dos puntos importantes; el primero, que se ha integrado un sistema como de GPS en la conducción, que nos indica con flechas hacia donde tenemos ir, lo que evita el engorro de tener que mirar el mini mapa o el mapa grande para planificar los grandes trayectos.

El segundo, y más importante, es que la ciudad de Miami está llena de gente, pero ésta es mucho más reactiva que en GTA: Vice City, por poner un ejemplo fácil para una analogía. Con la gente de Miami podremos mantener conversaciones que, aunque innecesarias para el desarrollo del juego (se irá incrementando un contador de conversaciones), son bastante divertidas dentro de lo que es la personalidad exagerada y ultra-masculina de Tony Montana, especialmente cuando de hablar con mujeres se trata.

Como decíamos, el juego se centra especialmente en tres facetas para hacernos con cada uno de los barrios. Las sedes de las bandas rivales deberemos asaltarlas, acabando con todos los enemigos. La parte de tráfico de drogas no es tan obligatoria, e implica hablar con camellos y negociar con ellos la venta de una cantidad de droga por un determinado dinero. El resultado de la negociación dependerá de nuestra habilidad en un sencillo minijuego consistente en llenar una barra de energía manteniendo pulsado un botón, teniendo cuidado de no pasarnos de la raya y que la negociación fracase. También tendremos que defender a los camellos de atacantes, y establecer conexiones con ellos para que se integren en nuestro negocio, e incluso luego realizar misiones de distribución por nuestras diferentes tapaderas.

Conseguir dinero no es tan sencillo como parece. El dinero que obtengamos de la venta de droga tendremos que blanquearlo más adelante, acudiendo a un banco y pagando una cantidad para que nos lo blanquee y nos lo guarde. Como en otras muchas escenas del juego, para lograrlo tendremos que pasar por el minijuego de la barra de medición; cuanto más nos acerquemos a que esté llena, menos comisión se llevará el banco. Estos medidores están virtualmente por todas partes del juego y en muchas de sus situaciones, se usan no solo para negociar, también para intimidar, e incluso para librarnos de la policía. Aprender a usarlas bien es vital, y la integración de este sistema le da algo más de sentido al juego: en vez de tener que pulsar únicamente un botón, hay cierta recompensa por nuestra habilidad. Un porcentaje de la negociación también dependerá de la relación con Tony tanto con la policía como con las otras bandas; como puede verse, el juego es sencillo de jugar pero hay muchos factores que influyen en las labores de cada día. La gestión de un emergente imperio de tráfico de drogas no es sencilla.

Por último, la parte de hacernos con los negocios no es tan sencilla como simplemente comprárselos a los dueños, o matarlos. Tendremos que cumplir ciertas misiones para lograr que nos vendan el local, algunas de ellas con más sentido que otras, y todas ellas del estilo visto en los juegos de GTA, combinando tiroteos con conducción, y diversos objetivos por toda la ciudad. Además de esto, naturalmente, habrá misiones que harán avanzar la historia del juego, en la que Tony, y su marcado carácter, es el absoluto protagonista. Para realizar ciertas misiones tendremos que tener un mínimo de nivel de reputación, que conseguiremos realizando misiones secundarias como las ya mencionadas anteriormente, y adquiriendo objetos exóticos para decorar nuestra mansión; este último aspecto es un poco "Los Sims", permitiéndonos ubicar diferentes objetos en las diferentes estancias del cuartel general de nuestro imperio.

Otro aspecto interesante que lo aleja del clon estandar, aparte de su ya citado "toque estratégico", es la forma de lidiar con la policía. En primer lugar, en el juego no podremos disparar contra inocentes, siguiendo la estricta ética de Tony Montana. Pero al atropellar gente y meternos en líos, un medidor de persecución policial se irá llenando, y una vez esté repleto aparecerá la policía. Cuando llegue, si guardamos las apariencias, podremos negociar con ellos, pero si fracasamos solo nos quedará la opción de huir, para la que tendremos un tiempo límite; si lo agotamos, tal y como nos dice el propio juego, "estamos jodidos", y las balas comenzarán a impactar en Tony, con una muerte inevitable en los próximos segundos.

Aparte del diseño del juego en general, que combina las misiones (algunas de ellas bastante mejorables) con la gestión del imperio de la droga, Scarface tiene un sistema de combate bastante curioso. El sistema de disparos es similar al de los últimos juegos de acción en tercera persona, permitiéndonos enfocar a un enemigo y tener cierta libertad para apuntar con precisión moviendo con el stick analógico el punto de mira de forma relativa al enemigo enfocado, lo que nos permite hacer disparos especiales como desmembramientos o disparos a la cabeza o a la entrepierna. Esto, y jurar en arameo en medio de un tiroteo (hay un botón para ello), va subiendo un medidor de "bolas" que, una vez repleto, nos permitirá entrar en el modo de furia. En este estado pasaremos a la visión en primera persona y nos moveremos más rápido, haciendo punto de mira automático en todos los enemigos, mientras la visión se torna rojiza. Una vez terminado este estado nuestra salud se recuperará completamente.

A nivel gráfico Scarface no resulta llamativo, pero sí competente, con un motor gráfico que en ocasiones se ralentiza pero que generalmente mueve bien los entornos –pese a que el primer nivel, un tanto simplón, puede engañar-. La Miami de los años 80 y sus alrededores está bien recreado, no con un estilo de homenaje kitsch, como en Vice City, sino de forma más realista, aunque conservando el estilo de las edificaciones y la vestimenta. Las caras están bastante bien hechas, especialmente la de Montana (Al Pacino), así como la animación y el nivel de detalle en general. Es un apartado correcto, lejos de lo visto en otros juegos de PS2, pero sin fallos graves.

El apartado sonoro llama mucho la atención. El juego no ha sido doblado al castellano, únicamente subtitulado, y los diálogos cuentan con un exagerado número de palabrotas, tanto en inglés como en español cubano; es muy común que en una misma frase abunden palabras como "fuck", "coño", "culo", creando un estilo muy peculiar. Tony está doblado por Al Pacino, que vuelve a poner ese extraño acento hispano, y la ambientación en general es muy buena. La banda sonora incluye tanto temas de la película como canciones de los años 80, siendo también uno de los puntos más fuertes del juego.

Scarface es un buen juego de acción que, tomando numerosos elementos de Grand Theft Auto 3 y los variados clones que ha tenido durante los últimos años, logra introducir ciertas características diferenciales. El sistema de disparos, con el medidor de rabia y el subapuntado, está francamente bien, mientras que el diseño del juego en general nos exige más cosas que cumplir las misiones, obligándonos a gestionar nuestro imperio de la droga de diferentes formas si queremos progresar. El punto flojo está en las misiones, algunas de ellas no son tan variadas y divertidas como nos hubiese gustado. Aún así se trata de un buen juego, especialmente recomendado para los amantes de la película y los aficionados a GTA.