Análisis de Los Caballeros del Zodiaco: Hades (PS2)
Ya ha pasado su tiempo desde que Dimps desarrollara y lanzara Los Caballeros del Zodiaco: El Santuario, un juego imprescindible para fans de la mítica serie gracias a su fidelidad y la enorme cantidad de detalles de los que hacía gala, pero bastante incumplidor como juego de lucha, género en el que entraba a duras penas.
Nadie daba un céntimo por el lanzamiento de una segunda parte a pesar del renacimiento de la serie, sin embargo, Dimps y BANDAI atacan con una nueva entrega que, lejos de continuar la serie en su ritmo natural y basarse en las sagas de Asgard o Poseidón, narra las aventuras de los cinco jóvenes caballeros de Bronce en la última de las batallas, la que les enfrenta junto a los caballeros de Oro a los temibles espectros, siervos del dios Hades.
Esto lo convierte de entrada en un juego recomendado casi exclusivamente a los conocedores de la serie, ya que hay determinados detalles que, de no conocerlos, harán que el jugador se desoriente intentando comprenderlos.
Mas allá de esto y entrando por fin en materia, Saint Seiya: Hades se presenta como un juego más completo que su antecesor. En primer lugar, ya en el menú nos encontramos con 7 modos de juego, 4 de ellos seleccionables desde el principio, que son Hades (Historia), Batalla de 1000 días (Versus), Vacaciones Zodiaco (Galería), y Opciones; mientras que el resto los desbloquearemos progresivamente. Como detalle, Saint Seiya: Hades cuenta también con un vídeo prerrenderizado en 3D, a modo de presentación, pero en lugar de seguir fielmente alguna de las dos aperturas de esta etapa de la serie, Chikyugi o Megami no Senshi, es una secuencia de creación propia que no desmerece la calidad habitual de los clásicos openings de la serie. El juego también cuenta con secuencias animadas que narran el desarrollo de la historia, pero éstas son muy escasas en comparación a las de la entrega del Santuario. Y aunque destilan una calidad de animación ligeramente superior, el resto del desarrollo, con todos los diálogos, se resolverá de dos formas diferentes: mediante secuencias de diálogo tipo RPG, con los personajes mostrados estáticamente en el escenario; o con ilustraciones en alta resolución mientras el clásico narrador de la serie nos cuenta a grandes rasgos lo sucedido.
En el terreno de la animación, Saint Seiya: Hades es claramente superior a Los Caballeros del Zodiaco: El Santuario. Esto es notable desde el mismísimo primer combate: las animaciones robóticas prácticamente han desaparecido, dando paso a movimientos naturales, rápidos y dinámicos que embellecen y añaden espectacularidad a los combates. Por supuesto, la fidelidad se mantiene alcanzando su máxima expresión en las ya clásicas secuencias de animación de los combates especiales, extraídas y convertidas al motor del juego desde sus ejecuciones más espectaculares.
A la hora de hablar de la música nos encontramos con que Dimps ha hecho un esfuerzo más que notable componiendo nuevos temas y dándoles una instrumentalización más digna de la que goza el primer capítulo. Sin embargo, dicho esfuerzo está incompleto y junto a las nuevas músicas, de una calidad incuestionable, conviven las antiguas composiciones con su instrumentalización MIDI y su composición "quiero y no puedo", que no llegaba ni de lejos al nivel de una de las mejores bandas sonoras del panorama de la animación japonesa. Esto provoca una sensación extraña en el jugador y llega a resultar frustrante ya que lo más seguro es que en aquellos modos en los que puedas elegir escenario acabes limitándote sólo a aquellos que gozan de una gran banda sonora en detrimento de los demás.
Uno de los elementos que marcan más profundamente la diferencia entre esta entrega y la anterior es el tipo de combate, que pasa de ser un pseudo Tekken (marcando las distancias, por supuesto) a incorporar una jugabilidad que da prioridad al movimiento libre por grandes escenarios y otorgándole una mayor importancia a los ataques a larga distancia, lo que invita a trazar estrategias en lugar de pegarse al adversario y ejecutar el mismo combo una y otra vez. Si bien es cierto que el mano a mano sigue estando presente y sigue siendo, a fin de cuentas, el núcleo de la batalla, el juego está más enfocado a las escaramuzas rápidas que al intercambio continuo de golpes. De este modo es posible diferenciar aún más la diversidad de estrategias entre jugadores.
Y hablando de combos, la libertad es muy superior al de El Santuario, la variedad de ataques normales y especiales, así como la existencia de un golpe elevador cuyo comando de ejecución varía según el personaje, permiten elevar el contador a números bastante altos sin necesidad de hacer uso de los fallos del juego, aunque por supuesto la víctima puede seguir librándose de los combos haciendo explotar su cosmos, quitándose al agresor de encima.
Siguiendo con las mejoras, la ejecución de los ataques especiales ha cambiado. Ahora no basta con combinar el triángulo con una de las direcciones del pad o martillearlo como un loco, sino que se ejecutan al más puro estilo de los versus más clásicos, con comandos de media luna o cuarto de vuelta, aunque son comandos estándar. Esto añade más frenetismo por parte del jugador y da un feeling más clásico a la ejecución de combos. Tampoco se libran de los cambios los súper especiales que, en lugar de obligarnos a mantener pulsado el triángulo y rellenar una barra, se ejecutan pulsando el cuadrado, la cruz o el círculo junto al botón L1, según el movimiento a realizar y la cantidad de cosmos acumulado, estando destinado el triangulo a la ejecución de una especie de Dragon Rush que nos introduce en una secuencia de Piedra Papel Tijera exactamente igual que en los Budokai.
También el estado Séptimo Sentido ha cambiado por completo. Ya no es necesario acumular daño y combos para activarlo, basta con rellenar el cosmos hasta el nivel máximo y pulsar a la vez círculo y triángulo para entrar temporalmente en este estado en el que nuestra fuerza y velocidad aumentan y tenemos la oportunidad de usar especiales infinitos, al más puro estilo King of Fighters o Street Fighter Alpha.
En cuanto a variedad de personajes, afortunadamente y salvo excepciones, cada personaje cuenta con su propio repertorio, aunque cabe destacar que cada caballero de bronce se nos presenta con tres aspectos diferentes existiendo sólo la diferencia de un ataque especial, lo cual limita un poco más de los necesario el plantel de personajes.
No obstante, insistimos, es una compra a considerar no sólo por cualquier fan, sino también por cualquiera que disfrute de las luchas frenéticas. No es el mejor juego de PS2, pero sí resulta ser un título divertido que se disfruta notablemente.