Análisis de Chaos Legion (PS2)

Dejando de lado los cinco nuevos juegos que Capcom destinó en su día exclusivamente para GameCube (que actualmente ya solo son cuatro, puesto que Dead Phoenix está cancelado, y "solo" tres de estos cuatro son realmente originales), Chaos Legion era uno de los juegos más prometedores de la legendaria compañía para PlayStation 2, consola que parecía reservada para el aprovechamiento de las sagas (Onimusha, Devil May Cry), y no demasiado destinada a las nuevas ideas. En este contexto, un juego aparentemente tan espectacular como Chaos Legion resultaba todo un soplo de aire fresco, puesto que prometía ser una aventura por todo lo alto, con toques de RPG, unos gráficos de infarto y miles de posibilidades. Pero no todo sale como uno quiere en la vida, y, lejos de eso, el nuevo juego de Capcom, que acaba de aterrizar en nuestro país, se desenvuelve como un beat’em up simple, monótono y en ocasiones frustrante.

Con claras influencias de Devil May Cry, este Chaos Legion se alza como un beat’em up de pura cepa, en el que el objetivo de los niveles es aporrear los botones (mayoritariamente uno de solo) hasta que no quede ningún enemigo en pie. Se estructura mediante pantallas o salas, que no permiten el acceso a la siguiente hasta haber limpiado literalmente toda la zona, hecho que, si bien no presenta mayores dificultades en su esencia, resultará complicado en ciertas partes donde nos veremos acosados por decenas de monstruos de todo tipo sin tregua alguna. Y, cómo no, tras algunos niveles, nos mediremos al jefe final, como siempre el más grandote y temible de todos. Sin embargo, pese a parecer solo un beat’em up, hay un punto que juega a su favor y que es uno de los que prometían que el resultado final fuera más satisfactorio: la inclusión de elementos RPG.

Finalmente este aspecto se ha reducido a la posibilidad de controlar a 7 legiones distintas, cada una de ellas con sus propias características y habilidades, pudiendo alternarlas durante los combates para vencer de manera más rápida a los enemigos. Por ejemplo, hay legiones especializadas en enemigos "robóticas", y otras en monstruos "de carne y hueso". Dichos grupos los iremos obteniendo a medida que vayamos avanzando durante el juego, y podremos mejorar sus posibilidades subiendo de nivel a lo largo de la acción. Aunque pueda resulta atractivo, dicha novedad le aporta un toque ínfimo de estrategia al juego, que de ningún modo logra hacerlo todo lo entretenido que debiera ser.

Entrando ya en el apartado argumental del juego, tampoco es que destaque especialmente por su original historia o presentación. Las FMV que nos presentan la historia, pese a ser de una factura técnica pasable, son cortas y no demasiado espectaculares. En cuanto a la trama en sí, asumimos el rol de Sieg, un caballero del sello oscuro, que debe recuperar la Dark Seal, una espada que ha sido robada por un anterior amigo, Victor Delacroix, que se ha pasado "al lado oscuro". Sin embargo, Delacroix no estará solo defendiendo su espada robada, sino que contará con un auténtico arsenal de monstruos y máquinas llegados de ninguna parte que nos pondrán las cosas bastante difíciles. Pese a esta historia, como ya hemos comentado anteriormente, Chaos Legion se limita a ser un juego de acción pura y dura, sin demasiada profundidad argumental, y con el único toque medianamente novedoso resultando la posibilidad de controlar las 7 legiones como ayuda defensiva y ofensiva, además de un segundo personaje jugable que poco o nada aportará a la historia, y que descubriremos una vez avanzados en el juego.

Técnicamente, el juego raya a un buen nivel. Cabe destacar ante todo la opción de selector de modo a 60hz que Capcom nos ofrece, todo un detalle puesto que, de no haber sido incluido, el aspecto gráfico se hubiera visto resentido por ello. Sin duda, los gráficos son el punto más meritorio del juego, seguramente porque se basan en el moto del magnífico Devil May Cry, presentando unos diseños de personajes (especialmente las tropas enemigas) bastante trabajado y unos escenarios que, si bien están algo vacíos, tienen un toque gótico que gustará a más de uno. En el apartado de animaciones, Sieg no dispone de un amplio elenco de combos, por lo que no son especialmente espectaculares ni variadas, y la cámara tampoco es que sea para tirar cohetes, aunque en este caso es libre (la podemos controlar con el stick derecho) y cumple con su cometido la mayoría de ocasiones. El problema reside en las situaciones en las que hay una ingente cantidad de enemigos, puesto que, pese a que el juego suele mantener el framerate (aunque sufre alguna ralentización de vez en cuando), muchos de ellos pueden obstaculizar nuestra vista con la cámara, resultando en ocasiones imposible determinar dónde está nuestro personaje. En momentos como éste (que sin duda le sucederán a todo el mundo), la mejor táctica es seguir como durante todo el juego: pulsar botones a diestro y siniestro, y esperar a que los enemigos caigan al suelo, muertos. Simple y efectivo, pero ¿suficiente?

Sin duda, no. El principal problema del que se resiente este Chaos Legion es la monotonía en la que el juego recae. Es cierto que los beat’em up puros y duros se basan en eso, en golpear a todo lo que aparezca sin preguntar, pero también es de cajón que viniendo de Capcom se espera una mínima calidad, ya sea argumentalmente o en cuanto al desarrollo; calidad de la que, indiscutiblemente, Chaos Legion carece. No hay nada que aporte una mínima variedad al desarrollo del juego, llegando en ocasiones a ser frustrantemente difícil, puesto que el juego se basa simplemente en atacar siempre y en hacer un uso lógico (no demasiado complicado) de las legiones que tenemos a nuestra disposición. Luego, bajo estas premisas tan simples, algo tiene que hacer al juego desafiante para todo tipo de jugadores. Esto se traduce únicamente en cada vez más enemigos a los que batir: cuanto más avanzado en el juego, más enemigos nos acosarán incansablemente. Así de simple.

Otro punto a comentar es la similitud entre el juego en cuestión y su mentor, Devil May Cry. Dicho parecido fluctúa desde el tipo de juego hasta el personaje principal y sus armas, pasando por el toque gótico que ambos juegos destilan, por no hablar ya del apartado gráfico. En resumen, podríamos decir que Chaos Legion es, dentro de la propia compañía, una mala copia de Devil May Cry, con los nombrados "alicientes" del toque RPG y la cámara libre.

En cuanto al sonido, es un apartado medio en el juego: ni destaca ni sobra, simplemente está, y cumple con su cometido. Mezclas entre melodías góticas orquestradas con algunas de más actuales, un doblaje más que discutible en inglés (con subtítulos en castellano), y unos efectos de sonido simplemente pasable. Seguramente a algunos les apasione la música del juego, pero lo cierto es que en general pasa bastante desapercibida; mención especial para la melodía del menú principal, una de las mejores del juego.

En definitiva, éste es un juego algo especial. Y es que, pese a que en el análisis del mismo nos hayamos centrado en sus puntos negativos, lógicamente también tiene cosas buenas, puesto que al provenir de Capcom algo debe ofrecer. Principalmente promete diversión sin pausa a todos aquellos amantes de, o bien Capcom, o bien los beat’em up puros y duros. Porque Chaos Legion ofrece poco más que esto, amenizado con los toques RPG que aligeran un poco la acción y un apartado gráfico notable, que destaca especialmente por la capacidad de presentar en pantalla decenas de modelados sin resentirse demasiado. Por lo demás, es un juego relativamente corto (13 niveles), y que a partir de los niveles 5 o 6 se torna altamente repetitivo, e incluso aburrido. Por tanto, Chaos Legion es de aquellos juegos destinados a ser alquilados, jugados un par de tardes, y poco más, puesto que los alicientes una vez completado el juego son nimios. Una pena, vamos; porque si algo hay que destacar es que el juego es de Capcom, y aunque hayamos de juzgar a los títulos solo en relación a su calidad, después de un juego como DMC (incluso obviando su floja secuela), no se puede tolerar que desarrolle un juego como Chaos Legion. Lo dicho, una pena.